06
junio
2023
La calidad europea, lista para el siglo XXI

La nuez de Pedroso, las peras de Rincón de Soto, el queso camerano y, por supuesto, el vino de Rioja son solo algunos ejemplos de productos agrícolas de calidad de nuestra tierra protegidos por las normas europeas de indicaciones geográficas (IGs). Estas reglas, en activo desde la década de los 70 para el vino y desde los 90 para los productos agrarios y alimenticios, conforman uno de los grandes éxitos comunitarios. Esto se debe al valor añadido que han conseguido crear para los productos agrícolas, vinos y bebidas espirituosas. Así, han conseguido, por un lado, la buena reputación y valoración de los consumidores y, por el otro, mayores ingresos para los productores. De hecho, el valor de venta de un producto con una denominación protegida suele duplicar el de productos similares sin certificación. Además, las distintas leyes comunitarias para la protección y reconocimiento de las indicaciones geográficas y las denominaciones de origen han impulsado el crecimiento de las regiones y las comunidades rurales a las que estas se vinculan. Las IGs se han convertido en una herramienta importante de apoyo no solo a un sistema agroalimentario más competitivo, sino también a un desarrollo más sostenible e integrado de nuestras zonas rurales. Pero los tiempos cambian y los retos del mercado mundial exigen una puesta al día legislativa que garantice no solo la protección de estos productos, sino también su promoción, su adecuación a los nuevos tiempos y una mejor gestión administrativa. Con este propósito, la Comisión Europea presentó su propuesta legislativa a finales del año pasado con una visión clara sobre las indicaciones geográficas que compartimos en el Parlamento Europeo: los criterios de calidad y la estructura fundamental de los regímenes de IGs permanecen sin cambios porque lo que se pretende fortalecer es el esquema de calidad en sí mismo, facilitando que se adopte en el conjunto de la UE como un instrumento de propiedad intelectual. Por este motivo, el informe aprobado por el Parlamento Europeo esta semana mantiene el enfoque del Ejecutivo comunitario en lo principal, apostando por una única ley que funda los tres textos que rigen actualmente sobre productos de calidad en la Unión: el reglamento para productos agrícolas y alimenticios (2012), el reglamento para vinos (2013) y un último para bebidas espirituosas (2019). Todo ello sin menoscabo de las especificidades de los diferentes sectores. Además, apuesta por cuatro ejes de acción. Primero, otorga mayor responsabilidad a los consejos reguladores para que puedan actuar más y mejor en la defensa de sus productos, por ejemplo, frente a las prácticas de devaluación del nombre y para la promoción del turismo con IGs. Segundo, persigue una mayor protección en el mercado internacional y en el comercio digital. Tercero, simplifica y clarifica el papel de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), lo que limita la aprobación a nivel europeo de aquellos pliegos de condiciones que tengan repercusión en el mercado único, con todos los demás cambios tratados a nivel nacional. Cuarto y último, reconoce la sostenibilidad intrínseca de los productos en IGs al tiempo que faculta a los Consejos reguladores para que puedan desarrollar un informe de sostenibilidad que explique sus acciones en términos medioambientales, económicos, sociales y de respeto al bienestar animal. Algunas de las ventajas concretas de la propuesta de la Eurocámara incluyen el cierre automático de los dominios de internet que usan ilegalmente IGs, la protección de las indicaciones geográficas contenidas en alimentos procesados, la limitación de plazo de registro de las nuevas indicaciones a cinco meses y el aumento de derechos y apoyo financiero para las agrupaciones de productores reconocidas. De ellas podrán beneficiarse los productores de las más de 3.500 indicaciones geográficas protegidas hoy día en la UE (aproximadamente un 10% de las cuales son españolas). Teniendo en cuenta que las ventas de productos IGs suponen en torno a 75 mil millones de euros al año y que más de la mitad de ese valor corresponde a las ventas de vino, es evidente la importancia que reviste este nuevo reglamento y el impacto tan positivo que puede suponer para nuestro país y para nuestra comunidad. Por ello, es una excelente noticia que el Parlamento Europeo aprobara casi por unanimidad la propuesta de ley (603 a favor, 18 en contra y 8 abstenciones). Así será todavía más fácil negociar con los Estados miembros y la Comisión Europea el texto definitivo en los próximos meses. La Presidencia española del Consejo, que comienza el 1 de julio, dará al aldabazo definitivo a la nueva norma sobre indicaciones geográficas, que modernizará el actual sistema de excelencia para que siga funcionando con éxito dentro y fuera del mercado comunitario, físico y digital. Artículo disponible en www.larioja.com.

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06
mayo
2023
Un año más europeo

La Europa unida cumple 73 años. Un hito que tiene lugar en un momento crítico para nuestro continente, con la guerra de Ucrania en primer plano. La decisión de Putin de invadir este país vecino ha activado de nuevo el europeísmo. Por un lado, ha espoleado la unión comunitaria en defensa, trasladando el peso de la discusión de nuestras intervenciones en crisis extranjeras –hasta entonces bajo el paraguas de la OTAN– hacia un núcleo político que hemos denominado «autonomía estratégica» con el que, en palabras del Alto Representante, Josep Borrell, los europeos tomamos «las riendas de nuestro propio destino en un mundo cada vez más hostil». Por el otro, la guerra en Ucrania ha acelerado gradualmente y con éxito nuestra transición energética, comenzando por eliminar nuestra dependencia de combustibles fósiles rusos e incrementando las inversiones en renovables. Putin seguramente tampoco vio venir los diez paquetes de sanciones aprobados desde el año pasado, la activación por primera vez de la Directiva de protección temporal (de la que se han beneficiado ya más de cuatro millones de ucranianos desplazados a la UE), el firme apoyo militar de los Estados miembros y de la UE a Ucrania (que supera los 12 mil millones de euros) o los casi 40 mil millones que se han movilizado hasta ahora para ayudar económicamente al país. Aunque es bien conocido que Europa se crece ante las dificultades, sospecho que la asistencia prestada y el compromiso de la Unión han pillado a más de uno de sorpresa. La pandemia del covid-19 demuestra esta resiliencia comunitaria. El acuerdo histórico para crear los fondos europeos de recuperación cumple tres años en julio. España, el país a la cabeza en cumplimiento de su Plan de Recuperación y, por tanto, en recepción de los pagos, ha recibido ya el equivalente al 53% del total que nos corresponde en transferencias no reembolsables. Dicho de otra manera, más de 37 mil millones de euros percibidos gracias al esfuerzo ingente y al excelente trabajo del Gobierno de España. Además de las reformas comprometidas y en curso (como la reciente reforma de la Formación Profesional o la ley de pensiones), nuestro Gobierno moderniza el país de arriba a abajo con proyectos estratégicos como el PERTE del coche eléctrico o el PERTE del hidrógeno verde. Por ser precisos, en La Rioja se han invertido hasta el momento 327 millones de euros procedentes de Europa. Nuestra comunidad, de hecho, es la primera del país si medimos los fondos NextGeneration per cápita. Estos dos ejes, la guerra en Ucrania y la recuperación tras la pandemia, han acaparado muchos titulares este año. Otros avances legislativos no han recibido tanta atención mediática a pesar de su importancia y de estar, incluso, vinculados a los primeros. La reforma con la que lograr nuestra independencia energética y completar nuestra transición ecológica está en marcha. Así, por ejemplo, hemos acordado un objetivo vinculante del 42,5% de energías renovables en el consumo energético total de la UE para 2030, una partida extra de 20 mil millones de euros para la transición verde en el Plan para poner fin a la dependencia de la UE con respecto a los combustibles fósiles rusos y unos objetivos de ahorro y eficiencia energética para esta década más duros que los previamente establecidos (del 9% a 11,7%). Todo ello sin olvidar el límite fijado a los llamados «beneficios caídos del cielo» de las empresas energéticas (más de 140 mil millones para amortiguar el golpe de las facturas desorbitadas de energía del pasado invierno) ni la excepción ibérica, ese mecanismo extraordinario que España y Portugal consiguieron arrancar a Bruselas y con el que nos hemos ahorrado los consumidores nacionales más de cinco mil millones de euros desde junio del año pasado. El tope al gasha funcionado tan bien que hace muy poco el Ejecutivo comunitario autorizó su prórroga hasta el año que viene. Pero aún hay más. Aunque es bien conocido que Europa se crece ante las dificultades, sospecho que la asistencia prestada y el compromiso de la Unión han pillado a más de uno de sorpresa Todo el paquete legislativo por el clima –conocido como Fit for 55 («preparados para el 55% de reducción de emisiones para 2030»)– se presentó en 2021 y, en menos de dos años, hemos conseguido completar la tramitación de la mayoría de los once dosieres que lo conforman. Desde las normas para reducir las emisiones de coches y furgonetas (que fijan el fin de la venta de coches nuevos de combustión para 2035) hasta el Fondo Social para el Clima (que destinará a partir de 2026 el dinero recaudado del mercado de emisiones de carbono a ayudar a la población más vulnerable de la UE), pasando por el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (que incentivará a los países extracomunitarios a aumentar su ambición climática). Las instituciones europeas, con el impulso socialdemócrata, han trabajado sin descanso para proteger a los más vulnerables y a las clases medias europeas. En este sentido, los avances registrados en el último año en el pilar europeo de derechos sociales merecen también que los destaque aquí. Por lo que costó sacarla adelante (¡una década!), comienzo con la ley para exigir que las mujeres ocupen al menos el 40% de los sillones de los consejos de empresas que coticen en Bolsa para 2026. Sigo con la Garantía Infantil Europea, para la que hemos reivindicado los eurodiputados un presupuesto específico y un seguimiento de cerca que garantice su aplicación. Continúo con la ley sobre salarios mínimos adecuados, una ley adoptada con la abstención del Partido Popular que garantiza un nivel de vida digno para los trabajadores de la Unión al tiempo que refuerza la negociación colectiva. Y finalizo con una 'ley rider' a escala comunitaria, que conseguimos sacar adelante en diciembre a pesar de la fuerte oposición de los conservadores europeos (PP y Ciudadanos, de hecho, votaron en contra de reforzar los derechos de las personas trabajadoras de las plataformas digitales). Podría seguir este artículo enumerando muchas más acciones de la UE. Pero es tanto lo que hemos logrado juntos y tanto lo que tenemos por delante (empezando con la reforma del mercado eléctrico europeo, impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez) que concluyo con lo evidente: la Unión Europea es un experimento de paz y prosperidad único en el mundo. Un proyecto en construcción que funciona y que debemos seguir perfeccionando. Feliz Día de Europa. Artículo disponible en www.larioja.com

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28
abril
2023
Doñana, víctima de una burda maniobra electoralista

Repetir que Doñana es una joya de la biodiversidad, un mosaico de ecosistemas con importantes implicaciones medioambientales y ramificaciones más allá de la Península Ibérica, es una perogrullada. Sin embargo, estos días parece necesario recordarlo ante el alud de despropósitos y falsedades que circulan, cortesía del Partido Popular. Así que hablemos claro para resolver las dudas. Primero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de Doñana? En este punto de nuestra geografía convergen dos niveles distintos de protección: el Parque Nacional de Doñana, con la máxima protección y reconocimiento regional, nacional, europeo e internacional, y el parque natural de Doñana, ampliación del primero a las zonas limítrofes por su alto valor biológico y ecológico. El quid de la cuestión reside en entender que ambos, que toda la comarca, comparten un mismo acuífero (Almonte-Marismas del Guadalquivir) de 2.400 kilómetros cuadrados. Segundo, ¿quién manda en Doñana? La respuesta corta es que las dos administraciones: la regional (competente en la ordenación del territorio y políticas agrícolas) y la nacional (responsable de las políticas de agua y las concesiones para el riego). La respuesta larga incluye a las autoridades comunitarias, encargadas de velar por el buen cumplimiento de la legislación europea que, en lo que nos concierne, se refiere a dos figuras de derecho: la Red Natura 2000 (a la que pertenece Doñana y que obliga a España a proteger el Parque Nacional) y la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de la UE de 2021 que condenó a España, precisamente, por no impedir el robo de agua. Tercero, ¿qué quieren hacer Partido Popular y VOX? Recalificar el suelo de alrededor de un millar de hectáreas para considerarlos de regadío y legalizar, así, a los que están operando a día de hoy con agua extraída irregularmente en el entorno de Doñana. Es decir, la norma permitirá a estos “nuevos” agricultores acudir a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica) para recibir las aguas superficiales que está previsto por el MITECO que lleguen a Doñana desde otra cuenca del oeste de Huelva. ¿Qué persigue el Partido Popular prometiendo agua que no existe y exponiéndonos a tanto riesgo? Pues he aquí la verdad más triste: un puñado de votos ¿Es este un disparate desde todos los puntos de vista? Rotundamente, sí. En términos medioambientales es un suicidio. El acuífero del que todo depende está por debajo del 30% de su capacidad. Y esa cuenca, a la que hipotéticamente accederían, ya sufre restricciones este año para sus propios regantes. Más aún, como ha dicho la Vicepresidenta Teresa Ribera, las inversiones en infraestructuras efectivamente previstas por el Gobierno para llevar aguas superficiales a Doñana desde la cuenca occidental tienen por objeto recuperar el parque, no regar las explotaciones agrícolas. Y, lejos de mejorar, las sequías prolongadas que vivimos actualmente tienen visos de ponerse mucho peor en el futuro inmediato a causa del cambio climático y la vulnerabilidad de nuestro país (cabe recordar que el 75% de nuestro territorio está en riesgo de desertificación). Otro pequeño detalle: tenemos la reserva hídrica en mínimos históricos. Hagan sus cuentas. Pero es que, en términos legales, tampoco hay manera de sostener esta locura. Por eso, de salir adelante, (1) el Gobierno de España ya ha anunciado que recurrirá la ley en el Tribunal Constitucional –recuerden el punto dos sobre competencias– (2), la Comisión ha advertido en múltiples ocasiones de que utilizará "todos los medios a su disposición" (léase aquí multas millonarias que terminaremos pagando todos los ciudadanos) para garantizar que España protege y recupera Doñana. Las últimas esta misma semana a través de su respuesta (fechada el 20 de abril) a una pregunta escrita que yo mismo realicé en mi calidad de eurodiputado junto al compañero socialista Javi López, así como de una carta del Comisario de Medioambiente al Gobierno de España. Y (3), la UNESCO ha anunciado una evaluación para septiembre en la que nos jugamos la retirada de la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Por último, en términos económicos, esta pretendida propuesta no soluciona nada, más bien lo contrario. Los agricultores de la zona se han dividido como consecuencia de una propuesta que, por un lado, recompensaría a quienes les han estado haciendo la competencia desleal durante años y, por otro lado, les obligaría a compartir un agua cada vez más escasa. El PP dice que 600 familias se verán beneficiadas gracias a ellos. Lo que no cuentan es a todos los que perjudicarán. Tampoco calculan el daño reputacional y el golpe tan tremendo que pueden llevarse las exportaciones agrícolas españolas en general y las de frutos rojos en particular (unos 1.500 millones de euros). Entonces, ¿qué persigue el Partido Popular prometiendo agua que no existe y exponiéndonos a tanto riesgo? Pues he aquí la verdad más triste: un puñado de votos. VOX asusta al Partido Popular, así que sus líderes a nivel regional y nacional están dispuestos a todo con tal de no ponerse de frente. Semejante maniobra electoralista los pone en evidencia y los retrata como lo que son: unos auténticos irresponsables. No confío en que corrijan su deriva, pero sí en nuestra capacidad conjunta para pararles los pies. Y, lo que es más importante, que todos, para salvar Doñana, el mayor y más importante humedal de Europa. Artículo disponible en www.infolibre.es.

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22
febrero
2023
Democracia europea frente al autoritarismo

Se cumple este viernes un año de la invasión ilegal y unilateral de Ucrania por de Rusia. Muchos creyeron imposible esta agresión en pleno siglo XXI porque este conflicto armado recupera fantasmas y delirios de grandeza de otros tiempos. Esta 'operación especial', como la denomina el Kremlin, en plena Europa desafía el orden mundial. Porque no debemos olvidar que lo que está en juego es mucho más que la integridad de Ucrania. La partida la juega toda Europa porque los anhelos expansionistas de Putin no se detienen en las orillas del Dniéper. Casi nadie pone esto en duda y menos en las cancillerías de nuestros socios nórdicos y del este, donde mantienen un vívido recuerdo de experiencias pasadas. Puede que sea por esto por lo que se ha logrado mantener una posición común. O porque hemos reforzado de manera extraordinaria la Unión en los últimos años desde la pandemia. O porque hemos aprendido la lección de Georgia en 2008 y Crimea en 2014. Seguramente por todo esto y por más los socios europeos han actuado con determinación y rapidez en apoyo de Kíev. Moscú cometió un grave error estratégico al desdeñar la unión política comunitaria. Creía que aplastaría a los ucranianos enseguida ante la inacción europea. Y en su lugar se ha encontrado con una resistencia feroz, un apoyo sólido y un entendimiento mutuo gracias al cual hemos sacado adelante todo un conjunto de medidas que no solo asestan golpes muy importantes a la economía rusa, sino que, además, sirven de impulso hacia la independencia energética con la que lograr la autonomía estratégica de la Unión. ¿Qué hemos hecho? Por un lado, hemos puesto en marcha nueve paquetes de sanciones contra Rusia (con el décimo en camino). Estas incluyen sanciones individuales contra Putin y otras entidades y altos cargos colaboradores en la guerra, la prohibición de las operaciones con el Banco Central de Rusia, el veto de acceso al sistema Swift para diversos bancos rusos, el embargo al carbón, el acero y el petróleo rusos, el compromiso y objetivo de desconexión de los Estados miembros del gas ruso, el cierre del espacio aéreo, los puertos y carreteras comunitarias al tránsito ruso, la suspensión de las licencias de radiodifusión de ciertos medios de desinformación (que no comunicación) rusos, etc. «Creía que aplastaría a los ucranianos ante la inacción europea. Y se ha encontrado con una resistencia feroz» En paralelo, la UE ha asistido económicamente a Ucrania a través de préstamos y subvenciones con 7.200 millones de euros en 2022. Recientemente, ha firmado un acuerdo para continuar esta asistencia económica con hasta 18.000 millones a lo largo de 2023. El Gobierno de España, por ejemplo, ha avalado más de 320 millones de euros para respaldar los programas de asistencia financiera y ha contribuido al fondo del Banco Mundial con otros 100 millones. También aprobamos una ley que permite la liberalización temporal del comercio y otras concesiones para determinados productos ucranianos. Movilizamos entre Bruselas y los Estados miembros 1.700 millones de euros en asistencia humanitaria y asignamos una ayuda de más de 535 millones de euros a través del Mecanismo de Protección Civil. Además, activamos por primera vez en nuestra historia común la Directiva de protección temporal que ha permitido que todos los refugiados ucranianos en territorio de la Unión puedan disfrutar de derechos como el de residencia, trabajo y atención médica. El Gobierno de España ha destacado por su solidaridad en este aspecto al ser uno de los socios más generoso en la interpretación de la directiva. Todo ello sin olvidar, por supuesto, el apoyo al ejército ucraniano. Entre 2022 y 2023 la UE movilizó 3.600 millones de euros en el marco del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz. Los Estados miembros también han optado por el envío de armamento a Ucrania, incluyendo la reciente entrega de tanques como parte de una estrategia de contención hacia Moscú. En este sentido, el Gobierno de España, de nuevo, se ha sumado con más de 238 millones de euros en ayuda militar en la que se incluye el envío de seis Leopards en una primera entrega. De esta forma, Pedro Sánchez mantiene a nuestro país en perfecta coordinación y sintonía con nuestros socios europeos y con los aliados, pues buena parte de estas medidas han sido negociadas en el marco de la OTAN para defender la democracia, el orden internacional y la labor de la diplomacia. Porque, naturalmente, la Unión Europea ha trabajado y trabaja a día de hoy en la vía diplomática, pero sin dudar nunca del apoyo que merece Ucrania como democracia europea frente al autoritarismo expansionista de la Rusia de Putin. Por eso, en el Parlamento Europeo acabamos de aprobar una resolución que reitera nuestra solidaridad inquebrantable con Ucrania al tiempo que pide al Alto Representante, Josep Borrell, que los servicios diplomáticos de la Comisión Europea y de los Estados miembros sigan trabajando en estrecha colaboración. Una posición que reflejaron a la perfección las palabras del propio Borrell: «No entiendo a los que dicen que, para negociar, primero hay que dejar de apoyar militarmente a Ucrania. Al contrario, hay que hacer las dos cosas a la vez». Se trata de defender la democracia europea frente al autoritarismo. Artículo disponible en www.larioja.com

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18
febrero
2023
Falsedades y mentiras en torno a la Ley de Restauración de la Naturaleza

Desde su publicación el 22 de junio, tras varios retrasos por parte de la Comisión Europea, la propuesta de reglamento para la restauración de la naturaleza está siendo objeto de diversos "ataques" mediante falsedades y mentiras por parte de los grupos conservadores en el Parlamento Europeo, de varios Estados miembros y de los sectores económicos que precisamente más se podrían beneficiar de unos ecosistemas restaurados y saludables. Una de las falsedades más reiterada es que este Reglamento tendrá un impacto negativo en la seguridad alimentaria. Además de falso, es inmoral hacer creer a los ciudadanos que la seguridad alimentaria depende sólo y exclusivamente de la forma en que producimos los alimentos o de cómo cuidamos nuestros ecosistemas. La seguridad alimentaria es una cuestión mucho más amplia, y que va más allá del ámbito de aplicación de este reglamento. Depende de cuestiones geopolíticas, de los precios y la inflación, de la dependencia exterior de insumos o del cambio climático, entre otros muchos factores. Además, este reglamento va a conseguir lo contrario: asegurar una producción sostenible a largo plazo en la UE. Lo que sería contraproducente para la seguridad alimentaria sería no adoptar este reglamento y no contar con ecosistemas saludables a largo plazo que puedan asegurar la producción alimentaria y otras muchas funciones y servicios de los ecosistemas. La UE cuenta además con una de las tasas de exportación de productos agrícolas más altas del mundo, así como con una de las tasas más altas de desperdicio alimentario, por lo que este argumento cae por su propio peso. Por otro lado, quienes se posicionan en contra, tienden también a confundir y mezclar conceptos y provisiones del reglamento de uso sostenible de pesticidas. El reglamento de restauración de la naturaleza no implica un aumento de las zonas protegidas, no recoge el concepto de zonas sensibles y no incluye ningún objetivo de reducción de pesticidas ni general ni centrado en zonas sensibles. Estos son los hechos. En el Parlamento Europeo, donde soy ponente de esta propuesta de Reglamento tan importante, acabamos de comenzar las negociaciones. Nos esperan meses de duro e intenso trabajo, con grupos y diputados que incluso han planteado en sus enmiendas rechazar directamente la propuesta.  Personalmente, creo que es un error rechazar una propuesta pensada para recuperar y restaurar aquellos ecosistemas que por su degradación no están cumpliendo con sus funciones, entre ellas la propia función productiva. Para poder abordar posibles desajustes y llegar a acuerdos comunes y a un terreno común, hay que sentarse a negociar. Los ciudadanos nos han elegido para buscar las mejores soluciones posibles. Nuestra legitimidad democrática como representantes de los europeos supone que debemos ejercer plenamente nuestras funciones, esto es, debatiendo, siendo constructivos y tratando de encontrar la mejor solución. Por todo ello, espero y confío en que estas falsas informaciones se superen y encontremos el acuerdo hacia el mejor texto posible. Los ciudadanos y la naturaleza nos esperan. Artículo disponible en www.blogs.publico.es

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21
diciembre
2022
Un acuerdo mundial en favor de la naturaleza

Desde el día 19 de diciembre, la biodiversidad de nuestro planeta, esa variedad de seres vivos que existen en nuestra tierra y océanos, ya cuenta con un marco global para su protección, restauración y uso sostenible. Después de más de dos años de retrasos por parte del país anfitrión, China, debido a la pandemia y a su estricta política de Covid cero, y tras el ofrecimiento de Canadá de acoger la COP15 del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), las 188 Partes presentes en Montreal (el 95% de las 196 Partes del CDB de la ONU), así como Estados Unidos en calidad de observador, aprobaron un acuerdo mundial a 2030 que tiene como objetivo primordial frenar y revertir la alarmante pérdida de especies y dirigir nuestras acciones hacia una relación sostenible con la naturaleza. Este acuerdo histórico y revolucionario por la naturaleza incluye cuatro metas a 2050 y 23 objetivos a 2030 para lograr alcanzar esas metas a 2050. Dos de los puntos más controvertidos durante las más de dos semanas que han durado las negociaciones finales han sido el objetivo de protección de al menos el 30% de las tierras y océanos de aquí a 2030 y la cuestión de la financiación. Sobre el objetivo de protección de al menos el 30% de las tierras y océanos, éste supone un salto cuantitativo importante, en relación a los actuales objetivos de protección del 17% y el 10% de las zonas terrestres y marinas del mundo, respectivamente. Pero la conservación per se no es suficiente en muchos casos, por lo que la restauración ocupa también un lugar destacado en el acuerdo. De esta forma, para 2030 se ha de haber completado o iniciado la restauración de al menos el 30% de los ecosistemas terrestres, marinos, costeros y de aguas continentales degradados. En relación a la financiación, el acuerdo prevé movilizar para 2030 al menos 200.000 millones de dólares anuales de fuentes nacionales e internacionales relacionadas con la biodiversidad, públicas y privadas, y aumentar los flujos financieros internacionales de los países desarrollados a los países en desarrollo, hasta al menos 20.000 millones de dólares al año para 2025, y hasta al menos 30.000 millones de dólares al año para 2030. Otros puntos destacados del acuerdo son la reducción en 500.000 millones de dólares anuales las subvenciones perjudiciales para el medioambiente, la prevención y control de las especies exóticas invasoras reduciendo los índices de introducción y establecimiento en al menos un 50% para 2030, el papel de los pueblos indígenas y de las comunidades rurales, que desempeñarán un papel clave en la implementación del marco global, y la reducción a la mitad de los desechos alimentarios, reduciendo significativamente el consumo excesivo y la generación de residuos. Las actividades económicas con un alto impacto en la biodiversidad y en los ecosistemas también ocupan un lugar central en el marco adoptado. En relación a la agricultura, por ejemplo, se ha acordado reducir a la mitad el exceso de nutrientes y el riesgo de los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos. A su vez, las grandes empresas y las instituciones financieras tendrán que controlar, evaluar e informar de forma transparente de sus riesgos, dependencia e impactos sobre la biodiversidad. Por otra parte, además del marco global por la biodiversidad, se han adoptado otros acuerdos relacionados con su aplicación, como la planificación, el seguimiento, la presentación de informes y su revisión; el desarrollo de capacidades por parte de los países en vías de desarrollo para que puedan cumplir las obligaciones; y la información de secuencias digitales sobre recursos genéticos, tema que ha sido muy controvertido durante las negociaciones. Afortunadamente, superadas todas las fricciones y tensiones de las negociaciones, el marco global para la biodiversidad Kunming-Montreal es ya una realidad. No obstante, lo realmente importante viene ahora. Los objetivos del nuevo marco deben cumplirse a finales de esta década y todos los esfuerzos deben centrarse ahora en su correcta implementación. De ello dependerá que, en 2030, podamos decir que muchas de las más de 1 millón de especies actualmente en peligro de extinción seguirán poblando nuestro planeta. Artículo disponible en www.20minutos.es

