Un nuevo rumbo para la UE

La semana pasada, Granada se convirtió en la capital de Europa. Bajo el marco de la presidencia española del Consejo de la Unión Europea, la ciudad andaluza acogió la tercera cumbre de la Comunidad Política Europea y la reunión informal del Consejo Europeo.


Sobre la base de los trabajos de sus dos reuniones anteriores, los dirigentes de la Comunidad Política Europea debatieron tres asuntos cruciales para lograr una Europa más resiliente, próspera y geoestratégica: la digitalización, la soberanía energética y el multilateralismo. Por otro lado, el Consejo Informal se centró en dos temas trascendentales para la agenda europea: el pacto de migración y asilo y la ampliación futura de la Unión Europea.


Después de una intensa reunión de dos días, podemos concluir que la Unión ha puesto la primera piedra para centrar los esfuerzos europeos en la ampliación y en su agenda estratégica, cuestiones imprescindibles para recuperar el liderazgo y la soberanía de la UE en el continente y a nivel mundial.

La presidencia española fijó como una de sus prioridades el desarrollo de políticas europeas que fortaleciesen la autonomía estratégica abierta de la Unión. Y eso ha hecho, impulsando políticas como la reforma del mercado eléctrico y la ley de materias primas críticas para lograr una economía más resiliente y competitiva. El liderazgo de España en cuanto al desarrollo de una agenda europea estratégica ha sido uno de los hitos a lo largo de la presidencia y su éxito ha sido constatado en la cumbre de la Comunidad Política Europea en Granada.


El Pacto Europeo de Migración y Asilo fue otra de las grandes cuestiones de la cumbre. Para España, cerrar este pacto supone un gran desafío, no solo porque nuestra presidencia es la última completa de esta legislatura europea, sino también porque es uno de los cinco países mediterráneos con más presión migratoria proveniente de África, junto a Italia, Chipre, Malta y Grecia. En ese sentido, se han conseguido avances significativos.


El pasado 4 de octubre, los ministros de interior llegaron a un acuerdo sobre el reglamento para situaciones de crisis, una norma para establecer mecanismos de solidaridad en situaciones de llegadas masivas de migrantes a algún país miembro. Teniendo en cuenta que el pacto llevaba bloqueado varios años en el Consejo, este acuerdo, impulsado por la presidencia española, ha sido el verdadero catalizador para poder alcanzar un acuerdo final sobre una política con opiniones muy discordantes entre los Estados miembros y el Parlamento Europeo, pero donde se van abriendo paso como vectores principales los principios de solidaridad y responsabilidad compartida.


Por otro lado, la cumbre de Granada también ha consolidado la unanimidad necesaria para renovar el compromiso de los veintisiete con la ampliación de las fronteras de la UE. El objetivo es una Unión Europea de 35 países y más de 500 millones de personas. Para ello, los Estados miembros deben mejorar el proceso interno de funcionamiento y toma de decisiones, mientras que los candidatos deberán seguir trabajando para cumplir los requisitos que les permitirán formar parte de la Unión. Este proceso potenciará nuestra posición en el mundo, porque la ampliación es una inversión geoestratégica en paz, seguridad, estabilidad y prosperidad.


La cumbre ha sido el punto de partida de las conversaciones sobre la Europa del futuro. Granada quedará vinculada para siempre a una voluntad política manifestada por todos los Estados Miembros de seguir avanzando y profundizando en un proyecto europeo cada vez más amplio y fuerte. Son las bases de un nuevo rumbo para la Unión Europea.


 


Artículo completo disponible en larioja.com

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