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13
diciembre
2022
El principio del fin de la impunidad

¿Sabía que los bosques moderan la temperatura, protegen nuestro suelo de sequías e inundaciones y contribuyen a su fertilidad, purifican el agua y son el hogar seguro de millones de especies animales y vegetales? Sin olvidar que producen la materia prima de una buena parte de nuestros muebles, ropa y medicinas. En resumen, son fundamentales para nuestra vida y desarrollo. Y, aun así, seguimos obstinados en perderlos. Sobre todo, los más importantes: los tropicales (con la Amazonía a la cabeza) y los primarios (las escasas áreas boscosas vírgenes que todavía quedan en el mundo, también en Europa). Para que se haga una idea, entre 1990 y 2020 perdimos una cobertura arbórea más grande que la UE.   ¿Y? ¿Qué tiene esto que ver con usted? Si se hace esas preguntas es porque desconoce la relación directa que existe entre lo que come cada día y la deforestación. Es normal. Ningún paquete de galletas, tableta de chocolate o bandeja de carne picada lleva en su etiqueta el logo de un árbol gigante cortado por la mitad o quemado. Lo mismo ocurre con el escritorio de madera en el que trabaja o los neumáticos que sostienen su coche. Sin embargo, la relación existe y es completamente causal. Según la propia FAO (la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), la agricultura y la ganadería son el principal motor de la pérdida de bosques. Es más, al menos el 50% de la deforestación mundial se produce por el cultivo de palma aceitera (con múltiples usos en la industria alimentaria actual) y de soja (que se vende para alimentar el ganado, principalmente). Sume a estos el cacao, el café, la madera, el caucho y sus derivados y podrá hacerse una idea de la importancia que tienen nuestros patrones de consumo.  La UE es muy consciente del papel que desempeñamos en este asunto. Después de China (24%), nuestras importaciones de productos agrícolas y ganaderos son las principales responsables de la deforestación tropical (representan el 16% del total). Por eso, la Unión se hace responsable del problema en lo que le corresponde y lidera el proceso para resolverlo. Y lo hace sabiendo que nuestro principal valor es abrir camino, ser ejemplo. Como en el caso de la lucha contra el cambio climático, nuestro impacto sobre el total global es limitado (en torno a un 9% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales), pero nuestro alcance puede ser planetario (el objetivo comunitario de neutralidad climática para mediados de siglo ya ha sido replicado en otros países como China o Estados Unidos).   Con el nuevo Reglamento aprobado en Bruselas, la UE es pionera en la lucha contra la deforestación. Además, el acuerdo interinstitucional alcanzado esta semana da impulso a la recién iniciada cumbre mundial por la biodiversidad (COP15). La Comisión Europea acudirá a esta cita con un mandato claro: conseguir un acuerdo ambicioso de protección de la naturaleza con objetivos concretos y vinculantes. En paralelo, deberá seguir trabajando para tejer alianzas con otros grandes países y arrancarles un compromiso firme similar al nuestro. Por eso, el Reglamento es un punto de inflexión en la lucha contra la deforestación. Hasta ahora, la comercialización de productos provenientes de zonas deforestadas ilegalmente no tenía ninguna consecuencia. La impunidad con que se han talado y quemado miles de hectáreas de bosque tropical en los últimos años puede, por fin, acabar. A partir del momento en que la ley entre en vigor el año que viene, las empresas que venden o comercializan en el mercado interior los productos clave ya comentados (aceite de palma, ganado, soja, café, cacao, madera y caucho, así como derivados como la carne de res o el chocolate) estarán obligadas a hacerlo con una etiqueta que verifique su origen —la denominada “diligencia debida”—. Es decir, deberán demostrar que han sido producidos en tierras que no han sufrido deforestación desde el 31 de diciembre de 2020 y que también cumplen con todas las leyes relevantes al respecto en el país de producción.  En caso de no cumplir con las normas establecidas, habrá fuertes multas que podrían ir hasta el 4% de la facturación de la empresa. Además, la proporción de controles aplicados a los operadores se establecerá de acuerdo con el nivel de riesgo del país, fijado por la Comisión Europea. El Ejecutivo también evaluará la necesidad de obligar a las instituciones financieras comunitarias a que solo presten servicios financieros a sus clientes si consideran que existe un riesgo insignificante de que estos servicios no conduzcan a la deforestación o degradación forestal (un término que, en sí mismo, amplía la capacidad de acción y ambición de la ley).  En definitiva, esta ley representa un salto cualitativo muy relevante, único en el mundo. Gracias a él, dentro de muy poco tiempo usted podrá seguir comiendo galletas con la tranquilidad de saber que ello no le está costando al planeta parte de su pulmón verde. No crea que es un asunto menor. La capacidad de influencia de la UE es enorme. Al igual que ha sucedido con la ley del clima o la protección de datos, se espera que el impacto normativo comunitario acabe modelando cambios a nivel global. En este sentido, la aprobación del Reglamento es solo el siguiente paso. Combatir la deforestación es una tarea urgente para esta generación. Y un gran legado para la siguiente. Es el principio del fin de la impunidad. Artículo disponible en www.eldiario.es 

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28
noviembre
2022
«El efecto arrollador del cambio climático hace que el hombre no sea el único en sufrir las consecuencias»

En un año en el que la crisis climática está mostrando su peor rostro en forma de inundaciones, intensas olas de calor o incendios, la Cumbre del Clima se erigía como la principal vía para adoptar medidas que permitiesen mitigar la emergencia climática. Tras una conferencia en la que la Unión Europea tuvo que batallar para que, al menos, se mantuviesen los anteriores compromisos, los resultados, a juicio del eurodiputado socialista riojano y vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, César Luena, «podrían haber sido más ambiciosos». «Hace falta asentar las bases para la siguiente cumbre y asumir que no se puede ir nunca a un aumento de 1,5 grados porque, con los planes actuales presentados, iríamos a finales de siglo a un aumento de 2,7 grados que provocaría niveles de no retorno y condiciones de no habitabilidad», advierte. – La Cumbre del Clima ha tenido muchos claroscuros, donde la lucha contra el cambio climático parece no haber encontrado ninguna solución. ¿Qué es lo que ha fallado? – Todas las cumbres son complicadas, porque hay muchas situaciones distintas entre los países y muchos intereses en juego. Es verdad que queríamos aumentar los niveles de ambición de reducción de emisiones y no lo hemos conseguido, porque hay países como China o India que están muy reticentes, pero se ha introducido el concepto de justicia climática para crear un fondo económico destinado a las naciones más expuestas al cambio climático. La cumbre avanza, pero podríamos haber esperado mejores resultados. Lo importante es que se mantiene el objetivo de reducir las emisiones, a pesar de que no se ha alcanzado el compromiso de recortarlas más; se avanza en la compensación y se introduce el fondo de adaptación, que persigue la preservación de los humedales o la repoblación de los bosques. – ¿Qué compromisos deberían haber salido de la COP27? – El compromiso de reducir los gases de efecto invernadero; una presentación de planes concretos nacionales para disminuir, en mayor porcentaje, el calentamiento del planeta. Esto se traduce en un mayor liderazgo, en la referencia, donde está el paquete europeo del plan Fit for 55, que consiste en reducir al 55 o incluso al 57% las actuales emisiones de efecto invernadero para 2030. Para ello tiene que haber una transición ecológica hacia energías limpias, sostenibles, que es lo que tienen que hacer otros países –como ya lo estamos haciendo nosotros– sin soberbia, con la obligación de señalar un camino que estamos afrontando con éxito y que ya lo vemos en el caso español: somos el país que más está bajando la factura energética por el peso de las energías eólicas y solar. – ¿Qué análisis puede hacer Europa de los acuerdos alcanzados en la cumbre climática? – Hace falta sentar las bases para mejorarlas en la próxima cumbre, así como la consolidación del papel europeo como un papel de referencia, de liderazgo, porque fue la Unión Europea la que tuvo que poner firme a muchos países y alargar un día la cumbre para que, al menos, se mantuviesen los compromisos anteriores de la cumbre de Glasgow y se asumiese que hay que reducir los gases de efecto invernadero, porque son los que provocan el calentamiento. No se puede ir nunca a un aumento de 1,5 grados porque, con los planes actuales presentados, iríamos a finales de siglo a un aumento de 2,7 grados, lo que sería un desastre, provocaría niveles de no retorno y condiciones de no habitabilidad. – ¿Cuál es el camino a seguir de cara a la próxima COP15? – En la cumbre sobre biodiversidad que se celebrará la próxima semana en Montreal intentaremos alcanzar un acuerdo vinculante entre los países para que, por lo menos en 2030, se hayan protegido el 30% de los ecosistemas, tierras y océanos. También trataremos de introducir objetivos concretos, es decir, realistas, que se puedan medir si se han cumplido; y mecanismos financieros internacionales, porque son proyectos muy determinados de conservación y restauración de la naturaleza. Perseguimos ambición, un acuerdo global legal vinculante y financiación. – En un contexto acuciado por los efectos del cambio climático, en el que cada vez hay más especies en declive, suelos en peor estado... ¿Ve posible cumplir ese objetivo en el plazo previsto? – Es posible incluso aumentar esa ambición, pero todo depende de la voluntad y compromisos políticos de los países. Con la Ley de Restauración de la Naturaleza se persigue evitar la desaparición de los ecosistemas y prevenir la pérdida de biodiversidad, lo que se puede hacer si hay voluntad política. El reglamento que espero que aprobemos el año que viene prevé que sean los países los que elaboren sus planes de restauración, ya que son actuaciones muy concretas. Hablamos de un periodo de ocho años en total que yo creo que es suficiente para que los estados lo lleven a cabo, pero todo depende de que paremos la desaparición de los ecosistemas y los recuperemos, porque todavía estamos a tiempo de hacerlo. – La biodiversidad es la otra cara de la misma moneda, pero parece que siempre se queda más olvidada. ¿Falta sensibilización? – Puede quedar a veces en un segundo plano, pero creo que cada vez más hay una mayor conciencia y si no, una percepción, de que más que una crisis climática estamos viviendo una crisis planetaria. Una parte son los efectos del cambio climático, sobre los que ya es difícil que los negacionistas encuentren argumentos serios, pero por otro está la crisis de especies o de biodiversidad. Los efectos arrolladores del cambio climático han sido tales que han evidenciado que provoca un calentamiento del planeta que desemboca en un cambio para todas las especies, no solo para la humana. El antropocentrismo es muy fuerte, pero tenemos que darnos cuenta que no solo es el humano el que sufre los efectos del cambio climático y el cambio en las condiciones de habitabilidad, porque miles de especies desaparecerán si no introducimos objetivos muy ambiciosos con acuerdos legales y conseguimos financiación. De lo contrario, veremos cómo dentro de veinte, treinta o cuarenta años se habrá producido ese fatal desenlace, del que todavía estamos a tiempo de revertir. En la cumbre intentaremos alcanzar el acuerdo para conservar las especies y ecosistemas. – Desde que comenzó la guerra, la crisis energética se ha convertido en una de las grandes preocupaciones de la UE, que ha tratado de alcanzar una solución a este problema. ¿En qué punto está Europa y cuáles han sido los últimos pasos en la consecución de la independencia energética? – Estamos bastante mejor, porque todo se traducía en acciones concretas para lograr la transición ecológica, sobre la que la guerra nos ha demostrado que no solo debía darse por razones climáticas, sino también por cuestiones geopolíticas. Estamos acelerando el despliegue de las energías renovables para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, así como planes concretos para mejorar la eficiencia energética. Todo ello implica una política de adaptación de los ciudadanos y las empresas, diversificar los suministros y buscar proveedores de gas, petróleo o carbono. En ese tiempo de transición hasta que pasemos a la energía renovable, tenemos que encontrar otros proveedores, porque no podemos depender de Rusia; sabiendo que necesitamos una infraestructura energética compatible con el clima. El momento actual más relevante es que ha habido una buena práctica, la del tope del gas, sobre la que la UE no encuentra aún el modo de aplicarlo, pero que en España y Portugal ha sido un éxito. También me quedo con el plan de la CE de que los estados reduzcan el consumo de electricidad, con la propuesta de un impuesto sobre los beneficios de las energéticas, que ya se está tramitando en España; con abordar una reforma estructural del mercado del gas y la electricidad, y con crear un banco europeo de hidrógeno. – Los últimos acontecimientos no hacen pensar que la escalada vaya a cesar. ¿Sufrirá la población europea los efectos de la pobreza energética que cada vez se evidencian más en Ucrania? – A esos niveles, no, porque todas las políticas que se han llevado a cabo desde la UE buscan garantizar las reservas y asegurar que haya un invierno de tranquilidad para todos los ciudadanos europeos. Hay suficientes garantías, porque se han tomado las decisiones oportunas, pero hay que seguir trabajando a largo plazo. Otra cosa es lo que pueda suceder en Ucrania, donde estamos desplegando todo el apoyo económico y los mecanismos de solidaridad para que el Gobierno ucraniano pueda proteger a su población de los ataques armados de Putin. Artículo disponible en www.larioja.com. 

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25
noviembre
2022
El europarlamentario César Luena afirma que los fondos europeos "refuerzan" el proyecto de Europa

El eurodiputado del PSOE de La Rioja, César Luena, ha afirmado que la gestión de la COVID-19 "marca un punto de inflexión y los fondos europeos vienen a reforzar el proyecto europeo", porque "impulsan la mejor Europa, la de la unidad, la de la solidaridad, que invierte en los ciudadanos y que invierte en las regiones". Luena ha realizado estas manifestaciones antes de participar en la jornada 'Europa invierte en mi región', que se ha desarrollado en la Cámara de Comercio e Industria de La Rioja. Junto al parlamentario europeo socialista, han tomado la palabra el consejero de Hacienda y Administración Pública, Celso González, y el alcalde de Logroño, Pablo Hermoso de Mendoza, acompañados del presidente de la entidad cameral, Jaime García-Calzada. El eurodiputado ha indicado que "los fondos europeos consolidan los objetivos que teníamos en esta legislatura que pasaban por aportar fuerza e impulso a la Unión Europea para que haya una transición ecológica y digital para competir de manera modernizada". A ello, ha unido que "por la invasión de Putin a Ucrania, y gracias también a los fondos europeos, estamos llevando a cabo esa gran reforma energética que necesita la Unión Europea". Para Luena el desafío es que estos fondos "sean permanente" porque los denominados 'Next Generation' son "extraordinarios", así como que "el impacto de los fondos sean cada vez mayor". En este punto, ha destacado que "en España, en La Rioja y en Logroño se ejecutan muy bien los fondos europeos". De hecho, en el caso de España ha recordado que "ha sido el primero en pedirlos, el primero en recibirlos y el primero en ejecutarlos", es decir, "el primero en aprovechar bien los fondos", así como ha puesto en valor que La Rioja "ha hecho sus deberes y tiene cuatro grandes proyectos, entre otras grandes inversiones, y está aprovechando el sentido de los fondos". Luena ha reseñado que España tiene una "altísima ejecución de los fondos europeos", recordando que ha recibido 31.000 millones de euros de los 72.000 millones de euros, así como que se habían solicitado 6.000 millones de euros más, por lo que estaremos en la cifra de 37.000 millones. Para concluir, el eurodiputado socialista ha señalado que "estos fondos son diferentes, ya que de forma resumida antes gastabas, justificabas las facturas y te lo abonaban; sin embargo ahora tú presentas el plan, y si el plan cumple los objetivos, se adelantan las inversiones". EJECUCIÓN DE LA RIOJA AL 50 POR CIENTO Por su parte, el consejero de Hacienda ha puesto en valor este nuevo modelo de fondos europeos, recordando que La Rioja "ya hemos recibido 245,5 millones de euros, a lo que se unen 65 millones más del 'REACT-EU', habiendo ejecutado el 50 por ciento, que han ido a parar a 165 entidades locales y 360 empresas, por lo que lo estamos haciendo bien". González, en este sentido, ha recordado los cuatro proyectos estratégicos del Plan de Transformación de La Rioja, como con 'Enorregión', 'Valle de la Lengua', 'Territorio Digital de Servicios' y la 'Ciudad del Envase y el Embalaje'. Precisamente, sobre éste último, el consejero ha destacado que "ya tenemos reservados los 94.000 metros cuadrados, en el polígono industrial 'El Recuenco' de Calahorra, donde se construirá el Centro Nacional de Tecnología del Envase". En su intervención, Hermoso de Mendoza ha asegurado que "Logroño es Europa" y en la nueva dimensión de los fondos se busca "nuevas infraestructuras digitales y verdes", ya que "Europa se marca como reto afrontar el reto cambio climático, ejercer ese liderazgo, y una soberanía digital dentro de los valores de la Unión Europea". Todo ello, ha afirmado que "se está viendo en Logroño", ya que "la sensibilidad municipalista del Gobierno de España está permitiendo que ayuntamientos, como el de Logroño, obtengan hasta el momento más de 20 millones de euros de fondos europeos, que se están viendo en el Mercado de San Blas, en las Cien Tiendas, en los pasos peatonales o en la mejora de los entornos de los centros escolares". Artículo disponible en www.lavanguardia.com El eurodiputado ha indicado que "los fondos europeos consolidan los objetivos que teníamos en esta legislatura que pasaban por aportar fuerza e impulso a la Unión Europea para que haya una transición ecológica y digital para competir de manera modernizada". A ello, ha unido que "por la invasión de Putin a Ucrania, y gracias también a los fondos europeos, estamos llevando a cabo esa gran reforma energética que necesita la Unión Europea". Para Luena el desafío es que estos fondos "sean permanente" porque los denominados 'Next Generation' son "extraordinarios", así como que "el impacto de los fondos sean cada vez mayor". En este punto, ha destacado que "en España, en La Rioja y en Logroño se ejecutan muy bien los fondos europeos". De hecho, en el caso de España ha recordado que "ha sido el primero en pedirlos, el primero en recibirlos y el primero en ejecutarlos", es decir, "el primero en aprovechar bien los fondos", así como ha puesto en valor que La Rioja "ha hecho sus deberes y tiene cuatro grandes proyectos, entre otras grandes inversiones, y está aprovechando el sentido de los fondos". Luena ha reseñado que España tiene una "altísima ejecución de los fondos europeos", recordando que ha recibido 31.000 millones de euros de los 72.000 millones de euros, así como que se habían solicitado 6.000 millones de euros más, por lo que estaremos en la cifra de 37.000 millones. Para concluir, el eurodiputado socialista ha señalado que "estos fondos son diferentes, ya que de forma resumida antes gastabas, justificabas las facturas y te lo abonaban; sin embargo ahora tú presentas el plan, y si el plan cumple los objetivos, se adelantan las inversiones". EJECUCIÓN DE LA RIOJA AL 50 POR CIENTO Por su parte, el consejero de Hacienda ha puesto en valor este nuevo modelo de fondos europeos, recordando que La Rioja "ya hemos recibido 245,5 millones de euros, a lo que se unen 65 millones más del 'REACT-EU', habiendo ejecutado el 50 por ciento, que han ido a parar a 165 entidades locales y 360 empresas, por lo que lo estamos haciendo bien". González, en este sentido, ha recordado los cuatro proyectos estratégicos del Plan de Transformación de La Rioja, como con 'Enorregión', 'Valle de la Lengua', 'Territorio Digital de Servicios' y la 'Ciudad del Envase y el Embalaje'. Precisamente, sobre éste último, el consejero ha destacado que "ya tenemos reservados los 94.000 metros cuadrados, en el polígono industrial 'El Recuenco' de Calahorra, donde se construirá el Centro Nacional de Tecnología del Envase". En su intervención, Hermoso de Mendoza ha asegurado que "Logroño es Europa" y en la nueva dimensión de los fondos se busca "nuevas infraestructuras digitales y verdes", ya que "Europa se marca como reto afrontar el reto cambio climático, ejercer ese liderazgo, y una soberanía digital dentro de los valores de la Unión Europea". Todo ello, ha afirmado que "se está viendo en Logroño", ya que "la sensibilidad municipalista del Gobierno de España está permitiendo que ayuntamientos, como el de Logroño, obtengan hasta el momento más de 20 millones de euros de fondos europeos, que se están viendo en el Mercado de San Blas, en las Cien Tiendas, en los pasos peatonales o en la mejora de los entornos de los centros escolares".

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17
noviembre
2022
No es otra COP más

Vivimos tiempos acelerados, así que a veces podría parecer que estamos atrapados en un bucle de imágenes y noticias. Como la actualidad tiene la mala costumbre de pasar muy rápido, es posible que el lector se sienta sepultado por una montaña de información en lugar de interesado o interpelado por una causa como es el cambio climático. Por eso, es normal que se pierda el hilo de la evolución de las COP del clima a lo largo de los años. Ante este panorama, el pesimismo gana terreno y se instala en algunos la tentación de pensar: “otra COP más. ¿Y qué?”. Y mucho. Afortunadamente los avances se producen. Desde el Protocolo de Kioto de 1997 (COP3) y su objetivo vinculante de reducción de emisiones del 5% ha pasado mucho tiempo. La COP21 marcó un hito con los Acuerdos de París, cuyo objetivo central es limitar este siglo el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados centígrados con respecto a los niveles preindustriales. La obligación de la COP27, que tiene lugar estos días en Egipto, es abundar en estos acuerdos para transformarlos en acciones concretas. Al mismo tiempo, hay que trabajar para consolidar los logros cosechados en mitigación, adaptación, financiación, pérdidas y daños. Retroceder no es una opción. Es cierto que las negociaciones de la conferencia se desarrollan en un contexto adverso. Tras la crisis provocada por la pandemia del COVID-19 y sus efectos–que aún perduran–, hemos enfrentado problemas de suministro a nivel mundial. Por si fuera poco, la guerra de Rusia contra Ucrania ha subido la presión del sistema energético en todo el mundo y las graves tensiones políticas que se acumulan en distintos puntos calientes del planeta no hacen sino desplazar la emergencia climática de la lista de prioridades. Parece que, agotado un verano (ahora sí, “otro más”) con olas de calor sin precedentes y graves sequías, ya no hay tanto espacio para el clima en las conversaciones cotidianas que, en todo caso, se asume como una tragedia inevitable. Por eso, algunos gobiernos se han sentido capacitados para paralizar o, incluso, revertir las políticas climáticas. Esto es un error. El más grave. Todavía queda partido. Así que, al igual que en ocasiones anteriores, es fundamental el papel que juegue la Unión Europea en esta cumbre. El liderazgo comunitario debe ejercerse con fuerza para conseguir que todos los países del G20 se comprometan a unos objetivos de reducción de emisiones para 2030 más ambiciosos. Esto es irrenunciable, sobre todo, a la vista de los últimos informes científicos que alertan de que, aun implementando los objetivos climáticos nacionales anunciados en la última edición, el mundo seguiría en camino hacia un alarmante aumento de la temperatura de 2,7ºC. Ante este escenario, la transición ecológica y la transformación social se dibujan con somera claridad en el horizonte. No solo porque es el único posible, sino porque ya se están aplicando los cambios necesarios para lograrlos. La Unión Europea lleva años trabajando en ello. Así, el pasado marco financiero plurianual 2014-2020 dedicó el 20% de los fondos disponibles a medidas relacionadas con el clima. Como consecuencia, consiguió en los últimos años reducciones sustanciales de emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, en 2019 registramos un 26% menos de emisiones, una marca superior al objetivo fijado en ese momento del 20%. En el período actual, 2021-2027, el presupuesto comunitario y los fondos de recuperación Next Generation EU continúan el trabajo en este sentido, incrementando el gasto en partidas climáticas al 30%. Al mismo tiempo, el objetivo de reducción de emisiones para esta década es del 55%. De lo que se trata es de trasladar esta ambición al acuerdo de la COP. Hay que garantizar que lleguemos a la meta de financiación climática de 100.000 millones de dólares antes de 2023 y cuantificar otro para después de 2025. Sin una financiación fuerte y continuada en el tiempo no podremos conseguir el necesario cambio de modelo productivo y energético. Por eso, resulta esencial que se fije a nivel mundial un gravamen para los beneficios extraordinarios de las compañías energéticas, tal como anunció el Presidente Pedro Sánchez este verano en nuestro país y tal como ha solicitado hace unos días la propia ONU. Sin dinero, tampoco será posible sostener a los países en vías de desarrollo, los más perjudicados por una crisis que, en buena medida, no han provocado. Ayudarles no es solo una cuestión de justicia. También de necesidad. Nuestros intereses están entrelazados. De ahí también la importancia de iniciativas conjuntas como la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía, lanzada por los gobiernos de España y el de Senegal. Queda mucho por negociar y por hacer. Debemos aumentar la ambición y redoblar esfuerzos. La resignación es lo único que no podemos permitirnos. Artículo disponible en www.infolibre.es 

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30
octubre
2022
Rioja solo hay una

Han pasado ochos años desde que oímos hablar por primera vez de la idea (¿?) de una denominación de origen propia distinta a Rioja para los vinos producidos en tierras alavesas. Seis años ya desde que formalizó su petición ABRA, la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa, que está detrás de este disparate. Y un año desde que el Consejo Regulador de Rioja presentara una demanda ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco contra la decisión favorable del gobierno de esta comunidad de inscribir y proteger la pretendida denominación 'Viñedos de Álava' y apenas, también, unos días desde que se aprobara su protección nacional transitoria (PNT). Podría parecerle al lector que este hilo de acontecimientos contiene un final anunciado inevitable, pero hoy escribo estas líneas para explicarles que no es el caso. Más bien diría que lo contrario. En primer lugar, porque el recurso presentado es el responsable de que la Comisión Europea, que es la autoridad superior competente en materia de indicaciones geográficas y denominaciones de origen, no haya tomado ninguna decisión ni vaya a hacerlo próximamente. En otras palabras, la protección nacional transitoria recién aprobada es absolutamente provisional y reversible, carne de papel mojado. Segundo, porque a pesar de todo el tiempo que ha transcurrido y de todos los rumores que han circulado, la realidad es que tan solo cinco bodegas, que se sepa, han respaldado con su firma la creación de la PNT. En total, sumarían en torno al medio millón de kilos de uva anuales. Una cantidad insignificante (0,6%) respecto al total producido en Rioja Alavesa. Si a esto sumamos que ABRA, de por sí, representa únicamente en torno al 15% del valor de la comercialización de vinos de Rioja Alavesa, parece evidente el alcance limitado y reducido que pueden tener los afanes separatistas de unos pocos. Mucho ruido y pocas nueces. Tercero y más importante, no existe ni una sola diferencia técnica objetiva o un solo rasgo diferencial que justifique la separación de los viñedos alaveses. Por lo tanto, confío tanto en que la justicia atienda la demanda del Consejo Regulador como en que el Ejecutivo comunitario valore la excelencia, la calidad y la tradición de nuestra denominación de origen Rioja, diversa pero indivisible. Buena prueba de ello son los casi 100 'Viñedos Singulares' que reconoce la DOCa, muy por encima del medio centenar de subdenominaciones de origen que cuenta Burdeos, por ejemplo. Además, desde 2017, el Consejo Regulador también ha desarrollado las figuras de 'vino de zona' y 'vino de municipio', en un gesto evidente de respeto y compromiso para con los territorios en los que se cultivan los excelentes caldos de la DOCa Rioja. Por todo esto, resulta evidente que una hipotética escisión de la Denominación de Origen Calificada Rioja minaría el valor reputacional de la misma, perjudicaría a sus productores –incluidos los situados en tierras alavesas– y produciría un nivel de confusión entre los consumidores que no sé si han llegado a considerar en ABRA o en Ajuria Enea. Parecidas valoraciones pueden hacerse de la conducta del Partido Popular, empeñado en revolver las aguas del río, a ver si puede pescar algo a la desesperada. Hasta en lo evidente andan despistados. La presidenta de nuestra Comunidad, Concha Andreu, ha sido muy clara en numerosas ocasiones: tanto su Ejecutivo como el Ministerio de Agricultura, dirigido por Luis Planas, han hecho, y harán, todo lo que han podido legalmente en un asunto que compete en última instancia, como ya he dicho, a la Comisión Europea. Si alguien desea hacer preguntas puede empezar por cuestionar la (in)acción de quienes gobernaban en 2016, cuando se inició este tortuoso camino a ninguna parte. Pero, en todo caso, cabe subrayar que este deseo de aventura empresarial de un minúsculo grupo de bodegas se enmarca dentro del ámbito privado y mercantil. Por lo que el apoyo absoluto y sin injerencias políticas que ha garantizado la presidenta Andreu, así como el máximo respeto hacia las decisiones y actuaciones del Consejo Regulador de Rioja, constituyen la mejor estrategia, si no la única. Todo esto lo he explicado por escrito y en persona a la Comisión Europea en distintas ocasiones. Y seguiré haciéndolo, las veces que hagan falta, hasta que el asunto quede zanjado. La unidad y unicidad de Rioja no son cuestionables. Rioja, conformada por viñas y bodegas navarras, alavesas y riojanas, principalmente, es rica en diversidad, historia y matices, pero Rioja solo hay una. Artículo disponible en www.larioja.com. 

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09
septiembre
2022
Nuestros océanos, una prioridad

Este verano, la UE ha batido su propio récord de superficie arrasada por los incendios forestales, con más de 650.000 hectáreas quemadas en lo que va de año. Muchos países europeos han sufrido las temperaturas más altas jamás alcanzadas desde que hay registros históricos, debido a las continuas olas de calor extremo, y las aguas del Mar Mediterráneo han superado los 30º de temperatura este verano, lo que supone unos cinco grados más que la media de años anteriores. Estos episodios meteorológicos, que serán la normalidad y no la excepción si continuamos en el escenario de inmovilismo que los grupos políticos conservadores defienden, derivan en fuertes precipitaciones que dan lugar a graves inundaciones como las vividas el año pasado en Bélgica y Alemania o este año en el sur de Italia, y convertirán, en no muchas décadas, a Europa en un continente con una gran superficie desertificada. El Observatorio Europeo de la Sequía ha calculado que el 45% del territorio de la UE estaba bajo alerta de sequía a mediados de julio, con múltiples municipios sufriendo cortes en el suministro de agua. Todo esto ha tenido y tiene un efecto devastador en los ecosistemas y en nuestra naturaleza, en nuestra salud y seguridad alimentaria; y cada vez disponemos de menos tiempo para reaccionar y revertir el proceso. La comunidad internacional más comprometida, liderada en la mayor parte de las ocasiones por la Unión Europea, con el respaldo y empuje de la comunidad científica y de los activistas, propone, diseña, desarrolla y negocia instrumentos e iniciativas para contener y evitar un fatal desenlace. Estos días se está ultimando la redacción de un nuevo tratado internacional para preservar y proteger la diversidad biológica del mar. En diciembre, además, contaremos con un nuevo acuerdo global por la naturaleza y ya se están dando los primeros pasos para un acuerdo mundial sobre la contaminación por plásticos. La UE, como región líder en materia climática y medioambiental, también está trabajando para que nuestras tierras y océanos estén protegidos. Contamos con un Pacto Verde Europeo para convertir a Europa en un continente climáticamente neutro en 2050 y con una Ley del Clima pionera; contamos con una nueva Estrategia de Biodiversidad que prevé múltiples iniciativas para ampliar nuestros espacios marinos y terrestres protegidos; con una nueva Estrategia forestal que dota a nuestros bosques de la protección que merecen; con una estrategia para hacer nuestros sistemas alimentarios más resilientes y sostenibles; con un plan de contaminación cero para nuestro aire, agua y suelo; y pronto empezaremos las negociaciones sobre una Ley de Restauración de la Naturaleza, cuya propuesta fue presentada por la Comisión Europea el 22 de junio pasado. Este nuevo Reglamento de Restauración de la Naturaleza, cuyas negociaciones lideraré en el Parlamento Europeo como ponente del texto, es de suma importancia para devolver su funcionalidad a los ecosistemas y con ello garantizar los imprescindibles servicios ecosistémicos que nos regala la naturaleza y que garantizan que podamos vivir en este planeta de la forma en que lo hacemos. Espero que la amplia concienciación sobre esta problemática tan grave se mantenga durante el resto del año y no sea solo algo pasajero. Toda la alarma y alerta que en la temporada estival están provocando las consecuencias cada vez más extremas del cambio climático no pueden olvidarse en otoño cuando tengamos sobre la mesa distintas soluciones para restaurar las miles de hectáreas quemadas o recuperar los hábitats y especies que están desapareciendo y que conllevarán obligaciones y sacrificios que muchos no estarán dispuestos a asumir. Espero y deseo que cuando tengamos que negociar objetivos de restauración para ecosistemas agrícolas, forestales y marinos, esta concienciación no se haya convertido en una suerte de amnesia política. Igualmente, espero que los grupos políticos más conservadores y acérrimos defensores del cortoplacismo tengan en cuenta lo vivido y sufrido estos últimos meses cuando tengan que tomar decisiones y negociar nuevas propuestas para aportar soluciones que protejan nuestras tierras y mares, o cuando haya que implementar las medidas de las nuevas estrategias de biodiversidad y forestal. Esta última está, desafortunadamente, siendo muy contestada por quienes sólo ven en los bosques una unidad productiva y no perciben la necesidad de proteger los para que continúen absorbiendo y almacenando carbono, purificando nuestras aguas y el aire, regulando la temperatura o evitando la erosión y los deslizamientos de tierras. La protección y restauración de la naturaleza es la única solución posible para que seamos más resilientes al cambio climático, a los desastres naturales y a los impactos severos del cambio climático, y la única solución que asegura una prosperidad medioambiental, social y económica a medio y largo plazo. Por todo esto, las políticas para proteger y restaurar la naturaleza y los océanos deben constituir una prioridad permanente. Tenemos la oportunidad de aprender la lección aprobando un Reglamento de Restauración de la Naturaleza exigente y ambicioso. Artículo disponible en www.diariosur.es.

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19
julio
2022
Restaurar la naturaleza: un seguro de vida

La Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro en 1992 reconoció a nivel global el valor de la biodiversidad y de los ecosistemas con la ratificación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que tiene entre sus pilares básicos la conservación de la diversidad biológica y la promoción de medidas para un futuro sostenible. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados a nivel europeo e internacional desde entonces, la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas continúan a un ritmo alarmante, como bien ha quedado reflejado en los informes del IPBES y del IPCC. La naturaleza lleva años dando la voz de alarma sobre el estado de nuestro planeta, y las pocas oportunidades que nos quedan para asegurar un futuro habitable se están esfumando rápidamente. Nuestra prosperidad y seguridad a largo plazo dependen de unos ecosistemas sanos. Por ello, el Pacto Verde Europeo y la Estrategia de Biodiversidad, como una de sus iniciativas emblemáticas, subrayan la importancia de proteger y restaurar la naturaleza. Hace justo un año, comenzó el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas, que reconoce que los objetivos mundiales de desarrollo sostenible solo podrán alcanzarse de aquí a 2030 si se detiene la destrucción mundial de los ecosistemas, se garantiza su conservación y se inicia su restauración. En ese marco, la Ley de Restauración de la Naturaleza, que la Comisión Europea acaba de publicar en junio, se presenta como una garantía de futuro para los ecosistemas, hábitats y especies que comprende, para los sectores involucrados y para nosotros mismos. Esta nueva Ley, que contribuirá a la recuperación continua, a largo plazo y sostenida de la naturaleza en las zonas terrestres y marítimas de la UE, establece un marco para que los Estados miembros pongan en marcha medidas de restauración que abarcarán conjuntamente al menos el 20 % de las zonas terrestres y marítimas de la UE de aquí a 2030 y todos los ecosistemas que necesiten recuperación de aquí a 2050. Algunas voces se han alzado en contra de la misma, aduciendo erróneamente los altos costes de la restauración o su impacto en la seguridad alimentaria de la UE o en los sectores involucrados. Se ha demostrado que cada euro gastado en restauración de la naturaleza tiene un retorno económico de entre 8 y 38 euros, siendo el coste de la degradación de los ecosistemas mucho mayor que el coste de la inversión para su recuperación. Igualmente, los beneficios de la restauración para la agricultura, la pesca y la silvicultura son numerosos por los muchos servicios que prestan unos ecosistemas sanos. Parafraseando un antiguo proverbio chino, un conservacionista marino, Zafer Kizilkaya, ha dicho muy acertadamente “dale a alguien un pescado y comerá durante un día. Restaura la bahía, y comerá el resto de su vida”. En este punto, es importante subrayar que la nueva Ley no obliga a adoptar acciones directamente a los silvicultores, los agricultores o los pescadores, sino que marca las pautas a seguir por los Estados miembros. Comienzan ahora las discusiones sobre la misma tanto en el Consejo como en el Parlamento Europeo, donde he sido designado como ponente y responsable de las negociaciones, en las que trataré de reforzar y mejorar la propuesta de la Comisión Europea. Una naturaleza sana y resiliente nos proporciona alimentos, así como agua y aire limpios; nos hace más resistentes ante las catástrofes naturales cada vez más frecuentes y extremas; previene la aparición y propagación de enfermedades zoonóticas; y absorbe carbono de la atmósfera contribuyendo a mitigar el cambio climático, por lo que no debe haber ninguna duda de que la restauración de los ecosistemas, especies y hábitats degradados es la única y mejor solución posible. Restaurar la naturaleza es nuestro seguro de vida a corto, medio y largo plazo. No tenemos otra opción, por lo que aprobar una Ley de Restauración de la Naturaleza ambiciosa y acorde con la urgencia de la situación será nuestro objetivo. Artículo disponible en www.blogs.elconfidencial.com. 

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05
julio
2022
Fit for 55: en el camino hacia la descarbonización

Hace casi tres años, el Parlamento Europeo declaraba -en una resolución política- la emergencia climática, y la Comisión Europea publicaba el Pacto Verde Europeo, su hoja de ruta para conseguir una Europa climáticamente neutra de aquí a 2050, que tuvo su primera traslación legal en la aprobación de la Ley Europea del Clima el año pasado. Para alcanzar el objetivo de neutralidad climática a largo plazo, la Ley del Clima recoge la obligación de que la UE reduzca sus emisiones en un 55% para 2030 en comparación con 1990. El “Paquete Objetivo 55” o “Fit for 55”, que es como comúnmente se le conoce y que fue presentado en julio de 2021, es el conjunto de propuestas legislativas y reformas necesarias para alcanzar ese objetivo a 2030 y tiene como misión principal convertir la década de 2020 en una década de trasformación para la acción climática. Sin este nuevo paquete, con la actual legislación climática de la UE, Europa solo lograría una reducción de emisiones del 60% para 2050. En los plenos de junio, el Parlamento Europeo, tras casi un año de largas y arduas negociaciones, ha dado luz verde a la mayor parte de dosieres que componen este paquete legislativo, que marcan la entrada de la política climática en la vida cotidiana de todos los ciudadanos y empresas. Entre los múltiples dosieres destaca la reforma del sistema de comercio de emisiones de la UE (ETS) que engloba a sectores industriales altamente contaminantes y cuyas normas se ven reforzadas para conseguir una reducción del 63,2% de sus emisiones en 2030 en comparación con los niveles de 2005. Esta cifra es superior al 61% de la propuesta original de la Comisión. La creación de un mecanismo de ajuste en frontera del carbono o CBAM, que gravará el contenido de carbono de las importaciones de varios sectores en riesgo de fuga de carbono, es otro de los dosieres clave. Este nuevo mecanismo garantizará la igualdad de condiciones para las empresas de la UE que podrían verse en desventaja competitiva a medida que Europa profundiza en su descarbonización, y se aplicará progresivamente desde 2027 a 2032, año en el que sustituirá completamente a los derechos de emisión gratuitos que disfrutan estos sectores. El trasporte también ocupa un lugar destacado en las reformas. Además de aprobar los ambiciosos objetivos de emisiones de CO2 para los turismos y vehículos ligeros nuevos para 2030, el Parlamento ha respaldado el objetivo de la propuesta de la Comisión para que todos los coches y furgonetas nuevos sean de cero emisiones en 2035, lo que de facto supone el fin del motor de combustión interna para este tipo de vehículos, y que los grupos conservadores intentaron diluir. A su vez, el transporte marítimo se ha incorporado al ETS, y desaparecerán las asignaciones gratuitas para el sector de la aviación en 2025, frente a la fecha de 2027 de la propuesta de la Comisión, aunque se mantiene una cantidad de derechos de emisión para los operadores que usen combustibles de aviación sostenibles o SAF por sus siglas en inglés. Un caballo de batalla ha sido la propuesta de la Comisión de extensión del ETS al transporte por carretera y a la edificación en una suerte de ETS2, que tras el voto en el Parlamento se aplicará a partir de 2025 a los operadores comerciales y, solo en 2029, a operadores no comerciales, previa evaluación y nueva propuesta legislativa de la Comisión en la que se deberá tener en cuenta la mejora o no de la situación de movilidad y pobreza energética en la UE. Los socialdemócratas en el Parlamento Europeo hemos sido determinantes para evitar que el ETS2 entre en vigor en la actual crisis de precios de la energía, a través de esta pausa de emergencia que pospondrá el ETS2 para los hogares hasta que los precios sean más bajos. La Comisión Europea, conocedora de las inevitables repercusiones sociales de esta extensión, propuso crear un Fondo Social para el Clima ligado a la existencia del ETS2, en un intento de amortiguar el impacto del sistema en los ciudadanos por el aumento de los precios del combustible en transporte y de las facturas de calefacción. Dado que a medida que la descarbonización se extienda a toda la economía, la equidad social será crucial, los socialdemócratas hemos conseguido garantizar un Fondo Social del Clima fuerte a pesar del retraso en la introducción del sistema en los hogares, que apoyará sustancialmente a los hogares más vulnerables mucho antes de que tengan que pagar más por CO2. Por otro lado, más allá de las emisiones, las absorciones también son reguladas en este paquete normativo a través de la revisión del reglamento que regula el uso de la tierra, el cambio de uso de la tierra y la silvicultura, que fija un objetivo de absorciones vinculante de la UE de 310 millones de toneladas de CO2 con los correspondientes objetivos nacionales que han sido respaldados por el Parlamento. Aunque aún están en discusión otras medidas, como el aumento de los objetivos de energía renovable y eficiencia energética, la reforma de la fiscalidad energética, o los dosieres que regulan las infraestructuras de combustibles alternativos y el uso de combustibles renovables por los sectores marítimo y aéreo, las medidas recién aprobadas en junio constituyen el grueso de las emisiones y convierten a la UE en la primera gran economía global que empieza a traducir el objetivo de neutralidad climática en políticas reales. Tras la aprobación en Pleno de estos dosieres comienzan las negociaciones con la Comisión Europea y el Consejo, donde esperamos que los dos pilares de guía sean la ambición climática y la transición justa, que son además los elementos más importantes para que las medidas tengan el éxito medioambiental y social esperado a largo plazo. Artículo disponible en www.eldiario.es.

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13
junio
2022
Espacios naturales protegidos: ¿de qué hablamos?

La actualidad es caprichosa. Y el ser humano tiene mala memoria, lo que combinado con su androcentrismo, provoca que, muchas veces, caminemos en círculos. Esta sensación de déjà vu la hemos tenido en nuestra comunidad hace tan solo unos días cuando una minoría ha acaparado titulares con sus actos vandálicos e insultos homófobos en contra de la declaración del Alto Najerilla como parque natural. Sin embargo, la controversia sobre los espacios naturales protegidos no es nueva. Cuando EE.UU. fundó el parque nacional de Yellowstone en 1872 encontró una considerable oposición local. Con el tiempo, no solo cambiaron de opinión los habitantes del lugar, sino la incipiente comunidad internacional. Se inició un movimiento imparable de preservación de la naturaleza que ha crecido sin descanso desde entonces. España se sumó a la ola conservacionista en 1918, con la aprobación de la Ley del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga. Mucho después, en 1979, la Unión Europea puso la primera piedra de su política de conservación con la Directiva de Aves. A esta siguió en 1992 la Directiva de Hábitats, por la que se creó la exitosa red Natura 2000. En treinta años, hemos conseguido cubrir un 26% del territorio de la UE, un hito que se ha logrado de manera progresiva y conjunta, al margen de los colores políticos e involucrando a la población local en el proceso. El objetivo es llegar al 30% para finales de esta década. El Gobierno de La Rioja, por cierto, se ha marcado el 37% como objetivo, un incremento de casi 13.000 hectáreas de superficie riojana protegida. Si la declaración de espacios naturales protegidos tuviera unas consecuencias tan catastróficas para el territorio y los habitantes del lugar, ¿por qué sigue aumentando entonces el territorio terrestre y marino protegido en todo el mundo? ¿Es, acaso, un capricho que perjudica al mundo rural, como denuncian algunos? Si nos atenemos a los datos, no parece que sea el caso. Alemania, el país más rico de Europa, ha protegido nada menos que un tercio de su territorio. Otros Estados miembros con diferentes niveles económicos como Austria, Polonia o Países Bajos registran porcentajes por encima del 30%. Nuestro país cuenta con el 27% de su superficie terrestre protegida en la Red Natura 2000 (y el 13% de la marina). Esto se traduce en un beneficio económico de 43.661 millones de euros, según datos del Miteco de 2019. Es decir, nada menos que el 4% del PIB español. Es más, está demostrado que por cada euro invertido en la Red Natura se obtiene un beneficio bruto de al menos 22 euros. Entonces, ¿cuál es el problema? Cuando el Gobierno de La Rioja comenzó el proceso de declaración del Parque Natural del Alto Najerilla lo hizo a instancias de los ayuntamientos que integran la comarca. Ayuntamientos que no comparten en todos los casos grupo político, pero sí un interés inequívoco por el desarrollo de sus comunidades locales. Por eso, resulta incomprensible poner en duda ahora la legitimidad y objetivos del proyecto. Menos aún cuando todo el proceso se ha caracterizado por la transparencia, con la organización de decenas de reuniones in situ y hasta una jornada de puertas abiertas en la propia comarca. La polémica, por tanto, no es tal. Con este proceso puesto en marcha por el Gobierno de La Rioja, el Parque Natural del Alto Najerilla se convertirá en el segundo parque natural de la región, junto con el Parque Natural de la Sierra de Cebollera, cuya declaración se remonta a 1995. En un primer momento, el proyecto se enfrentó a la oposición de los locales. Es decir, nada que no suceda cada vez que se plantea la protección de un espacio natural. El miedo a lo nuevo es humano. Como también lo es la rápida adaptación a los cambios, que es lo que sucede cada vez que se declara un espacio natural protegido. De este modo, las reticencias dieron paso a la aceptación e integración del parque entre la población del lugar, que se ha beneficiado en estos años de un desarrollo socioeconómico y un impulso turístico notables, como todos sabemos. El enfoque, los objetivos y la filosofía del parque natural del Alto Najerilla es igual en un parque que en el otro porque tienen el mismo espíritu de conservación de la naturaleza y de promoción del desarrollo socioeconómico. Lo que tampoco ha cambiado es el compromiso férreo y la ambición del Gobierno socialista de La Rioja para proteger nuestra biodiversidad. Me refiero a la Ley de Biodiversidad y Patrimonio Natural recién presentada por el Ejecutivo. Un texto que, además, es coherente con la ley europea de restauración de la naturaleza en la que trabajaremos próximamente en Bruselas. Porque el cuidado de la naturaleza es vital no solo por cuestiones medioambientales, sino también «por la enorme dependencia que nuestra salud, nuestro bienestar o nuestra economía tienen de la diversidad biológica», como dijo el consejero Dorado. El empeño del Gobierno es aunar la protección de la valiosa naturaleza riojana con el desarrollo sostenible, poniendo en valor tradiciones sostenibles como la ganadería extensiva y proporcionando oportunidades a una población que, en el caso del Alto Najerilla, se enfrenta a un reto tan importante como el demográfico. Por fortuna para la mayoría, todos seguirán trabajando sin desviarse de este objetivo, a pesar de los intentos de sabotaje y falta de respeto que unos pocos demuestran en el camino. Artículo disponible en www.larioja.com.

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27
mayo
2022
Perspectivas de futuro comunitario

La Unión Europea se ha enfrentado en los últimos dos años a retos inmensos que, a pesar de lo que habría podido esperarse en un principio, han impulsado la rápida puesta en marcha de una serie de iniciativas políticas integradoras únicas en la historia comunitaria. Las crisis de los últimos años han impulsado la ambición de cambio. El éxito de las nuevas medidas ha alimentado, especialmente en el seno del Parlamento Europeo, las ganas de avanzar. Así, la Eurocámara ha acogido durante el último año dos debates de gran importancia para el futuro de la Unión. Me refiero, en concreto, al debate sobre la iniciativa de reforma de la Ley Electoral Europea y a la Conferencia sobre el Futuro de Europa. La primera nace de la necesidad de articular unas verdaderas elecciones europeas. Y es que, desde los primeros comicios para elegir a los miembros del Parlamento Europeo, los ciudadanos de los Estados miembros han votado siempre a los candidatos en circunscripciones nacionales y de acuerdo con las normas propias de cada país. Por eso, esta iniciativa legislativa propone reformar la ley electoral de la UE (de 1976) para definir un sistema electoral uniforme aplicable en toda la Unión que ponga fin a lo que hoy son veintisiete elecciones separadas. Para ello plantea un doble voto: uno para elegir a los eurodiputados en las circunscripciones nacionales y otro para hacerlo en una circunscripción europea. Esta revolucionaria propuesta, impulsada por el compañero socialista Domènec Ruiz Devesa, introduce una lista transnacional dotada con 28 escaños que garantice una representación geográfica equilibrada y la igualdad de género. En este punto específico contempla el texto la obligatoriedad de las listas cremallera (alternancia de un candidato masculino y una candidata femenina) o las cuotas. Además, el Parlamento Europeo quiere facilitar que los electores voten al futuro presidente o presidenta de la Comisión Europea mediante un sistema de “candidatos principales” en las listas europeas y que lo hagan a la vez mediante el establecimiento de la jornada electoral el día 9 de mayo, Día de Europa. En definitiva, hemos apoyado, por amplia mayoría, dar forma a unas nuevas elecciones europeas más federales, más representativas y más democráticas. El segundo momento crucial del que me gustaría ocuparme aquí es la Conferencia sobre el Futuro de Europa, una serie de debates ciudadanos dirigidos a dialogar, justamente, sobre cómo quieren los europeos que sea el futuro de la UE. Se trata de la primera vez en la historia comunitaria que se realiza un ejercicio democrático paneuropeo de estas dimensiones. Más de 53 mil personas presentaron su visión de futuro para la Unión a través de una plataforma multilingüe. En total, un año de trabajo a lo largo y ancho del continente que produjo más de 18 mil ideas, 22 mil comentarios y casi 7 mil eventos que culminaron, a su vez, en 49 propuestas y más de 300 iniciativas en áreas temáticas clave como cambio climático, salud, migración o Estado de derecho. Y todo ello a pesar de haberse organizado la Conferencia en medio de una pandemia. Uno de los indicadores decisivos para apoyar una mayor integración europea es este éxito de participación. El otro es el contenido mismo de las recomendaciones ciudadanas, entre las que figuran la concesión al Parlamento Europeo de un derecho de iniciativa legislativa (actualmente en manos exclusivas de la Comisión Europea), superar la unanimidad obligatoria en política exterior en el Consejo o el derecho a la asistencia sanitaria para todos los ciudadanos de la Unión. La conclusión de todo esto es que la construcción de una Europa más federal y más democrática es un clamor ciudadano y, especialmente, de los más jóvenes. Los retos a los que nos enfrentamos hoy y a los que nos enfrentaremos en el futuro demandan una respuesta unida. Es solo con esta unidad y solidaridad entre Estados miembros, entre todos los europeos, como lograremos sobreponernos a las dificultades y vencer las amenazas que hacen peligrar nuestro proyecto comunitario. Los socialdemócratas defendemos esta idea de futuro para Europa y, por eso, trabajamos mano a mano con la sociedad civil desde el Parlamento Europeo para convertir en realidad las propuestas de los ciudadanos. Debemos asegurarnos de que las conclusiones de la Conferencia se apliquen. Ese es el deber de la Unión y la misión de la Eurocámara. Porque solo hay un futuro posible: más participación, más federalismo y, siempre, más Europa. Artículo disponible en www.infolibre.es.

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9
mayo
2022
Más Unión que nunca

El Día de Europa que hoy celebramos conmemora la Declaración Schuman, un hito de la historia europea que se produjo cuando, hace 72 años, los europeos decidieron aparcar la guerra y el enfrentamiento entre naciones para, en su lugar, optar por la cooperación política. A la lista de efemérides comunitarias deberíamos sumar el 21 de julio de 2020, cuando el presidente del Consejo anunció en Twitter: «Deal!» («¡Trato hecho!»). Nunca una sola palabra había significado tanto. Si el COVID-19 arrancó un periodo convulso de extrema vulnerabilidad, la pandemia trajo consigo el derrumbe de unos cuantos tabúes. Como casi siempre, la crisis no ha hecho sino fortalecer la Unión. [...] La locura del Hitler del siglo XXI nos coloca al borde de un conflicto de extrema gravedad y proporciones desconocidas que ilustra, además, la amenaza existencial que supone la Rusia de Putin para la UE. Los cinco paquetes de sanciones aprobados y el repertorio de medidas adoptadas hasta la fecha, entre las que figura la financiación con 1.000 millones de euros para material militar, se suman a la activación, por primera vez en la historia comunitaria, de la Directiva de Protección Temporal. Esta ley ofrece una respuesta garantista al éxodo de refugiados ucranianos en la UE, al permitirles acceder a un permiso de residencia y trabajo rápidamente. La respuesta firme de la UE pone de manifiesto, de nuevo, que la vía federal es ambiciosa, pero necesaria. ¿Cómo si no vamos a lograr asegurar nuestra autonomía estratégica? Como dijo recientemente la vicepresidenta Calviño, es un hecho que «Europa necesita emprender un esfuerzo inversor masivo» para lograrlo. La transición energética requiere músculo financiero, además de compromiso político y social. Tan urgente es que cerremos el grifo del gas con Rusia como que despleguemos la potencia total de las energías renovables. Los socialdemócratas europeos defendemos que esto es posible y trabajamos para conseguirlo de manera justa, sin dejar a nadie atrás. Un claro ejemplo es el reciente acuerdo conseguido por el Gobierno de España para desacoplar el coste del gas del precio de la electricidad, favoreciendo de este modo a millones de empresas y consumidores de toda la Península Ibérica. Por eso, es imperativo seguir avanzando en la plena integración de nuestras economías, políticas y sociedades. Porque los retos presentes y futuros no entienden de fronteras ni de banderas. La transición ecológica y la transición digital son dos caras de una misma moneda. Una transformación que ahonda en el concepto de autonomía estratégica y resume una apuesta por la supervivencia de la Unión en un mundo altamente competitivo y hostil, como tenemos la desgracia de comprobar estos días. Y no (solo) porque tengamos a Putin al otro lado del otrora telón de acero, sino porque el auge de la extrema derecha en Europa pone en riesgo el proyecto comunitario en sí mismo. El resultado de Le Pen, obteniendo un 42% de los votos de los franceses el mes pasado, la entrada de sus colegas de Vox en el Gobierno de Castilla y León y el endeble estado de derecho en Hungría son solo algunos de los motivos de alarma que tenemos en la Unión. Pero, como en las demás situaciones, «Europa prevalecerá». Las palabras del presidente Sánchez recogen la esencia de buena parte de los europeos: el convencimiento de que juntos somos mejores, somos más fuertes. Y, sobre todo, que pase lo que pase, seguiremos estando más unidos que nunca. Artículo disponible en www.larioja.com

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11
abril
2022
No hay futuro en un planeta herido

En una línea se pueden resumir miles de horas de trabajo y cientos de documentos científicos: no estamos haciendo lo suficiente para frenar el calentamiento global. Así lo certifica el crecimiento ininterrumpido (salvo la breve excepción del confinamiento por COVID-19) de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). Las razones son muy fáciles de entender: no estamos transformando nuestro sistema de producción ni nuestros patrones de consumo lo suficientemente rápido, nuestro sistema energético sigue dependiendo demasiado de los combustibles fósiles e, inevitablemente, nuestra industria está lejos de alcanzar la transformación casi total que precisa. Lo dicho: no estamos haciendo lo suficiente. La única buena noticia que nos deja el último informe del Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC) es que todavía hay margen para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. El informe del Grupo de Trabajo III (mitigación del cambio climático) contribuye, como el informe publicado a finales de febrero por el Grupo de Trabajo II (impactos, vulnerabilidad y adaptación), al documento final que publicará el GIEC a finales de 2022. Y sus conclusiones son muy claras. Los datos demuestran que estamos cada vez más lejos de evitar que la temperatura del planeta supere el 1,5ºC sobre los niveles preindustriales. En otras palabras: estamos cada vez más cerca de convertirnos en un planeta invernadero, lo que provocará un cambio climático extremo con graves consecuencias para la salud de las personas, los ecosistemas y la biodiversidad. Por tanto, la acción climática es necesaria y urgente. Los expertos nos advierten, una vez más, que hemos de transformar profundamente nuestros sectores económicos y nuestra manera de consumir. Y avisan: si no tomamos medidas inmediatas para que las emisiones globales alcancen su máximo en los próximos tres años y luego empiecen a disminuir, será muy complicado que alcancemos los objetivos de París. En definitiva, condenaremos al planeta y a nosotros mismos a una catástrofe climática. Si queremos evitarlo, tenemos que escuchar a los científicos. Los gobiernos locales, regionales y nacionales, así como las instituciones supranacionales, deben seguir sus indicaciones para evitar que el calentamiento global supere los 1,5 grados centígrados. Para conseguir la neutralidad climática en 2050 debemos reducir para mediados de siglo el uso del carbón en un 95%, el del petróleo en un 60% y el de gas en un 45%. [...] La cuenta atrás ha comenzado. Como dijo Josep Borrell, Alto Representante de la UE, en el Parlamento Europeo esta semana, la geopolítica y el cambio climático se dan la mano hoy en un objetivo común: disminuir la dependencia energética. Nuestra independencia energética pasa por el desarrollo pleno y total de las energías renovables. Es el momento de que todos los países del mundo se suban al tren de la transición ecológica y energética liderado por la Unión Europea. Tenemos que adoptar medidas ambiciosas y hacer cambios sustanciales en los principales sectores de la economía. No será fácil, pero tampoco imposible. Hay demasiado en juego: nuestro planeta, nuestras vidas, nuestro futuro. Artículo disponible en www.larioja.com

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18
marzo
2022
Salvar al planeta y salvarnos con él

El planeta se está calentando. El calentamiento y la alteración del sistema climático está provocado por la acción de la humanidad. El cambio climático, de hecho, ya ha alterado los sistemas naturales y humanos. Todas estas afirmaciones son hechos demostrados por la ciencia, donde destaca el Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC), también conocido por sus siglas en inglés, IPCC. Creado en 1988 en el seno de las Naciones Unidas, el GIEC evalúa los efectos e impactos del cambio climático basándose en los datos científicos disponibles.  A finales de febrero, el Grupo de Trabajo II - dedicado a los impactos, la vulnerabilidad y la adaptación, publicó su contribución al informe del IPCC, cuya versión final se hará pública a finales de 2022. Su conclusión es que la evidencia científica es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y para la salud del planeta. Un hecho que se suma a los mencionados anteriormente y que ratifica, a su vez, otros como que los cambios del clima han causado “impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y en los océanos”. [...] El informe apunta también a que el cambio climático ha causado daños sustanciales y pérdidas irreversibles en los ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros y de alta mar. Además, más de 3 millones de personas viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático, que se ve exacerbado por las desigualdades entre y dentro de las distintas regiones. Los expertos avisan que, a medio y largo plazo, el cambio climático provocará numerosos riesgos para los sistemas naturales y humanos. No obstante, su magnitud y ritmo dependerán de las acciones de mitigación y adaptación que se implementen en el corto plazo. Aun así, alertan de que los impactos son cada vez más complejos y difíciles de gestionar, debido a que estos fenómenos extremos interactúan entre si y se extienden en cascada por distintos sectores y regiones. La buena noticia es que no todo está perdido todavía. La mala es que nos estamos quedando sin tiempo. El informe no deja lugar a dudas: tenemos que superar las limitaciones financieras y de gobernanza y atajar el problema que supone el cambio climático para nuestros sistemas naturales y humanos. Las acciones que pongamos en marcha ahora serán clave para evitar una mayor pérdida de biodiversidad, un empeoramiento de la seguridad alimentaria y nutricional y un aumento de los riesgos para infraestructuras claves. Además, evitarán muertes prematuras causadas por el cambio climático, que según la ONU es ya responsable de una de cada cuatro. La Unión Europea, teniendo como estandarte el Pacto Verde Europeo, lidera el trabajo a nivel global para evitar que la situación climática de nuestro planeta empeore todavía más. Por eso, el año pasado el Parlamento Europeo respaldó mi propuesta dentro de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad de aquí a 2030 para exigir que la UE cuente con una Ley Europea de Biodiversidad. El objetivo, naturalmente, es garantizar que antes de 2050 los ecosistemas se hayan recuperado, sean resilientes y estén adecuadamente protegidos. Este punto cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que el informe del IPCC señala que menos del 15% de la tierra, 21% del agua dulce, y el 8% de los océanos son áreas protegidas. [...] La transición ecológica no puede esperar más. Y el informe del IPCC es una muestra más de que, si no actuamos ahora, pronto será muy tarde.  Artículo disponible en www.eldiario.es

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07
marzo
2022
Una Europa fuerte frente a Putin

La pugna brutal por el poder a través de la violencia sigue viva en el mundo, y para hacerle frente es imperativo reforzanos y abrir la puerta a acciones innovadoras. «La guerra ha vuelto a Europa». Así comenzó su discurso esta semana ante el Parlamento Europeo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Lo que parecía impensable, desterrado de nuestra memoria, ha ocurrido. Hace unos pocos días se cumplieron los peores presagios cuando Putin decidió invadir un país europeo independiente y soberano como es Ucrania. Durante meses mantuvo la tensión al alza mientras jugaba al despiste con reuniones internacionales y declaraciones de buenas intenciones. Al final, ha quedado demostrado que nunca tuvo la menor intención de desescalar el conflicto. Más bien al contrario. Nadie puede creer que el ataque del pasado 24 de febrero responde a una decisión tomada en caliente. Queda claro que Putin llevaba preparando esta invasión décadas. Al fin y al cabo, el dilema «oriente u occidente» no es nuevo para los ucranianos, quienes han basculado de un extremo al otro desde (por fijar un inicio) la Revolución Naranja de 2004. Esta dio pie al compromiso con la UE que culminó en 2013 con el fallido (y más tarde recuperado) Acuerdo de Asociación con la UE lo que, a su vez, desató de nuevo las protestas de la población. El entonces presidente, el prorruso Yanukóvich, optó por copiar el estilo de Moscú y responder con gran fuerza y represión. No obstante, en su caso, solo logró consolidar la revolución conocida como 'Euromaidán' y su propia caída del Gobierno en febrero de 2014. El Kremlin, en paralelo, fue preparando el terreno en Crimea, territorio ucraniano que se anexionó en marzo de ese mismo año. En cuestión de meses, comenzó la guerra en la región del Donbás, al este del país, donde Moscú apoyó y armó a los rebeldes prorrusos en Donetsk y Lugansk, territorios ucranianos reconocidos por Putin como «repúblicas independientes» hace unos días. Mientras todo esto acontecía, Putin continuaba centrado en la mayor transformación moderna del Ejército de su país. Su objetivo, evidente, era y es servirse de él como su principal herramienta en política exterior. Por eso, en el Parlamento Europeo lo hemos tenido claro. Con una mayoría aplastante de la cámara (637 votos a favor sobre un total de 676), hemos aprobado una resolución que no solo condena categóricamente la invasión de Ucrania, sino que alerta de que este es también un ataque a «los principios y el mecanismo de cooperación y seguridad en Europa y el orden internacional basado en normas». El desafío que plantea Rusia, anexionándose territorios soberanos ajenos, agrediendo e invadiendo a sus vecinos, no es nuevo. Los europeos lo reconocemos en los ecos de nuestra historia. Por este motivo, es tan importante mantener la unidad que la Unión ha exhibido hasta ahora en su respuesta (al contrario, seguramente, de lo que esperaba Putin). [...] Como declaró Borrell, no podemos seguir confiando en que apelar al Estado de Derecho y desarrollar relaciones comerciales van a inclinar al mundo hacia la democracia representativa. Es necesario un mayor esfuerzo para apuntalar una Europa cada vez más fuerte en el mundo. Artículo disponible en www.larioja.com

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21
febrero
2022
The importance of sustainable agriculture

Agriculture plays a central role in our European environmental and climate objectives and that is why we are working towards making it more sustainable and respectful with nature. Currently, the agriculture sector registers high greenhouse gas emissions. In fact, in 2015, it accounted for 10 % of the EU’s total GHG emissions. In addition, agricultural activities rely on a highly valuable ecosystem for climate change: soil, which increases its strong environmental impact. Intensive agricultural practices, unsustainable use of land and the excessive use of pesticides, to mention some issues, are causing soil contamination and degradation throughout Europe. The EU Biodiversity Strategy for 2030, for which I was the rapporteur in the European Parliament, not only considers soil as a key ecosystem in terms of biodiversity, but also acknowledges its high environmental importance and its value as a central ecosystem to socioeconomic activities. Being a terrestrial carbon sink, soil can remove approximately 25% of the carbon emitted by the world’s fossil fuel use each year, which makes soil essential to mitigate climate change. On top of that, soil heath is a global issue with direct environmental, economic and social impacts, and on which many sectors depend. For all these reasons, regenerative agriculture can come as a great solution. Because of the worrying ecological and biodiversity crisis that soil is undergoing, the EU has already taken action to halt further degradation for this ecosystem by focusing on sustainability. Hence, the “Farm to Fork” Strategy adopted by the Commission in 2020, aims to ensure the sustainability of the European food system throughout its supply chain, from production to consumption. The Strategy contains concrete goals to achieve by 2030 which include the reduction of pesticides and fertilizers, the reduction of the loss of nutrients, the reduction of antimicrobial sales for farm animals and in aquaculture and the rise of the area cultivated as organic agriculture to 25%, among others. In addition, the new Soil Strategy, adopted by the European Commission on November of 2021, prioritizes the prevention of soil and land degradation, as well as the restoration of healthy soils by 2050. To ensure this ambition is legally binding, the European Commission announced a new Soil Health Law by 2023. Developing “sustainable soil management” (SSM) practices, in which we find regenerative agriculture, is one of the many initiatives and proposals that the strategy considers. It also contemplates the possibility of creating a network of SSM, formed by Member States and other stakeholders, that focuses particularly on organic and regenerative agriculture. In conclusion, regenerative agriculture stands as a way to improve this sector’s sustainability and environmental impact. It is clear that healthy soils contribute to the mitigation of climate change, and that regenerative agriculture can contribute at the same time to achieve the resilience soils need, as it focuses on their restoration and health. Therefore, it aligns with the objectives of the “Farm to Fork” Strategy, such as improving food quality and reducing pesticide and fertilizers use, for instance. Artículo disponible en www.fooddrinkeurope.eu

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30
enero
2022
Todo, menos el ridículo

Como decía el president Tarradellas, «en política se puede hacer de todo, menos el ridículo». Hace unos días Pablo Casado anunció que las comunidades autónomas y alcaldes del Partido Popular «van a ir a la justicia para denunciar el reparto a dedo de las ayudas en beneficio del Partido Socialista». Poco después el Gobierno de Ayuso registraba por error un recurso en la Audiencia Nacional, en lugar de en el Tribunal Supremo. Y en el Parlamento Europeo, Dombrovskis, el vicepresidente económico del Ejecutivo comunitario y miembro del PP Europeo, respondía a una pregunta de la eurodiputada popular Isabel Benjumea con claridad meridiana: «Es un instrumento [el paquete de recuperación NextGenerationEU] basado en los resultados. Ese dinero se desembolsa cuando se cumplen una serie de objetivos, es decir, cuando los países llevan a cabo la ejecución, la implementación de las inversiones y de las reformas que se han previsto en los planes». La Comisión comprueba que los compromisos se han cumplido correctamente y «si es así, pone a disposición el dinero». Por mucho que Casado se empeñe, la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en todo el proceso de negociación y aprobación del Next Generation EU y del propio Plan español de Recuperación ha sido ejemplar y modélico. Fue fundamental para desbloquear las negociaciones del Consejo en julio de 2020 y ha trabajado junto a la Comisión Europea para tener a punto el Plan de España. Gracias a esto, nuestro país no solo fue el primero en presentarlo, sino también el primero en recibir la aprobación del Ejecutivo y las transferencias comunitarias. España es el único de los Veintisiete, hasta la fecha, que ha superado con éxito todas las fases preparatorias y cumplido con los primeros 52 hitos establecidos en el Plan de Recuperación, que sigue escrupulosamente la normativa y criterios europeos. [...] Artículo disponible en www.larioja.com

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23
enero
2022
La energía nuclear no es la solución a la descarbonización

La energía nuclear es una energía del pasado, no del futuro. La descarbonización de la economía necesita enfocarse en las llamadas “energías renovables” para garantizar una transición sostenible a la neutralidad climática. Desde la construcción en 1951 de la primera planta de energía nuclear experimental en Estados Unidos y de la primera central nuclear de uso comercial en Obninsk, en la antigua URSS, en 1954, la controversia sobre la necesidad de usar la energía nuclear para la alimentación eléctrica se ha mantenido en el tiempo. Leyendo un artículo que se publicó veinte años después de la puesta en funcionamiento de la central del Obninsk, me llama la atención cómo los autores escribían en respuesta a los escépticos que desde los años 50 venían expresando sus dudas, que “la energía nucleoeléctrica ha demostrado ser fiable, sin riesgos y económica”. Sin embargo, setenta años después de las primeras centrales nucleares, esa aseveración de las bondades de la energía nuclear queda en entredicho. Desde entonces, tres accidentes nucleares de consecuencias devastadoras (Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima) han puesto en evidencia los riesgos de un desastre nuclear, el armamento nuclear ha proliferado de manera alarmante y el coste de construcción de las centrales nucleares ha resultado ser bastante elevado.  El gran reto al que hacemos frente en las próximas décadas, más allá del aumento de los precios del carbono y del gas y la consecuente subida de los precios de la energía, es sustituir los combustibles fósiles e ir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que las temperaturas aumenten más de 1.5ºC con respecto a los niveles de 1990, hasta alcanzar la neutralidad climática en 2050. Este reto no es sólo un reto de Europa. Nuestro sistema climático global no entiende de fronteras y si la neutralidad climática no se alcanza a nivel planetario, el clima quedará gravemente desestabilizado y las consecuencias devastadoras de ello ya han sido ampliamente explicadas por el IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. [...] La descarbonización de la economía necesita de soluciones globales y limpias y la solución se llama “energías renovables”. En el mix energético español la energía eólica ha superado ya a la energía nuclear y las renovables suponen en la actualidad casi la mitad del total energético. Tanto a nivel global como a nivel europeo con el Reglamento de Taxonomía, los esfuerzos, las políticas y las inversiones tienen que centrarse en el desarrollo de energías renovables, porque son las más limpias, porque son las más verdes, porque no se agotan, porque pueden desplegarse a nivel planetario y porque son las únicas que pueden garantizarnos nuestra transición sostenible a la neutralidad climática.  La energía nuclear es una energía del pasado, no del futuro. Artículo disponible en www.eldiario.es

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15
diciembre
2021
En estado permanente de emergencia

Desde el pucherazo de Aleksandr Lukashenko en las elecciones presidenciales de agosto de 2020 en Bielorrusia, se han sucedido ya cinco paquetes de sanciones, innumerables declaraciones políticas e institucionales y, lo que es peor, innumerables violaciones de los derechos humanos. Desgraciadamente, la instrumentalización de los migrantes se ha convertido en un arma política arrojadiza en cualquier momento en cualquier lugar de las fronteras exteriores de la Unión. Nuestros competidores saben que nuestro talón de Aquiles, la migración, ofrece una oportunidad inmejorable para obtener rédito político, ejercer presión o incluso ganar influencia en un proceso negociador. Por eso el Alto Representante de la UE y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, ha calificado la situación en la frontera polaca de “muy preocupante” y no ha dudado en considerarla un “ataque híbrido contra la UE” por parte de Bielorrusia. Intimidado dentro de su propio país por la resistente oposición cívica de sus conciudadanos que reclaman paz, justicia y democracia, aislado de la comunidad internacional y castigado con un duro régimen de sanciones de la Unión Europea, a Aleksandr Lukashenko solo le queda una baza por jugar para apuntalarse en el cargo otros veinte años: atacar a Europa o seguir a Rusia. Ambas son dos caras de la misma moneda. Porque a nadie se le escapa que la idea, organización, coordinación y despliegue del plan de Minsk, en realidad, viene orquestada desde el Kremlin. [...] Artículo publicado en www.elobrero.es

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28
noviembre
2021
PAC verde, justa y social

El Parlamento europeo ha aprobado esta semana por amplia mayoría la nueva Política Agrícola Común. La votación ha concluido un largo proceso político y legislativo iniciado en 2018 con la propuesta de la Comisión Europea de tres nuevos reglamentos. Los Estados miembros, las instituciones europeas y los grupos políticos hemos debatido y negociado para sacar adelante uno de los pilares fundacionales de la Unión y, a día de hoy, uno de los mayores capítulos de gasto. Concretamente, un tercio de los recursos comunitarios están destinados al sector agrario, lo que nos da una idea de la importancia que reviste la adopción de esta nueva PAC. Sobre todo, porque la reforma llega en plena aplicación y desarrollo del Pacto Verde Europeo. La lucha contra el cambio climático y el objetivo de neutralidad climática para 2050 son causas transversales que afectan a todas y cada una de las políticas comunitarias. Por eso, la PAC recién aprobada ofrece un marco normativo más respetuoso que nunca. Mucho hemos tenido que ver los socialistas en el impulso de esta ambición verde y social. [...] Si algo destaca en esta reforma es el carácter de justicia social que plantea. En otras palabras, preocuparse de la tierra es fundamental para el porvenir de todos. Ocuparse de quien la trabaja es una obligación primordial para la sostenibilidad de la actividad en sí misma. En este sentido, me alegra especialmente como socialista desgranar aquí dos aspectos novedosos de la política agrícola común. Por un lado, la introducción de la perspectiva de género. El papel de la mujer rural en la agricultura no solo se incluye, por primera vez, entre los objetivos de la PAC, sino que pasa a ser un propósito prioritario. Las mujeres rurales son indispensables en la agricultura y el medio rural, aunque, con frecuencia, invisibles. Pese a representar aproximadamente al 50% de la población total en edad de trabajar en las zonas rurales de la UE y pese a llevar a cabo el 53,8% de la tarea a tiempo parcial y el 30,8% a tiempo completo (datos de 2014), no existen cifras claras sobre su participación en la agricultura como propietarias o como empleadas. Para contribuir a resolver este problema y reforzar el papel de la mujer en la agricultura, la nueva PAC obligará a los Estados miembros a integrar medidas, de manera horizontal, por la igualdad de género en todos los programas o medidas del Plan Estratégico Nacional que deben presentar al Ejecutivo europeo a partir de ahora para su aprobación. Por otro lado, y en relación con el empleo y el relevo generacional, hay que destacar también el 3% de ayudas, como mínimo, que debe destinarse a los jóvenes agricultores (hasta ahora era un 2% máximo); la introducción de un techo de ayudas por explotación y año a partir de 100.000 euros y el establecimiento de una «condicionalidad reforzada». Es decir, a partir de ahora se exigirá el cumplimiento obligatorio de una serie de buenas prácticas agrícolas y medioambientales (más estrictas que las actuales), para acceder al pago de la PAC. Los Estados miembros deberán garantizar que se respetan los derechos laborales de todos los trabajadores de la agricultura porque, si no, no cobrarán las ayudas correspondientes. En definitiva, tenemos una nueva PAC lista para entrar en vigor en 2023 (hasta entonces seguirá de aplicación el Reglamento de Transición que garantiza los pagos) y preparada para la nueva realidad del siglo XXI. La nueva política agrícola será buena para los intereses de España y de La Rioja, que ve, además, cómo las autorizaciones para plantaciones de vid se alargan desde 2030 a 2045. Más justa, más social y más verde, permitirá mantener un equilibrio entre la rentabilidad de las explotaciones agrarias y ganaderas y el compromiso ambiental y climático en el marco del Pacto Verde Europeo, al tiempo que apoya la competitividad y sostenibilidad del sector. Artículo publicado en www.larioja.com

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08
junio
2021
Reincorporemos la naturaleza a nuestra vida

Hace aproximadamente un año que la Comisión Europea propuso su Estrategia de Biodiversidad para la UE 2030. Muchas horas de estudio, reuniones, redacción y negociación después, hoy me alegra anunciar que mis compañeros de la Comisión de Medioambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo han apoyado mayoritariamente el informe que presenté sobre la misma en calidad de ponente de la Eurocámara. Ha sido (es, porque todavía tenemos que llegar a pleno) un trabajo duro, pero imprescindible dada la crisis de biodiversidad que afronta el planeta. Nada menos que un millón de especies están en peligro de desaparición en lo que supone la sexta extinción masiva de especies. Una crisis sin precedentes que, sin embargo, no atrae la misma atención mediática ni política que el cambio climático. Pero esto no va solo de animales. La diversidad biológica es la base de la vida. De ella dependen nuestro alimento, nuestra salud, nuestros recursos naturales, nuestra ropa, nuestros medicamentos y, por supuesto, nuestros ecosistemas. Por eso debemos ser exigentes y muy ambiciosos con esta Estrategia de Biodiversidad. Si no somos ambiciosos, no conseguiremos nuestro propósito final que es revertir esta enorme pérdida de biodiversidad. Para lograrlo, he propuesto en mi informe una serie de mejoras con respecto a la propuesta de la Comisión Europea que incluyen, entre otras, la creación de un “Erasmus verde” y el refuerzo del artículo 37 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE (dedicado a la protección del medioambiente) mediante la adopción de una ley europea de biodiversidad a imagen y semejanza de la reciente Ley europea del Clima. La Comisión Europea ya propone (y yo respaldo) un 30% por ciento de áreas marítimas, terrestres y fluviales protegidas para 2030. ¿Qué mejor manera de hacer efectivo el derecho a un medio ambiente sano que con una ley europea que blinde la protección de la biodiversidad, estableciendo objetivos obligatorios y vinculantes para la restauración, protección y conservación de la naturaleza como estos? Estos son objetivos muy ambiciosos, sin duda, pero convendrán conmigo en que son necesarios. Como necesaria es también la protección de los suelos de la UE, que, aunque no se lo crean, carece de un marco legislativo comunitario específico. Y eso que la salud de nuestros suelos es esencial para nuestra supervivencia, sobre todo teniendo en cuenta que el 95% de nuestros alimentos salen de ahí. ¿Y si les digo que, solo en España, el 74% del territorio está amenazado por la desertificación y que casi el 20% tiene un riesgo grave o muy grave de sufrir este fenómeno? Como decía, objetivos ambiciosos, pero necesarios para proteger los suelos, la diversidad biológica y nuestra propia seguridad alimentaria. Lo mismo ocurre con los bosques, patrimonio natural y común de la Unión Europea según el Tribunal de Justicia de la Unión. En total, estos cubren alrededor del 38% del territorio de la UE (los bosques españoles suponen aproximadamente un 11% del total comunitario) y aunque la masa forestal europea registra aumentos continuos en prácticamente todos los Estados miembros desde 1990 (algunos estudios hablan del 30% del incremento de superficie forestal en España en los últimos años), no hay que llevarse a equívoco. No es lo mismo una plantación de árboles que un bosque, mucho menos si hablamos de un bosque primario. Los bosques no son solo árboles, son sistemas con múltiples facetas y usos que debemos proteger por nuestro propio interés medioambiental, económico y social. La Estrategia de Biodiversidad para 2030 es, en definitiva, una hoja de ruta que pretende revertir la pérdida de especies y para hacer de nuestro planeta un lugar mejor. Para ello tenemos que cambiar nuestras pautas de producción y de consumo. Comprendo las preocupaciones del sector primario ante esta perspectiva, pero les digo que no son los únicos que deberán esforzarse por lograr este cambio de modelo, aunque seguramente sí algunos de los más interesados. Porque, ¿de qué servirá agotar la tierra exportando hoy toneladas de comida, si dentro de diez o veinte años no se puede plantar nada? Hay que buscar la sostenibilidad, el largo plazo. Hay que dejar de sucumbir a lo inmediato y poner las luces largas, con educación, reforzando los derechos medioambientales con una ley, introduciendo cambios y defendiendo objetivos que sean vinculantes, conseguiremos proteger, conservar y restaurar la naturaleza y nuestro futuro como especie humana. Artículo publicado en www.efeverde.com.

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01
junio
2021
Tres años cambiando

Al cumplirse tres años hoy de la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno por parte del Congreso de los Diputados, es pertinente realizar un balance con la perspectiva temporal suficiente y que, también, permita proyectar alguna conclusión de futuro. Desarrollaré el balance en 8 puntos: El Gobierno Sánchez ha regenerado la vida pública durante estos tres años. La ética, la transparencia y la limpieza democrática fueron los primeros vectores de cambio que necesitaba el país, sobrecogido por los niveles de corrupción sistémica del PP. La apuesta decidida por el diálogo y por las soluciones políticas en relación con la crisis catalana es la vía elegida desde el principio para afrontar este grave problema de la democracia española. Hoy, en pleno debate sobre los indultos, esa apuesta firme y decidida por la palabra y por la política descuellan en relación con otras ofertas, sustentadas en el viejo inmovilismo crispador, sectario e interesado. Aquí, más que en ningún otro aspecto, sobresale la defensa del interés general, primer cometido de un Gobierno en democracia. Este es un Gobierno social, sobre todo es un Gobierno comprometido con el Estado de Bienestar. Prueba de ello son dos medidas muy relevantes: la subida del Salario Mínimo Interprofesional (950 €) y la instauración de un Ingreso Mínimo Vital. Otra de las medidas impulsadas por este Gobierno apuntala el edificio de derechos civiles de una gran democracia como es la española. Me refiero al derecho a una muerte digna, un avance sustantivo. La presidencia Sánchez ha devuelto a España al núcleo de las decisiones europeas, tras años de un papel marginal y secundario de Mariano Rajoy. La voz española en la Unión Europea es una voz fuerte y consolidada, que no se limita a defender nuestros intereses como país miembro, sino que participa en la gobernanza comunitaria con un papel propio y un peso significativo. La mejor prueba de ello es la aprobación de los fondos europeos de reconstrucción, que han supuesto, a la vez, un giro social y federal en el proceso de integración. Uno de los frentes en los que el Gobierno se muestra más decidido y comprometido es el de la lucha contra el cambio climático. España cuenta, por fin, con una ley climática a la altura de nuestras responsabilidades climáticas. Una ley que actúa en el contexto de la ley climática europea y que nos compromete en los objetivos ambiciosos, pero necesarios, de reducir los gases de efecto invernadero de manera paulatina hasta alcanzar la neutralidad climática en 2050. En paralelo, la transición hacia una economía ecológica y sostenible está en marcha. La experiencia de gobiernos de coalición se limitaba en España a los niveles territoriales, pero estaba por explorar una vía estatal o nacional. Este es un gobierno de coalición de dos partidos y que se apoya en una mayoría parlamentaria amplia y variada. Es la prueba de que el sistema del 78 es fuerte y flexible. Lo que hacía falta era audacia, determinación y valentía para llevarlo a cabo. Este es un Gobierno que está introduciendo una política de memoria democrática en la línea de países de nuestro entorno, como Francia y Alemania. La educación, la comprensión, el conocimiento y la reparación siempre son necesarias y más vale que lleguen tarde a que nunca lleguen. Esta política, junto a la ubicación de la tumba de Franco en el lugar que le correspondía son decisiones que elevan nuestra calidad democrática. Evidentemente que hay muchos más puntos a destacar, pero he escogido estos por constituir claros ejemplos de avance, de evolución y de cambio. Las circunstancias han delimitado con claridad las tres etapas que han jalonado estos tres años de mandato de Pedro Sánchez. El periodo de Gobierno surgido de la moción de censura, el periodo de Gobierno en funciones tras la victoria socialista de abril de 2019 hasta la nueva victoria de diciembre de ese mismo año y la gestión de la pandemia de Covid 19 a partir de los comienzos del año 2020. La urgencia sanitaria mundial y la crisis económica consecuente han centrado los esfuerzos y el trabajo del Gobierno en la primera parte de la legislatura, teniendo ahora por delante el tiempo suficiente y la estabilidad necesaria como para liderar las transformaciones sociales pendientes y afrontar los problemas políticos que demandan la impronta de un Gobierno fuerte y decidido. Artículo publicado en www.fundacionsistema.com.

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11
mayo
2021
Suelos saludables, garantía de futuro

El último pleno del Parlamento Europeo que tuvo lugar la última semana de abril ha devuelto a los suelos la atención política que necesitan a nivel de la Unión Europea. La resolución parlamentaria sobre la protección del suelo, que demanda un nuevo enfoque para los mismos, fue aprobada por una abrumadora mayoría en la Eurocámara. Los suelos son un recurso no renovable fundamental para la vida en el planeta, ya que proporcionan importantes servicios de los ecosistemas y son vitales para procesos ecológicos clave como el ciclo del carbono y de nutrientes, el equilibrio hídrico y la producción de alimentos. Son el hogar de más de un cuarto de la biodiversidad mundial, entre microorganismos, bacterias y células individuales, que desempeñan un papel esencial en el mantenimiento de los mismos y en la creación de materia orgánica disponible para los cultivos. Según el centro de datos sobre suelos europeos del centro común de investigación de la Comisión Europea, el 98% de la ingesta diaria de calorías a nivel mundial depende de la biodiversidad del suelo, por lo que la seguridad alimentaria mundial depende de la calidad y salud de nuestras tierras. Los suelos son además elementos clave para alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo por lo que su protección eficaz es elemental para hacer frente a la degradación de la tierra y alcanzar la neutralidad climática. A pesar de la importancia del suelo y de que estamos obligados a alcanzar la neutralidad de la degradación de nuestras tierras de aquí a 2030 en el marco de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha Contra de la Desertificación, la UE no cuenta aún con un marco legislativo común que regule la protección del mismo y su uso sostenible. Cada año, la erosión, la desertificación, la contaminación, la compactación, los deslizamientos de tierras, las inundaciones y el sellado de suelos hacen que se pierda la biodiversidad de los mismos y con ello la materia orgánica que los fertiliza. Los suelos sanos son, además, clave para el desarrollo de procesos naturales fundamentales como la regulación del ciclo de nutrientes, la absorción de emisiones o la purificación del agua. Por todo ello, es necesario que la Comisión Europea presente una propuesta legislativa sobre protección y uso sostenible del suelo, esto es, una directiva marco del suelo, como queda reflejado tanto en la resolución aprobada sobre protección del suelo recientemente aprobada, así como en el informe sobre la Estrategia de Biodiversidad de la UE del que soy ponente en el Parlamento Europeo y cuyas negociaciones estamos finalizando. Este marco debe además abordar la contaminación con la identificación de los lugares contaminados, el establecimiento de un objetivo de descontaminación y la adopción de medidas al respecto. Igualmente, y este punto es fundamental para España, no pueden quedar desregulados fenómenos como la erosión, la salinización, la desertificación o la compactación, así como el sellado del suelo con objetivos claros para lograr el objetivo de no degradación de la tierra para 2030. Por último, es necesario actuar a nivel de la UE porque hay que regular los cada vez mayores impactos transfronterizos de la degradación del suelo y de la tierra, y porque los suelos serán elementos muy importantes en la regulación del clima por su función de sumidero de carbono. En este punto, hay que apostar por la restauración de los mismos y por la integración de la protección del suelo en todas las políticas sectoriales pertinentes. Como socialista convencido de que la preservación y mejora de la calidad del medio ambiente, la protección de la salud humana y la utilización prudente y racional de los recursos naturales deben empezar por la protección de la tierra bajo nuestros pies, abogo por un compromiso firme de las instituciones europeas y de los Estados miembros para que pronto los suelos dejen de ser la única materia medioambiental no regulada en Europa.  Artículo publicado en www.huffingtonpost.es.

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8
mayo
2021
Fuertes en la adversidad

El 18 de abril se cumplieron 70 años desde que la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) se puso en pie. Significó el primer cimiento de la unidad de una Europa devastada que se proponía construir un proyecto de integración como solución de futuro. Desde entonces, la divisa «unida en la diversidad» ha sido la mejor referencia posible en un camino nunca fácil de transitar: la cesión de poder soberano en marcos más amplios y compartidos. Para quienes midan el tiempo, y lo que a su través se alcanza, con criterios cortoplacistas, puede que les parezca insuficiente el estadio actual en el que se encuentra la Unión. Sin embargo, si pensamos históricamente, ejercicio que siempre nos protege de la «rabiosa (y ególatra) actualidad», el proyecto europeo ha conseguido instalar una dinámica de cooperación entre las naciones europeas, dotándolas de un mecanismo y de una estructura que podríamos catalogar como prefederal. Además, los 27 países socios contamos con grandes políticas transnacionales de carácter estratégico y solidario, como son la PAC y los fondos estructurales y de inversión. [...] Pero, hoy, en el Día de Europa, quiero referirme a los tres grandes retos de nuestras sociedades: el Pacto Verde Europeo, la digitalización y la prevalencia de la Europa social. Los tres están relacionados y tienen mucho que decir, si bien el primero es quizás el que más suena, sobre todo entre los jóvenes. El Pacto Verde persigue convertir a la Unión en el primer continente climáticamente neutro en carbono para 2050. Y para conseguirlo se propone actuar de manera transversal en la política europea y, muy especialmente, con la próxima Ley europea del Clima recientemente aprobada en el Parlamento Europeo. Con unos primeros objetivos vinculantes de reducción de los gases de efecto invernadero del 55% fijados para 2030 (más los que están por llegar para 2040), esta piedra angular del Pacto nos obligará, sin duda, a replantearnos muchas cosas. Entre ellas, nuestra relación con el entorno. La nueva Estrategia de Biodiversidad para la UE 2030, de la que soy ponente, pretende precisamente reforzar esa relación para proteger, conservar y restaurar la biodiversidad perdida, enlazándola con la lucha contra el cambio climático al entender que ambas causas son partes de un mismo problema. La década digital que se ha marcado la Comisión Europea, por otra parte, es un reto necesario para lograr la digitalización de la Unión, contribuyendo al Pacto Verde, así como a la creación de empleo de calidad, sostenible y moderno adaptado al siglo XXI. Por eso el enfoque europeo se basa en tres pilares: la tecnología (inteligencia artificial, 5G...), la economía (estrategia industrial, ley de mercados digitales, ley de servicios digitales...) y la sociedad (identidad electrónica europea, ciberseguridad, capacidades digitales...). Por último, la Europa social, el corazón del proyecto europeo, va a reforzarse con dos proyectos importantes en los próximos meses (la estrategia para el futuro de Schengen y la directiva de salarios mínimos) que se suman a la miríada de acciones, programas y políticas bien conocidas y reforzadas con los últimos presupuestos comunitarios para el periodo 2021-2027 como la Garantía Juvenil, Erasmus+ o la Agenda de Capacidades Europea. En un día como hoy de conmemoración y de celebración, animo a todas las lectoras y a todos los lectores a que sigan renovando su confianza en el proyecto europeo, a que desplieguen un europeísmo convencido de que es el proyecto más fuerte y mejor para navegar no solo ante la adversidad, sino en el mundo global actual y futuro. ¡Viva Europa! Artículo disponible en www.larioja.com

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05
mayo
2021
Los bosques, nuestros mejores aliados

La Unión Europea se ha comprometido a convertirse en un espacio climáticamente neutro de aquí a 2050, lo que requerirá tanto reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero como aumentar las emisiones negativas. La forma más barata, efectiva y fácil de hacerlo es protegiendo y restaurando nuestros bosques y otros ecosistemas naturales, aunque desgraciadamente no es lo que está sucediendo. Los bosques son el soporte de la vida en nuestro planeta, cubren el 30% de la superficie terrestre mundial y albergan el 80% de su biodiversidad. Son unidades multifuncionales que aportan grandes beneficios medioambientales, sociales, económicos y culturales si son gestionados sosteniblemente, esto es, si se administran y usan de forma y en intensidad tales que mantengan su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y su potencial para atender ahora y en el futuro las funciones ecológicas, económicas y sociales relevantes sin causar daño a otros ecosistemas. En Europa, los bosques constituyen casi la mitad de la superficie de la Red Natura 2000, para la que tienen una importancia crucial. Sin embargo, los conocimientos sobre la aplicación de Natura 2000 en los bosques y sus efectos sobre la biodiversidad, el cambio climático, la gestión forestal y otros usos del suelo son fragmentarios. Igualmente, no hay equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y el concepto de bosque como unidad productiva, concepto este último muy defendido por los grandes Estados miembros con amplia superficie boscosa del norte de Europa. En este marco, es necesario que los Estados actúen con una mejor comunicación y transparencia sobre  su gestión, un mayor peso de la conservación y restauración en el desarrollo de sus estrategias y en la respuesta al cambio climático, así como una política europea integrada de uso de la tierra y conservación que evite los conflictos con otros sectores. Una de las causas del declive mundial de los bosques es la degradación forestal y la deforestación. Aunque la UE no cuenta con grandes extensiones de bosques como América del Sur o el sudeste asiático,  es la causante del 10% de la deforestación mundial a través de la importación y consumo final de productos básicos como el aceite de palma, la carne de vacuno, la soja, el cacao, el maíz o la madera. Por ello, es fundamental que la UE adopte las medidas necesarias para conseguir cadenas libres de deforestación y la salvaguarda de los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales, así como una legislación que prohíba la importación en nuestro territorio de cualquier producto resultado de la tala ilegal de árboles. Es lamentable cómo los bosques primarios están disminuyendo rápidamente en todo el mundo, suponiendo hoy en día sólo el 32% de los bosques del planeta. Los bosques primarios son únicos e irremplazables. Incluyen los ecosistemas terrestres más biodiversos del planeta y proporcionan beneficios esenciales para la mitigación y adaptación al cambio climático. Por ello, las políticas forestales nacionales, europeas e internacionales deberían priorizar la conservación de los bosques primarios y centrarse en la restauración más que en la forestación. Por todo ello, y para conseguir ser climáticamente neutros en carbono en 2050, la UE necesita además de un plan ambicioso para reducir las emisiones, una visión a largo plazo de bosques ecológicamente resistentes y un plan para abordar conjuntamente las crisis del clima y la biodiversidad. Artículo publicado en www.efeverde.com.

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17
abril
2021
La injusticia sigue en Palestina

Existen muchos problemas en el mundo, pero cuando uno dirige su atención hacia Palestina, esa zona del mundo tan compleja como apasionante, siente la más absoluta desolación. Recientemente, Israel ha rechazado cooperar en la investigación requerida por el Tribunal Penal Internacional para investigar los crímenes de guerra en Palestina por ataques desproporcionados contra civiles y también a las milicias palestinas Hamás y otras por el lanzamiento masivo de cohetes de forma indiscriminada contra población civil israelí. Pero el Gobierno en funciones de Netanyahu (investigado por corrupción múltiple) niega la jurisdicción del TPI sobre el Estado de Israel.  Mientras tanto, Israel es el país del mundo que más está vacunando a su población, pero se la niega a la mayoría de la población palestina, que está a expensas de la solidaridad internacional, entre la que se encuentra la europea.  La realidad en Palestina es compleja y resulta del cruce de tres factores principales: el territorio (la franja de Gaza controlada por el ultraconservador movimiento islamista Hamás versus la Cisjordania moderada de Al Fatah), el grupo socioeconómico y, por supuesto, la Zona (A, B o C) en la que uno viva y que determina quién tiene el control civil, el militar o el total. Porque, aunque la teoría diga que la Zona A está bajo control de la Autoridad Nacional Palestina (menos del 18% del territorio), lo cierto es que su autonomía se ve extremadamente limitada, entre otras cosas, por la necesaria coordinación con la potencia ocupante (Israel).  Calculen lo que debe ser entrar y salir, recibir y enviar mercancías, todos los días, para cualquier trámite, a través de los checkpoints. Añádanle a eso episodios de violencia, abusos, intimidaciones, etc. No por nada organizaciones internacionales y ONGs israelíes como Paz Ahora, B’Tselem o Breaking the silence han denunciado los puestos de control y lo que sucede en ellos en repetidas ocasiones. La vida diaria, la cotidianeidad, fluye en los territorios ocupados con dificultades constantes que hacen imposible el desarrollo personal de sus ciudadanos, no digamos ya el político. Y eso sin hablar del bloqueo marítimo, aéreo y terrestre que Israel ejerce sobre Gaza desde 2007. Por si fuera poco, a la intersección de factores ya mencionada, hay que sumar también un elemento clave común a todo el Medio Oriente: la religión. Palestina no es inmune a la radicalización del islam y también sufre internamente la división de su sociedad. Ejemplo de modernidad: Sama Abdulhadi es una DJ palestina oriunda de Ramala que ha llenado salas en ciudades tan cosmopolitas como Beirut, Berlín, Dubái o Barcelona. Hasta que se cruzó con los ultras en su camino y acabó detenida durante ocho días en prisión, de la que salió bajo fianza, acusada de profanar un lugar de culto. Que todo haya podido ser un "malentendido", como ella afirma, no le resta un ápice de importancia al hecho en sí mismo. Si bien con Trump en la Casa Blanca era evidente que no cabía esperar nada (bueno), con Biden al frente del ejecutivo americano hay espacio para algo más. La decisión anunciada esta semana de colaborar de nuevo con la UNRWA (Agencia de la ONU para refugiados palestinos) viene a revertir la decisión de su predecesor que a punto estuvo de costarle la existencia a la agencia. Aunque no hay que hacerse muchas ilusiones. Los 150 millones de dólares anunciados (126,2 millones de euros) están muy lejos de los 360 previstos en 2018 (antes de la reducción de Trump a 65 millones). No obstante, las necesidades son tan grandes (piensen que la tasa de desempleo en la franja gazatí supera el 70% entre los jóvenes) que, por supuesto, cualquier ayuda recibida es crucial. Pero no podemos conformarnos con eso. La situación israelo-palestina es una anomalía de la historia moderna que debemos solucionar. Debemos seguir defendiendo una solución pacífica, estable y permanente en el tiempo que permita la coexistencia de dos estados autónomos e independientes.  Artículo publicado en www.eldiario.es.

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04
marzo
2021
Querido presidente… Las cartas de un intelectual reformista a Felipe González

La presencia de intelectuales en el poder o su cercanía o influencia en el mismo constituye un objeto de estudio siempre de enorme interés para los historiadores, máxime cuando se dispone, para su investigación, estudio y análisis, de documentos históricos de primera mano a partir de los cuales podemos elaborar una reflexión histórica, serena y con la suficiente y necesaria perspectiva.  La puesta a disposición del archivo creado por la Fundación Felipe González de las cartas que José María Maravall Herrero escribió y envió a Felipe González durante la década de los 80 del siglo pasado nos ha permitido investigar los entresijos de una época ya con una historiografía muy considerable y aportar al conocimiento histórico una panorámica distinta y complementaria de aquella época. Trabajo que tendrá su continuación con la publicación, a lo largo del año próximo, de la primera biografía histórica de José María Maravall.  El sociólogo y político, militante ugetista y socialista, opositor al franquismo, académico de Oxford y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, ministro y amigo del presidente, puso en marcha en esas cartas, verdaderos escritos políticos, una manera de mostrar su personal visión del cambio. De manera que su epistolario permite iniciar una suerte de diálogo histórico, establecido entre su personal prospectiva y el pasado más reciente. En este caso, al valor añadido del análisis de la correspondencia entre políticos, un clásico ineludible de la historiografía por la riqueza de datos de primera mano e intrahistóricos que aporta, hay que sumar —como fuentes primarias cuya interpretación se aporta en este ensayo— el propio testimonio consciente, lúcido y con un fuerte sentido moral que proporciona la potente mirada subjetiva de un destacado y comprometido intelectual, en sentido estricto, un reputado sociólogo que comprendía muy bien la dinámica y la conciencia históricas. En el análisis contextual de sus cartas, por añadidura, hay que tener en cuenta que, "cuanto más recientes son, más aumentan los problemas y contenidos discursivos de las mismas".  Por ello, se ha elaborado una panorámica caleidoscópica que ha sido posible enriquecer, en buena medida, gracias al testimonio y las reflexiones del propio protagonista, efectuadas en una muy extensa entrevista, concedida ex profeso para la elaboración de este trabajo de investigación, el 17 de enero de 2020.  En suma, a través de las misivas de José María Maravall a Felipe González —quien, como jefe del gobierno y secretario general del PSOE, tras obtener su tercera mayoría electoral consecutiva, ya había dejado dicho que "hay que renovar el PSOE para no morir de éxito", se ha podido determinar la visión interior que, sobre los principales problemas del cambio tenía uno de los colaboradores más cercanos —y de mayor confianza personal— con el entonces presidente del gobierno.  Alguien que se veía a sí mismo, por otro lado, más como un científico social que como político al uso, quien reflexionó ampliamente, durante siete largas cartas, escritas entre marzo de 1984 y septiembre de 1990, sobre asuntos políticos de gran calado, tales como la estrategia, la política de comunicación, los problemas en torno a la unidad del partido, las fallas en la coordinación interna con el PSOE, entre ministerios o con las Comunidades Autónomas, las políticas a priorizar y uno de los asuntos más controvertidos del primer mandato del PSOE: la permanencia en la OTAN.  No en vano, la denominada década del cambio (1982—1992) estuvo sometida, desde su mismo desarrollo histórico, a un juicio político, mediático y social muy vehemente, propio de la trascendencia y expectativas generadas por el primer triunfo que un partido socialista había obtenido en España, al menos desde las elecciones constituyentes de 28 de junio de 1931. En palabras de Álvaro Soto y Abdón Mateos, "el cambio implicó una esperanza y una ilusión no sólo para los votantes socialistas, sino para una gran mayoría de españoles", formando parte ya de la historia, pues, en su conjunto, "la etapa socialista entre 1982 y 1996 es un proceso acabado, aunque sigue influyendo en el presente" . La presente investigación nos ha permitido identificar tres grandes grupos de problemas: la gestión de la economía y de las cuestiones sociales por parte de los poderes públicos, la comunicación institucional y las luchas de poder.  El problema de la economía y cómo afrontar la adecuada planificación de su redistribución social ocupaba, sin duda, el primer plano. Y es que, más allá de la resolución puntual de los hechos sobrevenidos, día a día, además de la propia rutina de la administración y de la gestión ordinaria —que con frecuencia arrastraba y paralizaba la iniciativa política, adormeciendo los proyectos ideológicos y programáticos—, constituyó uno de los asuntos que más preocupó a Maravall, quien alertaría reiteradamente de esta problemática a Felipe González, ante el temor a defraudar las expectativas generadas, sobre todo en materia de política social, a un sector muy amplio de la ciudadanía.  En cuanto a la comunicación política y su gestión, con elementos tan fundamentales como la coordinación, el discurso, la estrategia y el control de la narrativa, ocuparon también de forma considerable sus reflexiones. El sometimiento de la iniciativa política a la burocracia administrativa y la consiguiente incapacidad para marcar la agenda de comunicación fue para Maravall uno de los principales problemas del gobierno durante su larga singladura.  Por último, las luchas de poder en un partido con una vida interna muy intensa y convulsa, a lo largo de toda su historia, desde que se fundara en 1879, se constituyó como el problema, quizá, más acuciante y doloroso para los protagonistas, por cuanto que se prolongó en el tiempo y produjo, como corolario, la división irreconciliable entre varios dirigentes y facciones del partido, comenzando por sus números uno y dos, Felipe González y Alfonso Guerra, división que no se zanjaría hasta la renovación generacional y política que trajo el XXXV Congreso del PSOE, celebrado en el año 2000. Las cartas, cuyo contenido recoge un pensamiento estratégico y analítico —ligado a un profundo sentimiento de pragmatismo, en clara consonancia con el socialismo reformista que preconizaba el propio Felipe González—, demuestran, sobre todo, cómo se impusieron unos problemas comunes, constantes en los gobiernos democráticos occidentales que dominaron los sistemas políticos de partidos desde la postguerra mundial y ante los que la reacción de los liderazgos contó con el soporte de los análisis y reflexiones de una suerte de consejeros políticos, ajenos al organigrama oficial e institucional de los mismos (de la Presidencia del Gobierno en este caso), pero que sin embargo formaron parte del gobierno y fueron influyentes y decisivos en numerosas ocasiones y en varios ámbitos políticos y organizativos, como queda demostrado con esta visión interior de la década del cambio de José María Maravall.    Artículo publicado en eldiario.es en colaboración con Juan Carlos Sanchez Illán

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4
marzo
2021
EU’s Energy Taxation Directive review crucial to achieving transition to a clean, carbon-free economy

When the European Green Deal was announced in December 2019, we lived in a different world. The flagship project of the von der Leyen Commission was born B.C. (before COVID-19), but unlike the many other initiatives and practices that perished before the new reality, the Green Deal is needed now more than ever. [...] The goals, commitments, and challenges that the EU faces today in energy, climate and environmental issues have significantly evolved. Not to mention the Emissions Trading System, currently inconsistent with the ETD.  It is obvious that there is a pressing need to modernise the Directive and use it as an instrument at the service of the European Green Deal goals. In other words, the review must bring fewer taxes to green production and clear planning for phasing out fossil fuel subsidies, in line with the commitments established in the Paris Agreement and with the ‘do no harm’ principle. Phasing out fossil fuels subsidies is no minor issue. In 2018, they represented €50bn across the EU, approximately 30 percent of that year’s total energy subsidies. In fact, the report on the State of the Energy Union 2020 pointed out the “need to step up efforts to reduce subsidies from wasteful energy consumption and to promote the energy transition”.  Environmental taxation is a broad and cross-cutting discussion that requires working in many different areas such as industry, trade, consumption, travel, and transport, to name a few. Making sure that the negative externalities derived from these activities are duly covered is just as important as promoting good practices that produce positive externalities. Renewable energy and clean technologies are just an example. In any case, I believe that the European Union should lead this discussion. Likewise, the EU should be in charge of managing the resources resulting from this potential green taxation reform - because the EU is the one leading and coordinating the efforts of all Member States in achieving climate neutrality. [...] Artículo disponible en www.theparliamentmagazine.eu

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24
enero
2021
Proteger, conservar y restaurar

El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son dos caras de una misma moneda: la del daño que infligimos a nuestro planeta con nuestra forma de producir y de consumir. Daño que, a los hechos me remito, la naturaleza nos devuelve como un bumerán en forma de temporales de frío polar excepcional y olas de calor mortales, por ejemplo. Por eso, conviene recordar que la diversidad biológica es la base del funcionamiento de la vida en la Tierra. Un equilibrio precario, pero perfecto, que nos permite respirar aire limpio, beber agua pura y comer alimentos ricos y variados. Nuestra propia salud humana y animal dependen de la biodiversidad y de un medioambiente sano. No es este, por tanto, un asunto cuya importancia se pueda minimizar o relegar a un segundo plano hasta que la tormenta escampe y podamos retomar la agenda A.C. (antes del coronavirus). Por eso, como ponente del Informe sobre la Estrategia de Biodiversidad para la UE 2030 que la Comisión presentó el año pasado, respaldo su propuesta legislativa y su nivel de ambición. Transformar nuestra relación con la naturaleza, nuestra sociedad y nuestra economía debe ser una prioridad paralela a la reconstrucción sanitaria, económica y cultural tras la pandemia. En este sentido, apoyo todos y cada uno de los objetivos de la propuesta de la Comisión (como la reducción del 50% de pesticidas químicos y el 20% del uso de fertilizantes, entre otros), que deben recogerse en legislación para que sean vinculantes. Pero, además, propongo otras medidas que considero fundamentales para atajar las cinco causas directas de la pérdida de biodiversidad. En primer lugar, la degradación de los suelos. Es fundamental que la Comisión presente una propuesta legislativa que establezca el marco común para su protección y uso sostenible, así como un Plan Europeo para atajar la desertificación. En segundo lugar, la interconexión entre los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París y los que se adquieran en la COP15 del Convenio sobre Diversidad Biológica la próxima primavera. En otras palabras, la Comisión Europea debe presentar un Plan de acción que aborde conjuntamente la crisis climática y la de biodiversidad. Tercero, la contaminación: los objetivos de la Estrategia de Biodiversidad deben alinearse y coordinarse con los de las estrategias “de la granja a la mesa” y la futura estrategia forestal de la UE bajo el paraguas del Plan de acción para una Contaminación Cero (incluyendo, además, la contaminación lumínica y acústica).  En cuarto lugar, el fenómeno de la urbanización/concentración urbana. Las infraestructuras verdes y las soluciones basadas en la naturaleza son clave para el desarrollo de ciudades sostenibles, por lo que propongo en mi informe la creación de una Red Transeuropea de Infraestructuras Verdes que sirva para unir los distintos espacios y áreas protegidas de la Red Transeuropea de Áreas Naturales. Por último, la restauración de los hábitats degradados. Pido a la Comisión que incluya en su propuesta legislativa el objetivo del 30% ya fijado por el Parlamento y que lo complemente con objetivos específicos por tipos de ecosistema. El planeta nos está lanzando gritos de auxilio y no podemos permitirnos perder más tiempo.   Artículo publicado en huffingtonpost.es.

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19
enero
2021
“Un intelectual en la Moncloa. Cartas y consejos de José María Maravall a Felipe González en la década del cambio”

La puesta a disposición, por parte de la Fundación Felipe González, de numerosa documentación perteneciente al expresidente, permite la indagación por parte de los investigadores en una etapa decisiva de nuestra historia más reciente. Actualmente, nos encontramos inmersos en el estudio y tratamiento de los fondos relativos a José María Maravall (Madrid, 1942). En este Proyecto se aborda la visión interior del reconocido político e intelectual sobre la políticas de la que ha sido denominada como década del cambio (1982-1992). Maravall ha sido, en primer lugar, un referente de la socialdemocracia española y europea. Un personaje que fue definido, en su biografía de los medios de comunicación, al tomar posesión como ministro de Educación y Ciencia del primer Gobierno de Felipe González (ocuparía el puesto entre 1982 y 1988), como un “un sociólogo de Oxford con una agitada biografía”. En consecuencia, abordamos especialmente las cuestiones que fueron prioritarias para él dentro de su ámbito de especialización y preocupaciones. Asuntos fundamentales, pues, tales como la elaboración del relato mediático de la acción de gobierno; los problemas de coordinación entre el partido socialista y el gobierno; la acuciante responsabilidad de asumir los costes de entrar en lo que para las izquierdas políticas, sociales y culturales, era entonces el laberinto de la OTAN, en el que el partido del gobierno se debatió en torno al famoso dilema ¿de entrada, no?; también otros aspectos menos visibles como su papel en la división interna del PSOE: en torno al conflicto ideológico de renovadores contra guerristas. Todo ello centra los objetivos primarios de este proyecto de investigación. De este modo, se analiza, desde la visión y perspectiva personal e interior de un reconocido intelectual, un sociólogo eminente que ocupó puestos de alta responsabilidad durante la década del cambio, toda una serie de problemas del momento, algunos todavía no resueltos, por cierto. A partir del trabajo, de primera mano, con sus cartas y entrevistas, se aporta, al estado de la cuestión de los estudios sobre las dos últimas décadas del siglo XX, el análisis de una potente mirada subjetiva que viene a configurar nuevas perspectivas sobre esta etapa de la historia reciente de España. Se trata, además, de un estudio epistolar e histórico que muestra cómo los protagonistas de la década del cambio reconocían ajustadamente los problemas políticos internos y no estaban exentos de angustia y de estímulo para la reacción. Existía, pues, una clara toma de conciencia de la problemáticas sociales y también del poder de influencia que determinados políticos e intelectuales ejercían sobre el presidente del gobierno. En definitiva, a través de toda la correspondencia, y particularmente en la de Maravall, se ha constatado cómo la cercanía personal e incluso la amistad y el tono coloquial son realidades que sirven al propósito de los remitentes y de los historiadores: contar y transmitir una determinada visión de la realidad, ofrecer unas soluciones concretas y tratar de influir en el resultado final de la gobernabilidad y en la toma de decisiones políticas. En este sentido, en las cartas ha podido apreciarse, aunque nunca de manera explícita, el deseo de los emisores de acercar al líder a lo que creían era la verdadera realidad, de conciliarlo con los hechos; es decir, las cartas serían una manera de sortear lo que, desde los tiempos del presidente Adolfo Suárez, se conoce como síndrome de La Moncloa, en relación al gradual distanciamiento de los inquilinos de la sede oficial de la presidencia del gobierno español con la realidad del país que gobiernan.   Artículo escrito con Juan Carlos Sánchez Illán y publicado en elobrero.es.

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10
diciembre
2020
¿Puede la biología sintética salvar nuestro planeta?

Según la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) estamos inmersos en la sexta extinción masiva de especies. Más de un millón de especies de animales y plantas marinas y terrestres están en peligro de desaparecer para siempre y éstas están además desapareciendo a una velocidad sin precedentes en la historia de la humanidad. Los rápidos avances de la ciencia nos llevan a preguntarnos si hay alguna tecnología que pueda ayudarnos a revertir esa tendencia. La tecnología CRISPR o “corta-pega genético” promete una revolución en muchos campos de la ciencia, desde la lucha contra las bacterias multirresistentes o el cáncer hasta la modificación genética de cultivos o animales de granja para asegurarnos nuestra subsistencia. En este marco, una parte de la ciencia promueve la idea de que este tipo de tecnologías de impulso genético pueden ayudarnos también a conservar o proteger la biodiversidad alterando los rasgos de las poblaciones silvestres o erradicando especies enteras eludiendo las reglas de la genética natural. No obstante, la genética dirigida plantea dilemas genéticos y éticos y, en estos casos, medioambientales. Mientras que los promotores de la biología sintética aplicada a la vida silvestre defienden su uso para, por ejemplo, eliminar las especies exóticas invasoras de los ecosistemas amenazados, otros advierten que se trata de una reacción en cadena genética incontrolable e irreversible que, una vez probada o utilizada en la naturaleza, no sólo podría dañar permanentemente los ecosistemas y acelerar aún más la pérdida de biodiversidad, sino que tendría también importantes implicaciones en la relación de la humanidad con el mundo natural. Además, existe un vacío normativo. El Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, con su Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, es el foro apropiado para desarrollar y acordar normas vinculantes a nivel mundial, pero hasta ahora esta nueva tecnología carece de una regulación específica y vinculante a nivel nacional, de la UE e internacional, ya que las regulaciones existentes sobre organismos genéticamente modificados (OGM) son insuficientes para abordar las tecnologías de impulso genético o “gene drive”. Tampoco existe una evaluación de las mismas para determinar su conveniencia ni se han desarrollado metodologías para la evaluación de sus riesgos. Ante esta situación y pese a sus prometedoras aplicaciones, el Parlamento Europeo, en aplicación del principio de precaución, pidió en enero la adopción de una moratoria mundial en relación a la liberación en la naturaleza de organismos de genética dirigida, incluyendo los ensayos de campo, con el fin de evitar una liberación prematura de estas nuevas tecnologías. No obstante, todavía está pendiente un debate político y social de principios en torno a la biología sintética para la conservación de la naturaleza y su gobernanza a nivel nacional y europeo, que abarque sus promesas y peligros, sus cuestiones éticas, el estado de la ciencia, su evaluación y la reglamentación, de manera que se sienten las bases que nos permitan adoptar decisiones responsables y cautelares en torno a esta nueva y controvertida tecnología. En mi opinión, como no existe aún un proceso para su vigilancia y control ni normas específicas sobre su seguridad, ha de regir el principio de precaución en tanto en cuanto la incertidumbre sobre los efectos nocivos en la naturaleza o en la salud persistan. Mientras tanto, habrá que hacer frente a la alarmante pérdida de especies abordando directamente los grandes causantes directos de la pérdida de biodiversidad y proponiendo medidas específicas para cada uno de ellos. Artículo disponible en huffingtonpost.es.

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3
diciembre
2020
Los (nuevos) enfoques de la praxis

Es de sobra conocido el artículo que da título a este texto. Y también su autor, Alfonso Guerra, quien lo publicó en 1972 en El Socialista. Recomiendo su lectura combinando, para su correcta interpretación y mejor análisis, una mirada actual y la necesaria perspectiva histórica. En síntesis, el autor defendía en ese momento lo que ya se estaba imponiendo en las filas del PSOE: una profunda, incluso radical, renovación en el proyecto político y estratégico del partido, un cambio en las formas de funcionar y un nuevo liderazgo, el de Felipe González, que ya entonces comenzaba a ser indiscutible. A propósito del acceso de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno en el año 2018 y del impulso refundador que ha introducido en el PSOE desde el periodo 2014-2017, se reproducen reacciones en forma de crítica (legítima, por supuesto, como también discutible) y de resistencia al cambio radical que en proyecto, estrategia y liderazgo se han impuesto en el PSOE, con evidente apoyo mayoritario en el seno de la militancia y de los votantes, desde el año 2014. Era complejo y difícil hacer ver en 1972 a Rodolfo Llopis que el partido debía adaptarse a la nueva realidad si quería convertirse en un actor transformador de la misma, y adoptar unos nuevos enfoques de la praxis. Puede que la percepción ciertamente desfasada de Llopis con respecto a la España real de aquel entonces (no en vano vivía en el exilio desde hacía décadas) le impidiera modificar su visión, aunque también, como puede verse en su cartas con Andrés Saborit, había en él una dosis de obstinación y de deseo de permanencia en el poder orgánico. En mi opinión, ni esa percepción desfasada (a no ser que pensáramos en una suerte de exilio interior), ni esa obstinación o deseo (después de dos Congresos con voto directo de la militancia mediante sería extraño) se dan en la actualidad en ninguna de las compañeras y compañeros que discrepan de la actual línea política del partido y del Gobierno. Sin embargo, creo oportuno recordar algunos nuevos enfoques de la praxis que son condiciones de necesidad para que el PSOE siga siendo un partido mayoritario y hegemónico en la izquierda. Son también condiciones de adaptabilidad en función de la transformación social y generacional de España y de los cambios que ha conocido nuestro sistema político desde el año 2011, principalmente. Sin comprender bien esas nuevas realidades, puede correrse el riesgo de que las visiones distintas sean en realidad percepciones desfasas y de que opciones sinceramente moderadas, se conviertan en involuntariamente conservadoras. Esas condiciones de las que hablo son bien conocidas. Veamos. El partido ha cambiado y ha recuperado prácticas de sus momentos fundacionales, como son la elección directa de sus cargos internos o candidaturas, la apertura y la transparencia. Es indiscutible que la profundización democrática del PSOE beneficia no solo al PSOE, sino a la sociedad española. La fragmentación electoral ha liquidado, al menos desde 2014 y hasta la actualidad, el bipartidismo y la nueva política parlamentaria y partidista se sustenta en un juego multipartidista y bibloquista que obliga a establecer coaliciones en todos los niveles y a establecer pactos cooperativos con actores que a la vez son directamente competidores. En este sentido y en el actual contexto, es también evidente que la experiencia de gobierno en coalición está siendo un éxito. En relación con esto, las opciones que tiene el PSOE de establecer pactos en todos los ámbitos territoriales se redujeron bastante en el momento en el que la anterior dirección del partido Ciudadanos vetó cualquier forma de entendimiento con el PSOE. Por otro lado, y contrariamente a lo ocurrido en el periodo 1993-1996, el mayor posicionamiento a la izquierda de la actual dirección del PSOE está conllevando una coherencia con los nuevos marcos programáticos que el PSOE ha adoptado en sus últimos Congresos y Conferencias. La España federal que, por precauciones excesivamente celosas con el pasado, llamamos autonómica, también forma parte de este nuevo condicionante y enfoque. El PSOE, que sufre en ocasiones los embates de derivas confederales en su seno interno, es, en cambio, el partido que mejor comprende los beneficios de la descentralización política y administrativa. Y también el juego político que el sistema federal introduce en el conjunto del sistema político. Por contra, y a pesar de haber sido los impulsores decisivos del sistema, anteriores generaciones dirigentes perciben, en mi opinión, el mayor desarrollo del estado federal más como un riesgo que como una oportunidad. Por último, la polémica sobre el trato y nivel de relación que ha de recibir una organización como Bildu (lo que ha dejado a ERC en una fuerza casi del "sistema"…) ha sembrado la polémica en los últimos días, como ya lo hizo durante un debate sobre el estado de alarma en la primera ola de la pandemia, y representa también un ejemplo sobre la necesaria actualización hacia nuevos enfoques. Tan evidente es lo que esa organización tiene en el debe para con nuestra democracia, como que el camino que está recorriendo es el que se le venía exigiendo de manera insistente ("o votos o bombas" resumió Rubalcaba). La normalización de Bildu por parte del sistema será una constante en adelante, lo que no deja de ser un éxito del propio sistema. Que el PSOE tenga que ver con esa normalización no es sino una constante en nuestra historia, en la que los deseos y las fuerzas de impulsos renovadores siempre han sido mayores que los instintos y reacciones de resistencia o inadaptación. Así fue en los 70 y 80, así fue en los 2000 y así está siendo ahora. Esta tendencia permanente en nuestra historia constituye el mejor servicio posible a la sociedad española. Quizá dentro de 20 o 30 años una nueva generación de dirigente recuerde a las actuales generaciones en el poder que de nuevo han cambiado los enfoques de la praxis. Será la señal de que el partido sigue vivo y cumpliendo con su labor de transformación social e igualitaria.   Artículo publicado en eldiario.es.

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21
noviembre
2020
Ahora, la Europa de la Salud

Tras una espera que, en plena segunda ola, a muchos se nos ha hecho larga, el Ejecutivo comunitario ha presentado su propuesta para la creación de una Unión de la Salud. Después de haber escuchado en numerosas ocasiones que la competencia primaria de protección de la salud y de los servicios sanitarios es de los Estados miembros y después de haber sido testigos de las consecuencias directas e indirectas de tal condición desde que a primeros de año se instaló en nuestras vidas el coronavirus, asistimos estos días a un paso importantísimo, anunciado en septiembre por la presidenta von der Leyen: el germen de la Unión Europea de la Salud. Tal como pedimos los socialdemócratas europeos hace meses en un documento propio cuyo contenido fue recogido más tarde en gran medida en una resolución ampliamente apoyada por la Eurocámara en julio, el nuevo marco de seguridad sanitaria de la UE planta las bases para ir más allá de la gestión de crisis y pandemias, suponiendo el primer paso hacia una unión fuerte de la salud en los 27 Estados miembros. Con escrupuloso respeto a los artículos 168 y 114 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea relativos a la salud y el mercado interior, la Comisión Europea propone aprender de las lecciones que nos deja esta pandemia y, sobre todo, atender a las demandas de los ciudadanos europeos que no solo han identificado la salud como una prioridad, sino también como una de las áreas en las que esperan más y mejores acciones por parte de la Unión. [...] En definitiva, lo que aquí está en juego es la salud de 450 millones de europeos y, admitámoslo abiertamente, la credibilidad de la Unión Europea como una organización capaz de atajar no solo los problemas derivados de una crisis económica sin precedentes, sino también las dificultades sanitarias a las que hacen frente los Estados miembros y sus habitantes. Hoy estamos un poco más cerca de demostrarlo. Artículo disponible en www.blogs.publico.es  

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25
octubre
2020
Why the EU Biodiversity Strategy matters

The IPBES scientific report data are alarming. Our delicate environmental balance is approaching collapse; an unprecedented loss of biodiversity is bringing us closer to the sixth mass extinction of species. Biodiversity loss and ecosystem degradation, together with climate change, are the most pressing environmental threats to our society, economy and security. Both are inextricably linked and require us to embrace transformative change in how we live, produce and consume. The current COVID-19 pandemic is closely linked to human activity and its ecological footprint. The degradation of our ecosystems through deforestation and land use changes, the management of agricultural and food production systems, the trafficking of wild species, climate change and increasing urbanisation all contribute dramatically to multiplying unexpected threats. COVID-19 is just one of them. Biodiversity and habitat conservation and restoration are therefore essential, not to mention a moral obligation for future generations. Furthermore, the social and financial costs of doing nothing objectively exceed the investment required in health protection, citizens’ well-being and economic security to mitigate the risks of new and unforeseen threats. The EU failed to fully achieve the previous 2020 EU Biodiversity Strategy and the AICHI targets agreed at the COP10 of the Convention on Biological Diversity. [...] As Parliament’s rapporteur for the report on the new 2030 Biodiversity Strategy, I think we need to put this at the centre of our activities to initiate the required change. Although I am generally satisfied with the level of ambition in the Commission’s strategy, there is still room for improvement. We will not be able to deliver any transformative change without a legal governance framework to provide coherence of actions and measures. We need a Biodiversity Law, similar to the EU Climate Law recently approved in the Parliament, setting a deadline and the trajectory to follow to reverse the loss of biodiversity and degradation of ecosystems. We also need a long-term plan to jointly address the climate and biodiversity crises. The various objectives foreseen in the European Commission’s Biodiversity Strategy must become binding, as voluntary commitments have not seen previous targets met by the EU nor Member States. While an overexploited and degraded planet cannot provide us with a healthy future, there are many sectors and people around the world whose current and future livelihood today depend on these natural resources. Here, implementing the strategy and protecting our natural capital must go hand-in-hand with critical sectors that live and work these resources, such as agriculture, forestry or fishing. [...] Artículo disponible en www.theparliamentmagazine.eu

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24
octubre
2020
La esperanza de una Europa verde

Al principio de esta crisis, muchos miraban a Europa con serias dudas sobre el papel que iba a desempeñar. Teniendo como referencia principal la Gran Recesión de 2008, no es de extrañar que los europeos dudasen de la capacidad de la Unión para enfrentarse de nuevo a un reto social, económico y esta vez, antes que nada, sanitario. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que Europa ha estado a la altura. En los últimos meses, la maquinaria europea se ha puesto al máximo de sus capacidades para asegurar una salida justa para los ciudadanos y la economía, pero no a expensas del planeta. De estos meses de trabajo continuo, ha resultado un plan que busca que la recuperación europea se lleve a cabo al mismo tiempo que se alcanza la neutralidad climática, y todo ello sin perjuicio de la economía. ¿Cómo? El Plan de Recuperación de la Unión Europea Next Generation EU se ha diseñado teniendo muy en cuenta el Pacto Verde Europeo anunciado el pasado año. Prueba de ello es que la Comisión haya incluido como condición para acceder a los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia cumplir con el objetivo mínimo de gasto del 30% en acciones climáticas. En el caso español, el Gobierno, consciente de que nuestro país es uno de los afectados por el cambio climático, ha anunciado que dedicará a la transición ecológica nada menos que el 37% del presupuesto del Plan de Recuperación. España Puede. El Next Generation EU es un compromiso con el futuro de los europeos y una demostración de que esta crisis nos está brindando la oportunidad de hacer las cosas de manera distinta: más solidaria, más sostenible y más justa. Así, el compromiso de los 27 Estados miembros de resolver juntos la peor crisis a la que se haya enfrentado la Unión se ha traducido en un fondo dotado con 750.000 millones, sin contar con el marco financiero plurianual (1,84 billones) ni la triple red de seguridad para estados, empresas y trabajadores (500.000 millones), entre otras muchas medidas. El NGEU se presenta como una inversión por un futuro, con un plan sostenible y justo para salir de esta sin comprometer la viabilidad de las generaciones futuras. Este compromiso con el futuro pasa por el Pacto Verde Europeo. El Parlamento Europeo se ha puesto a la vanguardia mundial en materia ecológica, con la aprobación de la emergencia climática en noviembre del pasado año y de la Ley Europea del Clima este mes de octubre. El Parlamento ha sido ambicioso y contundente: queremos alcanzar la neutralidad climática en 2050, y para ello debemos reducir nuestras emisiones en un 60% para 2030, establecer un objetivo intermedio de reducción para 2040 y asegurarnos de que estos objetivos son vinculantes para toda la Unión y para todos los Estados miembros. Necesitamos un control y seguimiento efectivo de las medidas y los avances realizados para poder alcanzar la meta final. Además, el Pacto Verde Europeo refuerza la idea de que la economía tiene que superar esta crisis y lograr la transformación ecológica de manera sostenible, competitiva y resiliente. Este deseo se materializa, por ejemplo, en el Nuevo Plan de Acción para la Economía Circular que ha presentado la Comisión Europea como hoja de ruta hacia una Europa más limpia y competitiva. Sus objetivos principales son nada menos que conseguir que todos los productos de la Unión sean sostenibles, es decir, que duren más, que sean más fáciles de reutilizar y reparar y de reciclar. También se restringirán los productos de un solo uso, se prohibirá la destrucción de bienes duraderos que no hayan sido vendidos y se reforzarán los derechos de los consumidores. Sin embargo, los tiempos que corren nos exigen más; el Plan necesita más ambición. Y es ahí donde el Parlamento Europeo demostrará, de nuevo, que es capaz de colocar a Europa en una posición de liderazgo en materia ecológica. Durante la firma del Estatuto del Consejo de Europa, el político luxemburgués Joseph Bech decía que “la idea grandiosa de una Europa unificada – hasta hace poco aún considerada una utopía – emerge hoy desde el terreno de la esperanza para entrar en la fase de lo real”. Europa y su proyecto siguen siendo para muchos una esperanza. Es por ello que tenemos el deber de seguir luchando por la realidad de una Unión más justa, más solidaria, y más verde.   Artículo publicado en elobrero.es.

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23
octubre
2020
Lo que esconde la moción de la ultraderecha

Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo: “Desde el punto de vista de una organización que funciona según el principio de que todo el que no esté incluido está excluido, todo el que no está conmigo está contra mí, el mundo en general pierde todos los matices, diferenciaciones y aspectos pluralistas”. Los pasados miércoles y jueves hemos asistido, con amplias dosis de estupefacción, a la moción-provocación del partido ultraderechista VOX. Un instrumento constitucional utilizado de una forma fraudulenta que representa una falta de respeto al Congreso. Defiendo que VOX supone una amnaza seria (a la que hay que tomarse en serio) para el sistema democrático español desde hace tiempo. Después de estos dos días de delirio reaccionario, lo reafirmo. La experiencia de esta intrusión antisistema en forma de moción de censura nos deja dos evidencias y una estrategia oculta, cuyos objetivos se esconden. Las evidencias son la utilización de dos recursos que la ciencia social e histórica nos ha mostrado ya en el pasado: el discurso totalitario repleto de mentiras y la apelación a la nostalgia falseada de un tiempo pretérito idílico ligado a la dictadura, que es irreal porque es inexistente. Pero además de los recursos retóricos y nostálgicos, VOX tiene una estrategia definida con objetivos muy concretos. La estrategia se basa en la propagación del odio, de la división y del enfrentamiento y persigue introducir la aplicación práctica de sus postulados a través de la influencia en los gobiernos de los partidos de derechas y supuesto centro; esto es, en el PP y en Ciudadanos. Asistimos en consecuencia a un entrismo reaccionario. El señor Casado y la señora Arrimadas han rechazado, votado en contra y criticado esta moción. Pero a la vez, sustentan sus mayorías de gobierno en comunidades y municipios en los votos parlamentarios de la ultraderecha. ¿Qué tiene de nuevo la situación que se configura después del debate de esta semana? La eliminación total por su parte de cualquier límite táctico, reparo estético o camuflaje estratégico. VOX es un partido de ultraderecha que persigue alterar radicalmente nuestro sistema democrático y de derecho, que persigue coartar las libertades, restringir los derechos y suprimir la pluralidad. Su programa es antidemocrático y anticonstitucional. Por todo ello, la democracia española debe tomarse en serio esta amenaza. El Congreso ha rechazado abrumadoramente la moción-provocación, pero eso no debe suponer que nos relajemos y acumulemos una confianza excesiva que, a la postre, podría ser letal. Al contrario, debemos encender todas las alarmas. Detrás de la puesta en escena, de los discursos y de los mensajes en las redes sociales hay una estrategia de aplicación práctica, de ejecución de políticas, que solo pueden llevar a cabo, como ya han hecho en algunos casos, de la mano del PP y de Ciudadanos, colaboracionistas insensatos de una estrategia que no desconocen, aunque queremos pensar que no comparten. Son legítimos los pactos y las coaliciones para acceder a los ejecutivos, pero las consecuencias de la entrega de PP y Ciudadanos a VOX de una enorme parcela de influencia y decisión es una amenaza de fondo, seria y consistente, para la democracia española. Los demócratas debemos asumir el peligro que este partido supone para el pacto de convivencia forjado desde la posguerra, ampliado en los años 50 y 60 y aplicado en los 70 con la Constitución de 1978 y la incorporación a la Unión Europea en 1986. Asumir significa que debemos actuar para reducir el espacio al máximo a este partido y limitar así su impacto político y electoral. Eso pasa por la educación, la gran arma de la democracia, la responsabilidad de los medios de comunicación (muy importante en esta coyuntura) y la aplicación de los llamados cordones sanitarios. Y también pasa por no menospreciar esta amenaza. El gran historiador Antonio Domínguez Ortiz decía que “de los escarmentados nacen los avisados”. Aprendamos y reaccionemos a tiempo, porque escarmentados ya estamos. Ni un milímetro a la ultraderecha antidemocrática.   Artículo disponible en fundacionsistema.com.

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10
octubre
2020
Hacia la neutralidad climática

El Parlamento Europeo ha votado esta semana su postura sobre la Ley del Clima previa a las negociaciones con el Consejo y la Comisión Europea en los diálogos tripartitos, de donde saldrá el texto definitivo de la futura ley.  La Ley del Clima aprobada por la Eurocámara es un instrumento legal decisivo e histórico en la lucha contra el cambio climático, que representa uno de los mayores retos de nuestra historia. Es además un texto ambicioso a la altura de la transición ecológica, energética y justa que necesitamos.  Esta ley, que fue una iniciativa impulsada por los socialdemócratas en el Parlamento Europeo, establece el marco jurídico y la trayectoria que la Unión Europea ha de seguir para alcanzar la neutralidad climática en 2050, a la que se ha comprometido. Con la fijación de un objetivo de reducción de emisiones de un 60% a 2030, que va más allá de la propuesta de la Comisión Europea de un 55% y que aumenta considerablemente el actual objetivo del 40%, el texto aprobado da la respuesta que la sociedad, los científicos y los activistas medioambientales estaban esperando: los compromisos políticos de actuar de manera urgente, coherente, ambiciosa y sin dejar a nadie atrás, han de ser obligaciones jurídicamente vinculantes. Con el texto aprobado, el Parlamento Europeo envía un claro mensaje a la Comisión Europea y al Consejo de la UE ante las próximas negociaciones: queremos que la futura Ley del Clima obligue a todos los Estados miembros a ser climáticamente neutros de aquí a 2050, queremos objetivos intermedios ambiciosos en respuesta a la emergencia climática y medioambiental que declaramos en noviembre de 2019 y a las demandas científicas y ciudadanas, y queremos un control efectivo y robusto de la evolución de las trayectorias y de las medidas políticas adoptadas al efecto. Son muchos los logros socialistas de este informe. Además de objetivos intermedios ambiciosos, los socialistas hemos conseguido introducir la creación de un presupuesto de carbono y hemos logrado adoptar las bases para la creación del Consejo Europeo del Cambio Climático (ECCC) que irá evaluando el progreso de la UE en el camino a la neutralidad climática teniendo en cuenta en cada momento los conocimientos científicos más actualizados al establecer las medidas para alcanzarla. Asimismo, la eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles a más tardar en 2025, sin repercutir en los esfuerzos por combatir la pobreza energética, y la interconexión entre las crisis climática y medioambiental con el fortalecimiento de las disposiciones para la adaptación al clima y la promoción de soluciones basadas en la naturaleza, son principios recogidos en el texto aprobado. La aprobación del informe del Parlamento supone un paso firme en la fijación de los contenidos y objetivos de esta futura ley. No obstante, tras su aprobación por el Parlamento comienza la etapa más determinante para el futuro climático de Europa y del planeta: las negociaciones con el Consejo y la Comisión. El texto final que se apruebe ha de marcar las pautas para alcanzar una economía europea sostenible, un continente climáticamente neutro y verde y una sociedad consciente y concienciada con los límites de nuestro planeta. Esperemos que las otras dos instituciones comunitarias estén a la altura de la ambición necesaria para revertir el peligroso aumento de temperaturas y sus devastadores impactos.  Artículo publicado en www.eldiario.es.

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20
septiembre
2020
La importancia de un debate

Esta semana tuvo lugar el primer debate sobre el estado de la Unión de la era von der Leyen. Instaurado por su predecesor en el cargo, José Manuel Durão Barroso, hace diez años, el debate sobre el estado de la UE ante el Parlamento Europeo representa en sí mismo un ejercicio democrático. Por un lado, supone una ocasión clave para hacer balance y rendir las cuentas de la Comisión Europea ante los parlamentarios. Por otro lado, pone a prueba la sintonía y posible apoyo a los planes del Ejecutivo comunitario por parte de la Eurocámara, representante de la ciudadanía europea. En este sentido, el debate sobre el estado de la Unión, ha dejado claro que, en 2020, el Parlamento no solo no va a remolque de las propuestas de la Comisión, sino que, de hecho, tira de ella en muchos aspectos. No por nada la Presidenta von der Leyen alcanzó su puesto tras intensas negociaciones entre los grupos parlamentarios y, por supuesto, tras haber adquirido como propios muchos de los compromisos de esta casa, la de los socialdemócratas europeos. Es gracias a esta buena costumbre europea del compromiso que podemos explicar las propuestas anunciadas el miércoles por la Presidenta sobre el salario mínimo, la unión de la salud o el incremento de los objetivos de reducción de las emisiones de gases con efecto invernadero. Estos planes son más necesarios que nunca y desvelan una ambición a la altura de las circunstancias. Porque no debemos engañarnos: el contexto es malo y el estado de la Unión también. La crisis sanitaria, económica y social sin precedentes en las que estamos inmersos se han desatado en medio de la tormenta climática y política que ya teníamos. El calentamiento global prosigue, como el Brexit, aunque este ahora atraviesa un nuevo bache. Las negociaciones no solo no avanzan al ritmo que deberían, sino que, además, el Gobierno de Johnson pretende hacer un “donde dije digo, digo Diego” con el tratado internacional que firmó hace apenas unos meses. Y sin que el premier se despeine... Sin embargo, no todo son malas noticias. El discurso de la Presidenta von der Leyen y el trascurso de los últimos meses demuestran que hay motivos para la esperanza. Primero porque, por fin, la Comisión reclama para sí competencias en salud. Esta idea, una “minirrevolución” institucional en tanto en cuanto supone una modificación de los tratados, es algo que venimos persiguiendo los socialdemócratas desde el principio de la pandemia. Sin una Unión Europea de la Salud, no podemos contemplar con seriedad una política coordinada sanitaria entre los Estados Miembros, con pruebas de estrés, tratamientos transfronterizos de pacientes o inversión en equipamiento sanitario. Segundo, porque el Pacto Verde Europeo, la gran apuesta de la Comisión junto con la Europa Digital, no solo no se debilita, sino que, al contrario, se refuerza. Para alivio de muchos, la presidenta de la Comisión mantuvo inalterado su compromiso de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro para 2050. Es más, propuso incrementar los objetivos de reducción de emisiones para 2030 del 40% actual a al menos el 55%. Como ejemplo práctico y reciente, baste decir que precisamente la semana anterior se aprobó en la Comisión de Medioambiente del Parlamento un objetivo del 60% para el mismo plazo. Tercero, porque esa estrategia digital de la que hablaba, la otra cara de la moneda verde, también salió reforzada, concretamente con tres grandes propuestas. Por un lado, con la creación de una nube digital europea que permita el almacenamiento y uso eficiente y seguro de los datos colectivos (desde industrias hasta sanidad). Por otro lado, con la creación de una nueva identidad digital que permita a los ciudadanos de los 27 acceder de forma segura a cualquier web o aplicación en el territorio europeo. El trío se completó con una inversión anunciada de billones de euros en alta tecnología producida en Europa. Y cuarto, porque la presidenta se mostró firme en la defensa del estado de derecho y de las minorías, afirmando con rotundidad tanto que "las zonas libres de ideología LGTBI no tienen cabida en la Unión Europea" como que "el odio es odio y nadie tiene que soportarlo". Sin citarlos, von der Leyen puso todo el foco en Polonia y Hungría, los dos socios que ahora mismo están jugando la carta del todo o nada con el Plan de Recuperación de la UE que este Parlamento Europeo pretende, como el Consejo y la Comisión, vincular al respeto y cumplimiento al estado de derecho. Así que, en definitiva, no vivimos nuestros mejores tiempos, cierto es, pero la incertidumbre no es sinónimo de catastrofismo. Las cosas pueden salir bien y estas son algunas muestras de que hay motivos para creerlo así. Además, el Plan de Recuperación de la UE puede y debe ser el acicate definitivo para lograr la transformación de Europa (y particularmente la de España), en un continente moderno, limpio, sostenible y resiliente. y también la producción, tratamiento y administración de la vacuna contra la covid19 puede coordinarse y lograr marcar un antes y un después en esta crisis planetaria. Muy importantes son las decisiones y la determinación para llevarlas a cabo, pero hoy destaco la importancia de la deliberación en el seno de las instituciones, la importancia del debate. Artículo disponible en www.larioja.com.

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16
septiembre
2020
Una primera batalla ganada

El pasado viernes 11 de septiembre, votamos en la Comisión de Medio Ambiente, Salud y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo la futura Ley del Clima de la Unión Europea, en lo que consideramos una victoria progresista que, aunque parcial, es crucial para toda Europa, y que está liderando el grupo de los socialdemócratas en la Eurocámara. El informe que logramos aprobar en el comité ENVI supone una mejora significativa de la propuesta de la Comisión Europea.  La Unión Europea se ha comprometido a convertirse en un espacio climáticamente neutro de aquí a 2050, lo que requerirá reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero en un plazo de tres décadas. Para ello, hemos de contar con objetivos ambiciosos intermedios que guíen las actuaciones de la UE en su camino a la neutralidad. Con el informe aprobado en ENVI, la mayoría progresista envía un claro mensaje a la Comisión Europea y al Consejo de la UE a la luz de las próximas negociaciones: esperamos que todos los Estados miembros alcancen la neutralidad climática para 2050 como muy tarde, y que se reduzcan en un 60% las emisiones para 2030 en comparación con los niveles de 1990, superando el compromiso actual del 40% y el previsto por la Comisión Europea del 55%. Los socialdemócratas hemos luchado mucho por un objetivo fuerte para 2030 y por un nuevo objetivo climático de la UE para 2040, que serán hitos intermedios cruciales para asegurar que la Unión y los Estados miembros estén en el camino de lograr la neutralidad climática para 2050.  Por otro lado, hemos conseguido introducir un presupuesto para los gases de efecto invernadero, que establece la cantidad total restante de emisiones en forma de equivalente de CO2 que podría emitirse hasta 2050 a más tardar, sin poner en peligro los compromisos de la Unión en virtud del Acuerdo de París. A su vez, hemos logrado adoptar las bases para la creación del Consejo Europeo del Cambio Climático (ECCC), formado por organismos consultivos de los Estados miembros, que evaluará conjuntamente si la UE está en vías de alcanzar el objetivo de neutralidad climática e identificará las oportunidades para seguir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar el potencial de secuestro de carbono. Son muchos más los logros socialistas de este informe. La eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles a más tardar en 2025, sin que ello repercuta en los esfuerzos por combatir la pobreza energética; el fortalecimiento de las disposiciones para la adaptación al clima, con una mayor consideración de los grupos, comunidades y ecosistemas vulnerables y afectados, así como la promoción de soluciones basadas en la naturaleza en las estrategias y planes de adaptación de los Estados miembros, son demandas de la sociedad, de los científicos y de los activistas medioambientales que hemos conseguido reflejar en el texto. Por último, hay nuevas disposiciones relativas a las corrientes de financiación pública y privada, elementos más fuertes de justicia social y solidaridad como una referencia a las directrices de 2015 de la Organización Internacional del Trabajo para una transición justa y una nueva disposición que permitirá a los ciudadanos y a las organizaciones no gubernamentales acceder a la información ambiental e impugnar las decisiones en materia de medio ambiente, en consonancia con la Convención de Aarhus sobre el acceso de los ciudadanos a la justicia. La Ley de Cambio Climático permitirá desarrollar una estrategia clara para el futuro y una economía europea sostenible. No obstante, aún queda un largo camino por recorrer. Una vez la votación se confirme en el Pleno, pasaremos a las negociaciones con la Comisión y el Consejo de la UE. En este camino seguiremos defendiendo una postura progresista, sostenible y verde. Para los socialistas, alcanzar la neutralidad climática para 2050 es la gran prioridad de nuestro tiempo. Se lo debemos a los ciudadanos, a las generaciones futuras y al planeta.   Artículo publicado en www.huffingtonpost.es.

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23
julio
2020
Fiscalidad justa y social

Este mes de julio el Tribunal General de la Unión Europea anuló la multa de 13.000 millones de euros impuesta por la Comisión Europea a la empresa estadounidense Apple. Para sorpresa y decepción de muchos, el Tribunal no consideró las exenciones fiscales irlandesas una ayuda de Estado ilegal, tal como defendía el Ejecutivo comunitario (que llegó a asegurar que gracias a ella la tasa impositiva efectiva para los de Cupertino en 2014 fue de 0,005%).  Al margen de interpretaciones jurídicas del dictamen, hay hechos incontestables. Uno de ellos es que en 2018 Apple declaró ingresos en España por valor de 435,4 millones de euros, pero destinó a impuestos en el mismo ejercicio poco más de 10 millones, es decir, un 2,5% aproximado sobre sus ingresos declarados. Otro ejemplo es el tipo efectivo de impuesto de sociedades aplicado en los Estados miembros. Con datos de la OCDE de 2019, en España es el 24,8%. En Irlanda el 11,8%.  No se trata aquí de comenzar una batalla entre estados por ver quién es más “competitivo” (ergo, más barato) ni tampoco de perseguir a empresas concretas, sino de replantear y, sobre todo, ampliar el foco del debate sobre la fiscalidad. Si hasta ahora el “ruido mediático” y el debate en la calle se ha centrado en los tipos impositivos, lo que correspondería hoy es comenzar la discusión por el principio: la lógica del sistema impositivo. ¿Para qué pagamos impuestos?  Piénsenlo. Estamos tan acostumbrados que ya nos hemos olvidado que el objetivo principal de los impuestos no es recaudar per se: es mantener el Estado y, en concreto, el estado del bienestar que disfrutamos en Europa. Las carreteras por las que circulamos, los médicos que nos atienden, las universidades de nuestros jóvenes, la protección de nuestros montes, los autobuses urbanos que nos llevan a la oficina... Todo esto no es gratis. Cuesta dinero. Y mucho.  Lo digo para ponernos en contexto porque ahora, en plena crisis económica tras la pandemia, oímos decir a algunos (otra vez, siempre son los mismos) que en un momento como este hay que “bajar impuestos” para ser más competitivos (recuerden, “baratos”). Pues bien, lo que los socialdemócratas decimos y defendemos es que en un momento de crisis como el actual lo que debemos ser es realistas, serios y, sobre todo, justos. El futuro inmediato y a largo plazo de todo lo que conocemos está en juego.  Con una deuda pública prevista a niveles altísimos durante años a lo largo y ancho de la UE y la crisis climática desbocada en todo el mundo, es hora de afrontar los hechos. Uno) nuestros sistemas fiscales no están adaptados al siglo XXI: ni a su velocidad ni a su carácter digital. Dos) nuestra sociedad está cada vez más envejecida, con lo que ello comporta para los sistemas de pensiones y de la seguridad social europeos. Tres) el modelo económico actual se basa en la explotación ilimitada de unos recursos que son limitados, o sea, pan para hoy y hambre para mañana. Cuatro) además, nuestro sistema capitalista y estilo de vida, tal como están planteados, están provocando la destrucción del planeta, así, sin eufemismos: llamemos a las cosas por su nombre. Cinco) la brecha entre ricos y pobres -la desigualdad nacional, europea y global- sigue creciendo.  Por todo ello, defendemos los socialistas una fiscalidad justa, coherente y moderna en la que los gigantes tecnológicos paguen los impuestos que les corresponden, como los que correspondan a los que más contaminan. A lo que nos oponemos es a que los más vulnerables paguen las consecuencias de la crisis, como ocurrió en la Gran Recesión gracias al brazo austero de las fuerzas conservadoras.  En otras palabras, lo que perseguimos los socialistas europeos es que haga un mayor esfuerzo quien está en posición de poder hacerlo: el sector financiero, los gigantes tecnológicos y las grandes corporaciones. Por eso nos referimos a la justicia fiscal como la base para lograr justicia social. Algunas de las medidas “descabelladas” que proponemos incluyen el establecimiento de un tipo mínimo comunitario para el impuesto de sociedades del 18%, la creación y desarrollo de impuestos ecológicos y la armonización e implantación a escala internacional de nuevos impuestos como la Tasa Tobin (sobre las transacciones financieras) o la tasa Google (sobre determinados servicios digitales). Afortunadamente, la Comisión Europea -y hasta la OCDE- se mueve en la misma onda y por eso presentó su propio Paquete de Medidas Impositivas en julio que viene a completar sus propuestas previas sobre las tasas de emisiones de carbono, al plástico no reciclable y a las grandes empresas que operan en la UE, entre otras.  Queda mucho trabajo por delante y el dictamen del Tribunal ha demostrado que el camino no está exento de obstáculos. Pero, como dijo Mandela, “siempre parece imposible hasta que se hace”. Artículo publicado en www.huffingtonpost.es.

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25
junio
2020
"La paz ni se compra ni se ocupa"

Si nada o nadie lo impide, el próximo 1 de julio el nuevo Gobierno de Israel presidido por Benjamín Netanyahu ocupará unilateral e ilegalmente Cisjordania. Numerosos países y organismos internacionales han levantado la voz para advertir de las dramáticas consecuencias que este hecho tendría, así como para insistir en que sería totalmente contrario al derecho internacional (al igual que los más de 500 asentamientos de 850.000 colonos en territorio palestino, cabe recordar). La ONU, la Unión Europea, la Autoridad Palestina, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Tierra Santa, el Vaticano, la Liga Árabe, la Organización para la Cooperación Islámica, Alemania, Francia, España, Suecia, Irlanda, Bélgica y otros muchos se suman a los miles de ciudadanos anónimos que se manifestaron la semana pasada en Tel Aviv "contra la ocupación, contra la anexión y en favor de la paz y la democracia". En plena escalada de las protestas sociales con motivo del asesinato de un joven negro a manos de la policía en Minneapolis, no debemos ignorar que estos hechos deleznables se producen más allá de las fronteras americanas. El racismo institucional y los abusos policiales también parecen estar detrás de la muerte de Iyad Halak, un joven palestino autista al que la policía de frontera disparó y mató la semana pasada en la ciudad vieja de Jerusalén estando él desarmado. Ni su muerte ni la de George Floyd fueron justas ni mucho menos democráticas. Al presidente Trump le parece que con la fuerza bruta todo se puede ganar (y lo que no, ya lo comprará con dinero). Debería escuchar a sus asesores (el tiempo que le duran antes de dimitir o de que los eche) cuando recomiendan prudencia y rebajar la tensión. ¿Será que esta vez sí lo ha hecho? Hace unos días supimos que incluso la Administración estadounidense había sugerido al gobierno hebreo "aplazar la anexión más allá del 1 de julio". Parece que hasta en Washington tienen dudas acerca de la visión para la paz del presidente, ese calamitoso plan rechazado por los palestinos en bloque y por los principales actores internacionales (incluida la UE) que proporciona, sin embargo, carta blanca a Netanyahu para proceder ahora. ¿Escuchará el Primer Ministro israelí? Ojalá me equivoque, pero parece que las llamadas a la ley y a la prudencia no resuenan en el Ejecutivo israelí. En estas condiciones, cabe preguntarse "¿y entonces qué?". ¿Qué vamos a hacer? ¿Qué medidas vamos a tomar como Unión Europea que somos? Israel es un socio clave para la UE y al contrario (somos su primer socio comercial): cualquier medida punitiva o sancionadora debe ser justa y proporcionada, como con cualquier otro socio, qué duda cabe. Pero debe haberlas. Dejar pasar esta nueva ilegalidad internacional sin consecuencias sería un error estratégico que minaría, además, la credibilidad de la UE pues, ¿qué diferencia la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol en marzo de 2014 de una posible anexión del 30% de Cisjordania en 2020? ¿Por qué la UE sí impone contra Rusia medidas y sanciones de carácter diplomático, individual, comercial y económico, pero no habría de hacerlo contra Israel? Josep Borrell, vicepresidente de la Comisión Europea y Alto Representante ya reconfirmó que la UE es una firme defensora de la solución de dos Estados y que la Unión y sus Estados miembros "no reconocerán ningún cambio en las fronteras de 1967 a menos que lo acuerden israelíes y palestinos". Al mismo tiempo ha subrayado que la seguridad de Israel "no es negociable". Porque no lo es, recordémoslo. La UE está comprometida con "una paz justa, duradera y global para el Oriente Próximo". Para lograrlo las dos partes tienen que estar de acuerdo. Es en este marco en el que debemos oponernos con fuerza a esta anexión sin menoscabo de nuestra relación con el Gobierno de Israel. Somos socios y queremos seguir siéndolo, pero somos la Unión Europea. Somos un referente mundial en diplomacia y por eso mismo debemos actuar. Artículo publicado en www.eldiario.es.

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22
junio
2020
Ya todo se comprende

Artículo de opinión Fundación Sistema "Ya todo se comprende" La rápida y mejor reacción de la Unión Europea ante la crisis provocada por la pandemia de la COVID19 está poniendo de manifiesto, de manera ya definitiva, que la gestión de la Gran Recesión del 2008 fue equivocada y provocó un impacto devastador en las estructuraras sociales y económicas de muchos países, como es el caso del nuestro, que podría haberse evitado. Fue en el año 2012 cuando el gobierno conservador de Rajoy emprendió la política de recortes sociales y ajustes de la mano de un rescate financiero pedido a Europa, que pretendieron vanamente ocultar y cuyos perjuicios son hoy evidentes. Entonces se dijo que no había alternativa y que recurrían a esas políticas, causa y origen de numerosos problemas hoy acuciantes (auge del nacionalismo extremo y de la ultraderecha, especialmente), porque no existía otro camino posible. La gestión actual, contraria a la puesta en marcha hace una década, demuestra que esa afirmación era falsa, porque sí había alternativas, pero se optó por una vía ideológica muy definida: un ajuste fiscal a costa de las clases medias y trabajadoras, acompañado del desmontaje de los servicios públicos y prestaciones sociales esenciales (como se ha comprobado con la sanidad durante esta crisis), que provocaron la mayor generación de desigualdad a escala global desde la Gran Depresión de 1929. Afortunadamente, la derecha y los liberales de la mayor parte de la Unión, han entendido el error cometido en el pasado, han comprendido el enorme coste social que supuso y, en consecuencia, han apoyado las políticas de inspiración keynesiana y socialdemócrata que los gobiernos socialistas de España y Portugal propusieron de inicio y que fueron secundados por Italia y, finalmente, por el eje Francia-Alemania. Durante estas últimas semanas, el debate, una vez que el paradigma de corrección y revisión con respecto al 2008 ya es unánime entre los socios comunitarios, se ha centrado en el carácter de los recursos a movilizar, si ayudas o préstamos o una mezcla de ambos, la vía para financiar esos recursos, mediante una fiscalidad nueva y con emisión de deuda garantizada federalmente, aun de forma muy incipiente y experimental. Es decir, si en 2012 el debate era sobre recortes y ajustes, en 2020 lo es sobre alcance de la solidaridad, el tipo de ayudas y las medidas de avance en el proyecto federal de integración. Un gran avance, se mire por donde se mire. Por resumir, de la vía egoísta y antisocial hemos evolucionado a la vía solidaria y europeísta. Y justo en ese momento, el PP se ha desmarcado de esa tendencia, mayoritaria en Europa y muy mayoritaria en España, para situarse del lado de quienes reclaman ajustes y recortes a cambio de las ayudas. El PP, como durante la negociación para conseguir los Fondos de cohesión, que lideró el PSOE de Felipe González, o como durante la guerra de Irak, a la que se opuso firmemente el PSOE de Zapatero, escoge colocarse en el lado injusto y equivocado: el lugar de las políticas antisociales y antieuropeístas. Afortunadamente, el PSOE de Pedro Sánchez ha conseguido, con su rápida reacción e iniciativa, que España vaya a beneficiarse de un plan de recuperación que tendrá un impacto muy alto en nuestra economía y ayudará a asegurar la igualdad de oportunidades y la cohesión social. La lección que extraemos de todo esto es que siempre hay alternativas y políticas para escoger. Nunca nada es obligatorio, ni hay caminos imposibles. La conclusión que obtenemos es que el PP elige sus caminos y sus políticas de acuerdo a su ideología ultraliberal y en contra de los intereses generales de España, desplegando unas enormes dosis de deslealtad e irresponsabilidad. Así fue en 1994, así fue en 2012 y, lamentablemente, así está siendo ahora. Siguiendo a Gil de Biedma, ya todo se comprende.

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1
junio
2020
Biodiversidad, más que palabras bonitas

El pasado día 20 de mayo, la Comisión Europea presentó su propuesta para la nueva Estrategia de Biodiversidad para 2030. Se dice “nueva” porque es la última, la más reciente. Pero no es la primera, ni la segunda, ni tan siquiera la tercera que conocemos. Si bien la Unión Europea mantiene y desarrolla una política medioambiental comunitaria desde los setenta, la preocupación y acción por la defensa y mantenimiento de la biodiversidad es más reciente. Concretamente, la (otrora) Comunidad Europea se preocupa por ella desde el Convenio de Río de Janeiro de 1992 sobre diversidad biológica. Desde entonces, podemos contar historias notables de éxito como por ejemplo la red Natura2000 (zonas especiales de conservación) que, en la actualidad, abarca aproximadamente un 20% de la superficie terrestre total de la UE (en torno al 30% en España). O el Programa LIFE, el único instrumento financiero de la UE dedicado exclusivamente al medioambiente que ha hecho posibles más de 5.400 proyectos desde 1992 (unos 900 de los cuales son españoles). Desafortunadamente, el ritmo de destrucción y deterioro del medio en que vivimos es mucho más acelerado que la velocidad a la que nos anotamos los tantos. En este sentido, la propuesta de la Comisión Europea merece sin duda el calificativo de “nueva”, ya que establece por primera vez medidas y objetivos concretos para los Estados miembros. Destacan entre ellos la protección de al menos el 30% de los ecosistemas terrestres y marinos de la UE, el establecimiento de un objetivo vinculante para la reducción de un 50% en el uso de plaguicidas y la protección de los bosques primarios (proponiendo, además, la plantación de 3.000 millones de árboles). En el Grupo de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo hemos trabajado durante meses para incluir algunas de estas medidas, por lo que no podemos sino acoger con satisfacción la propuesta de la Comisión. Sin embargo, no somos autocomplacientes. La estrategia no es clara en la restauración de los ecosistemas degradados, un punto en el que los progresistas europeos defendemos un objetivo ambicioso de al menos el 30%. Además, tampoco está alineada de momento con el marco financiero plurianual, donde luchamos por incluir al menos un 10% de gasto en biodiversidad, así como por duplicar la financiación del Programa LIFE con respecto a sus niveles actuales. Y también está pendiente la complementariedad de la Estrategia de Seguridad Alimentaria denominada “de la granja a la mesa” que entendemos es crucial para el éxito de los objetivos de biodiversidad en particular y para lograr la correcta aplicación del Pacto Verde Europeo en general. Y por qué es importante todo esto? ¿Qué le importa al ciudadano la extinción de un insecto que no ha visto en su vida? Ya les respondo yo subrayando el impacto directo que este asunto tiene en nuestras vidas y en nuestras economías. Para empezar, la mitad del PIB mundial depende de la naturaleza. ¿Cómo? Un ejemplo: más del 75% de los cultivos mundiales depende de los polinizadores. ¿El riesgo de desaparición de las abejas le suena? Para seguir, la menor cantidad de especies se traduce en un menor rendimiento de los cultivos, una reducción de las capturas de peces y en la pérdida de posibles nuevas fuentes de medicamentos. Una cifra que la Comisión estima entre 3,5 y 18,5 billones de euros anuales de pérdida. Y eso sin considerar los daños derivados del cambio climático que la biodiversidad agrava (por ejemplo, inundaciones [deforestación] o tierras degradadas [monocultivos intensivos]). Tras la declaración de la emergencia climática y medioambiental por parte del Parlamento en diciembre, no hay otra manera de definir la situación que crítica. La Estrategia de la Biodiversidad para 2030 es un buen punto de partida, pero debemos asegurarnos de que esta vez cumpliremos nuestros objetivos. La pandemia de COVID-19 ha demostrado que nuestra salud y bienestar dependen estrechamente de la salud de nuestro medioambiente. Debemos proteger nuestros ecosistemas y la biodiversidad si queremos reducir amenazas similares en el futuro. Los socialistas europeos continuaremos trabajando en este sentido. Pero para lograr nuestros objetivos también necesitamos alcanzar en la opinión pública los mismos niveles de concienciación y consenso que el cambio climático. “Biodiversidad” es una palabra que suena bien, más suave que “calentamiento global”, pero igual de importante o más. No lo olvidemos. Artículo disponible en www.huffingtonpost.es  

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25
mayo
2020
La Unión Europea de la Salud es el futuro para combatir crisis sanitarias

La pandemia de COVID-19 ha puesto los sistemas de salud bajo una presión sin precedentes, mostrando la fragilidad de las instituciones multilaterales para la colaboración global y poniendo de manifiesto la necesidad imperiosa de revisar las competencias europeas en salud pública.  En las primeras fases de la pandemia, algunos países establecieron restricciones a la exportación para proteger su suministro interno de medicamentos y equipamiento médico, lo que contribuyó a ralentizar la respuesta a la crisis en sus momentos más críticos. Ningún país puede enfrentarse solo a una crisis como la actual en el mundo globalizado en el que vivimos. La necesidad de coordinación y colaboración global a través de la diplomacia de la salud se ha vuelto esencial para prosperar en el futuro, de la misma forma que es indispensable aumentar la capacidad de respuesta europea. La mayoría de los Estados miembros no tienen la capacidad de producir los equipos médicos esenciales y productos activos suficientes para hacer frente a esta pandemia y dependen en gran medida de las importaciones procedentes de terceros países como China, India y los Estados Unidos. Partiendo de esta base, la UE ha establecido un mecanismo de adquisición conjunta de equipos médicos que debería reforzarse para la adquisición de nuevos medicamentos y dispositivos médicos. Este mecanismo reforzado garantizaría un acceso más equitativo, una mayor seguridad de suministro y precios más competitivos, y será de suma importancia cuando una vacuna o nuevos tratamientos para la COVID-19 estén listos en el mercado, para poder hacer que éstos lleguen a todos los ciudadanos.   Esto demuestra que necesitamos un liderazgo más fuerte de la Unión Europea, y éste debe tomar la forma de una Unión Europea de la Salud. Nuestros sistemas sanitarios deben fortalecerse y garantizar que puedan hacer frente a emergencias de salud pública sin colapsar. Para ello, es esencial medir la capacidad de los sistemas nacionales de salud para hacer frente a escenarios de alta presión. A su vez, sería también necesario que la Comisión propusiera una Directiva sobre estándares mínimos en atención sanitaria utilizando parámetros como el número de camas de hospital por persona, la capacidad de las unidades de cuidados intensivos, el número de médicos y enfermeras por habitante, el gasto en salud, y el acceso y la asequibilidad de la asistencia sanitaria para todos, lo que garantizaría un nivel mínimo de cobertura sanitaria en Europa. Igualmente, hemos sido testigos de que los planes europeos de respuesta ante emergencias actuales, muy centrados en la gripe, han resultado ineficientes para la pandemia de COVID-19. Por ello, necesitamos nuevos planes de preparación para pandemias, actualizados y adaptados a las nuevas características de ésta y futuras pandemias, que incluyan también estrategias de comunicación sólidas para evitar la desinformación y combatir las noticias falsas. En el siglo XXI, hemos visto un aumento en la frecuencia de brotes de enfermedades zoonóticas, transmitidas de animales a humanos, como el SARS en 2003, el H1N1 en 2009 y el ébola en 2014. Esto no es una coincidencia. La destrucción ambiental debido a la deforestación y la pérdida de hábitats, el contacto creciente entre animales salvajes y humanos, algunas prácticas culturales como comer fauna exótica, y la agricultura intensiva, se encuentran entre las causas del origen de este aumento. En otras palabras, la pandemia actual se esperaba de alguna manera. Por ello, cualquier nueva medida de prevención que sea implementada a partir de ahora debe considerar la interconectividad de la salud ambiental con la salud animal y humana, así como incluir un componente para la protección de la biodiversidad. Actualmente observamos una disminución en el número de casos nuevos de COVID-19 y en el número de muertos, en parte debido a las medidas de confinamiento. Sin embargo, todavía estamos en el comienzo de esta crisis y si queremos recuperarnos de ella, necesitamos convertirnos en una sociedad más resiliente, sin dejar a nadie atrás y poniendo la salud ambiental en el centro de nuestro crecimiento económico. Debemos estar listos como sociedad para un nuevo tipo de normalidad y para una nueva Europa reforzada, que ha de venir de la mano de una Unión Europea Sanitaria para hacer frente a futuras posibles crisis. Artículo aparecido en www.huffingtonpost.es.  

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18
mayo
2020
Nos encaminamos a una sexta extinción de especies y por eso es urgente defender la biodiversidad

Esta semana se hará pública, si no hay cambios de última hora, el primer documento de la Estrategia de Biodiversidad de la Unión Europea que presentará la Comisión Europea.  La sexta extinción requiere de una acción urgente y la estrategia no se puede retrasar más; una estrategia que debe ser ambiciosa en sus objetivos e integral, de manera que abarque y trate todas las causas de pérdida de biodiversidad y proponga soluciones viables a cada una de ellas de manera urgente.  Hay muchas cuestiones relevantes y que ya fueron adelantadas en la resolución de este Parlamento para la COP15. Por un lado, en cuanto a los objetivos de conservación y restauración, la UE necesita contar con objetivos ambiciosos de conservación y de restauración de la naturaleza. El Parlamento ya manifestó su voluntad para que en 2030 el 30% de las áreas naturales fueran protegidas y el 50% para el 2050. De la misma forma, un 30% de los ecosistemas y áreas degradadas actuales deben restaurarse para 2030. Por otro lado, el Parlamento también ha pedido en varias de sus resoluciones (como la resolución de polinizadores o la resolución sobre la COP15) que haya un objetivo vinculante ambicioso de reducción de pesticidas. A día de hoy, no hemos conseguido alcanzar los objetivos de la Estrategia Europea de Biodiversidad de 2010 ni tampoco los objetivos de Aichi a 2020, por lo que es evidente que, si los objetivos no son vinculantes, éstos no se cumplen. La nueva estrategia no puede quedar en una recolección de ideas y objetivos que luego no se cumplan. Necesitamos que la Comisión acompañe la presentación de la Estrategia con planes y medidas legislativas concretas para hacer vinculantes todos estos objetivos, sobre todo los de conservación, restauración y reducción de uso de pesticidas.  Igualmente, en el caso de nutrientes, parece que la Estrategia recogerá objetivos de reducción del uso de fertilizantes con fósforo y nitrógenos, pero desconocemos si además de un posible Plan de Acción para la Gestión Integrada de Nutrientes en 2022, tendremos legislación para hacer vinculantes esos objetivos, o si hay prevista alguna medida o modificación en relación a la Directiva de Nitratos.  A la espera del texto para conocer los propósitos de la Comisión, lo que la situación actual de pandemia y la crisis económica y social que ha generado nos deja patente es la necesidad de aprovechar el impulso de esta estrategia para iniciar un cambio transformador.  Cada vez más científicos, investigadores y distintos expertos de distintas ramas académicas nos están explicando que el actual modelo económico es incompatible con la conservación y protección de la biodiversidad. Por tanto, pensemos también que este es el momento oportuno para, como se ha dicho en otras ocasiones memorables, “empezar de nuevo”, cambiando nuestros patrones de producción y consumo, que nos llevan a sobreexplotar unos recursos que son limitados (y cada vez más), sustituyendo nuestro esquema tradicional de imposición fiscal por una fiscalidad verde, no sólo por la recaudación de recursos económicos, sino sobre todo como incentivo para evitar que corporaciones y ciudadanos contaminen como se ha venido haciendo hasta ahora y, finalmente, introduciendo nuevos parámetros de bienestar social, como los beneficios que aportan los servicios de los ecosistemas a la población, a la hora de analizar el impacto de las actividades económicas en la naturaleza.  En el momento de reiniciar nuestra economía, pensemos también que es una oportunidad para hacerlo protegiendo la naturaleza, preservando la biodiversidad y asegurando la pervivencia de muchos ecosistemas que hoy están en peligro de extinción, situaciones que, bien sabemos mejor ahora que nunca, suponen un riesgo cierto y no tan lejano en el tiempo para los equilibrios sistémicos del planeta y, por consiguiente, para los humanos como especie. Artículo aparecido en www.huffingtonpost.es.

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8
mayo
2020
70 años de Unión

En su último libro (Ideas y poder. 30 biografías del siglo XX), Juan Pablo Fusi recoge las palabras que el canciller de la República Federal de Alemania Konrad Adenauer escribió en sus Memorias hace hoy 70 años: «El 9 de mayo de 1950 fue el día más hermoso de mi vida». Aquel día, el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, había hecho pública la Declaración que lleva su nombre, la cual había sido redactada a su vez por Jean Monnet. La Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) estaba en marcha, y con ella la idea más poderosa nacida en Europa en las eras moderna y contemporánea: la unidad federal del continente, desde la diversidad nacional como base, para avanzar en un proyecto de integración comunitaria. Pasadas siete décadas y algunas generaciones de europeos después, nos encontramos de nuevo ante otro punto de inflexión en ese proceso de construcción social y política que es la Unión Europea. Tras las últimas elecciones, pronto se cumplirá un año, la UE se encaminaba hacia la adopción, otra vez, de un papel de liderazgo (a través del ejemplo y del compromiso) global ante un mundo multipolar que comparte desafíos comunes bien identificados: la crisis climática, la revolución digital, las desigualdades sociales y las migraciones, por ejemplo. Casi recuperados del todo del impacto de la Gran Recesión de 2008 y de su mala gestión, la Unión se disponía a 'empezar de nuevo', asumiendo el papel que debe tener en el mundo y ante los problemas más acuciantes. Hasta la explosión de la pandemia del COVID-19 a principios de año, el trabajo estaba encaminado, con dificultades, pero lo estaba: nuevas prioridades y transformación de los antiguos paradigmas en nuevos retos: la evolución hacia una nueva economía verde y sostenible fijando una reducción muy alta de los gases con efecto invernadero, manteniendo a la vez las políticas de cohesión social y territorial y las ayudas agrícolas y ganaderas dentro de la PAC. El camino estaba trazado. La crisis sanitaria mundial ha obligado a congelar las relaciones sociales y la economía en seco. Era la única forma de interrumpir una secuencia de contagio galopante. Con la cuarentena, la crisis sanitaria ha evolucionado hacia una crisis económica y social y, por ende, nos ha conducido a un nuevo debate en el seno del proyecto europeo que contiene muchos elementos similares, si no idénticos, a los que ya afrontaron Adenauer, Schuman y Monnet hace ahora 70 años. [...] Tras una primera reacción desalentadora, el Consejo y la Comisión, empujados por el Parlamento y por algunos Gobiernos nacionales como el español, han puesto en marcha el Fondo de Reconstrucción (propuesto por el presidente Pedro Sánchez), y el debate sobre el alcance de la solidaridad (ayuda transferida, ayuda prestada o mezcla de ambas) centrará ahora las discusiones y los trabajos. Pero de fondo, habrá triunfado la primera Europa, la original, la de la unidad en la diversidad para la solidaridad, la de los ciudadanos, la social. Hoy no es el día más feliz de nuestras vidas, como lo fue para Adenauer aquel 9 de mayo de 1950, pero sin embargo sí es un día para la esperanza, la que da saber que la UE sigue en marcha, con problemas y dificultades, pero en marcha. Y es que, después de todo, la UE debe ser y convertirse en algo mejor, pero seamos conscientes también de que no existe alternativa ninguna a la Unión. Y eso es lo que hemos aprendido 70 años después. Feliz Día de Europa, queridos lectores. Artículo disponible en www.larioja.com

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05
mayo
2020
Los bosques, nuestros mejores aliados

Los bosques son el soporte de la vida en nuestro planeta, cubren el 30% de la superficie terrestre mundial y albergan el 80% de su biodiversidad. Son unidades multifuncionales que aportan grandes beneficios medioambientales, sociales, económicos y culturales si son gestionados sosteniblemente, esto es, si se administran y usan de forma y en intensidad tales que mantengan su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y su potencial para atender ahora y en el futuro las funciones ecológicas, económicas y sociales relevantes sin causar daño a otros ecosistemas. Red Natura 2000 En Europa, los bosques constituyen casi la mitad de la superficie de la Red Natura 2000, para la que tienen una importancia crucial. Sin embargo, los conocimientos sobre la aplicación de Natura 2000 en los bosques y sus efectos sobre la biodiversidad, el cambio climático, la gestión forestal y otros usos del suelo son fragmentarios. Igualmente, no hay equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y el concepto de bosque como unidad productiva, concepto este último muy defendido por los grandes Estados miembros con amplia superficie boscosa del norte de Europa. En este marco, es necesario que los Estados actúen con una mejor comunicación y transparencia sobre  su gestión, un mayor peso de la conservación y restauración en el desarrollo de sus estrategias y en la respuesta al cambio climático, así como una política europea integrada de uso de la tierra y conservación que evite los conflictos con otros sectores. Degradación forestal Una de las causas del declive mundial de los bosques es la degradación forestal y la deforestación. Aunque la UE no cuenta con grandes extensiones de bosques como América del Sur o el sudeste asiático,  es la causante del 10% de la deforestación mundial a través de la importación y consumo final de productos básicos como el aceite de palma, la carne de vacuno, la soja, el cacao, el maíz o la madera. Por ello, es fundamental que la UE adopte las medidas necesarias para conseguir cadenas libres de deforestación y la salvaguarda de los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales, así como una legislación que prohíba la importación en nuestro territorio de cualquier producto resultado de la tala ilegal de árboles. Es lamentable cómo los bosques primarios están disminuyendo rápidamente en todo el mundo, suponiendo hoy en día sólo el 32% de los bosques del planeta. Los bosques primarios son únicos e irremplazables. Incluyen los ecosistemas terrestres más biodiversos del planeta y proporcionan beneficios esenciales para la mitigación y adaptación al cambio climático. Por ello, las políticas forestales nacionales, europeas e internacionales deberían priorizar la conservación de los bosques primarios y centrarse en la restauración más que en la forestación. Por todo ello, y para conseguir ser climáticamente neutros en carbono en 2050, la UE necesita además de un plan ambicioso para reducir las emisiones, una visión a largo plazo de bosques ecológicamente resistentes y un plan para abordar conjuntamente las crisis del clima y la biodiversidad. Artículo publicado en www.efeverde.com y en www.nuevecuatrouno.com.

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04
mayo
2020
Time for a European Health Union

The COVID19 pandemic has put healthcare systems under an unprecedented pressure. It has uncovered great deficiencies in the health systems of many European countries after years of underfunding and cuts. It has discovered the fragility of multilateral institutions and global collaboration. And it has also brought to light the need to review the European competencies in public health. No country can face alone a crisis like the current one in the globalized world we live in. The need for global coordination and collaboration through health diplomacy becomes essential to prosper into the near future. In the first phases of the pandemic, some countries were tempted to engage in export restrictions to protect domestic supply of medicines and medical devices. This contributed to slow down the crisis response in its most critical moments. Even if some of the supply problems have been solved, others persist. Furthermore, there are still some countries and regions facing shortages of protection material and medical equipment. Differences in the numbers of diagnostic tests (PCR) performed per million of habitants and inaccuracies in the counting of deaths prevent the availability of significant statistics at EU level, essential to understand the progressing of the pandemic in the territory and the efficacy of the measures taken. Most Member States do not have the capacity to produce essential medical equipment and active products to face this pandemic and depend greatly on imports from third countries such as China, India and the USA. On this basis, the EU has put in place a mechanism of joint procurement for medical equipment that should be strengthened for procuring new medicines and medical devices. This reinforced mechanism would secure a more equitable access, an improved security of supply and more balanced prices and will be of the utmost importance when a vaccine and/or new treatments for COVID-19 will be ready in the market, making it available to all citizens. We need stronger leadership from the European Union in the form of a European Health Union. We need to strengthen our health systems and ensure they can cope with health emergencies without collapsing. To that purpose, it is essential to perform stress tests of national health systems, i.e. to verify their capacity to face high-pressure scenarios. Based on the findings of the stress tests, the Commission should propose a Directive on minimum standards in healthcare using parameters such as hospital beds per head, critical care capacities, numbers of doctors and nurses per head, rate of health expenditure and access and affordability of healthcare for all, including for vulnerable populations.  Even if Member States were reluctant to share their health competencies with the EU, this new Directive could build on a minimum permitted level of health coverage. Moreover, many countries, especially the southern and eastern Member States, have suffered for decades brain drain of highly specialized workers such as doctors and scientists. Many of them look for better working conditions and social recognition in other countries, leaving their countries of origin short of specialized workforce. It would be desirable to harmonize their working conditions across Europe as well as to offer these highly trained workers equal opportunities. In parallel, we have witnessed that the current preparedness plans, very influenza-focused, have proved inefficient for  the COVID19 pandemic. We therefore need new pandemic preparedness plans, updated and adapted to the new characteristics of this and future pandemics, including solid communication strategies to avoid misinformation and fight fake news. In the 21st century, we have seen a raise in the frequency of outbreaks of zoonotic diseases (transmitted from animals to humans), such as the SARS in 2003, H1N1 in 2009 and Ebola in 2014. This is not a coincidence. Environmental destruction due to deforestation and habitat loss; increasing contact of wild animals and humans; some cultural practices such as eating exotic wildlife; and intensive farming, which increases antibiotic dependence, are among the root causes of this raise. In order words, the current pandemic somehow expected and could have therefore been prevented. As a result, any new prevention measures put in place from now on should consider the interconnectivity of environmental health with animal and human health as well as a component for biodiversity protection. There is currently a decrease in the number of new COVID19 cases and death toll, in part due to the confinement measures but also because doctors and medical staff are now more prepared and have more experience treating the disease. However, we are still at the beginning of this crisis and if we want to recover from it, we need to become a more resilient society, leaving no one behind and putting the environmental health at the centre of our economic growth. Our way towards deconfinement and reactivation of our economies should not translate into “business-as-usual”. We must be ready as a community for a new kind of normal. Artículo aparecido en www.theparliamentmagazine.eu.

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29
abril
2020
La crisis de la COVID19: certezas y desafíos

Pasada la cuarentena, y cuando la pandemia, en términos sanitarios, va declinando y en camino de ser vencida (así lo es en la zona geográfica en la que nos encontramos: Occidente, Europa), es el momento de establecer los primeros balances analíticos con la base que da la perspectiva de haber superado un marco temporal muy pequeño, pero sin embargo suficiente en cuanto a la enorme proporción de acontecimientos vividos y de hechos conocidos. Poco tiempo, pero muchas realidades. Además, la evolución de la crisis sanitaria hacia una triple crisis económica, social y civilizatoria, permite trazar un primer balance basado en certezas y desafíos. Certezas. Primera. Los sistemas sanitarios y de atención y cuidado de las personas mayores no están lo suficientemente preparados ante una crisis sanitaria que implique la ecuación de una enfermedad grave y a la vez muy contagiosa. Debemos reforzarlos en recursos y en personal. Segunda. Los mismos sistemas sanitarios y sociales, por el contrario, sí que están preparados para aplicar rápidamente medidas extraordinarias en colaboración con el ejército y con otras instancias del Estado para paliar esa insuficiencia. Tercera. El saber de los científicos y el trabajo de los servidores públicos (personal sanitario, policía, ejército) se revelan nuevamente como las dos grandes capacidades de reacción de los sistemas democráticos en primera línea: la ciencia y la función pública. Cuarta. Los poderes públicos, administraciones, instituciones y gobiernos son las instancias más eficaces para organizar y administrar las decisiones colectivas en momentos en los que el pánico, el miedo y la desconfianza pueden crear situaciones de inestabilidad colectiva. Quinta. Que la mayor parte de las sociedades de nuestro entorno geográfico y civilizatorio (Occidente y Europa) han reaccionado, sus gobiernos, instituciones y administraciones de una manera muy similar, casi homogénea, imponiendo sobre cualquier otra razón la prevalencia de la ciencia, la prioridad de la salud y de la seguridad pública y el imperio de la ley y del Estado de derecho. Es decir, nuestras sociedades han reaccionado ante la crisis con herramientas propias de nuestra cultura política y de nuestra organización social y política: las democracias plenas. Desafíos. Primero. A pesar de la magnífica respuesta desplegada por la democracia liberal y plena en nuestro entorno, las fórmulas autoritarias y dictatoriales también están exhibiendo sus propios logros en la lucha contra la pandemia. Es ahora, cuando nos adentramos en escenarios de la llamada nueva normalidad y cuando el mundo entero es consciente de la posibilidad de que se repita de nuevo una crisis similar o peor (por ejemplo, en otoño próximo), y que podrá además incorporar variables específicas de la crisis climática que vivimos, cuando el debate y pugna entre democracia y autoritarismo se convertirá en un desafío. Ergo hay que seguir cuidando la democracia. Segundo. Volverá otra vez (si es que alguna vez se fue) el debate entre libertad y seguridad, esta vez centrado exclusivamente en el control digital individual y su uso y límites en pro de la preservación de la salud pública. La seguridad no puede coartar ni la libertad ni la privacidad. Tercero. La salida de la crisis económica. ¿Cometerá la UE el error de no plantear un gran paquete de estímulo anticíclico, como ocurrió en 2008, o, por el contrario, las políticas de estímulo e inversión se impondrán durante un tiempo largo, el que sea necesario, y, tal y como ha propuesto Pedro Sánchez, tendremos un verdadero Plan Marshall? Parece que no habrá error esta vez y la intervención política en una economía dañada permitirá reparar heridas y desigualdades pronto y de forma eficaz. Tras la pandemia, debe llegar la recuperación y la reconstrucción justa, pero nunca la segunda recesión global de un siglo con solo dos décadas de vida. Esta vez Europa se corrige y acierta. Cuarto. El mundo global en el que vivimos, bajo el estigma ahora del contacto humano como un riesgo extremo para la salud, puede contraerse y replegarse. No sería el camino adecuado. De eso trata la nueva normalidad precisamente, de mantener lo mejor y más avanzado de nuestras sociedades introduciendo pautas de prevención y límites racionales para, así, permitir la pervivencia de un modelo global, conectado y en red. Lo contrario, un repliegue localista o nacionalista será un paso atrás social y económico, una reacción en términos de desarrollo y de progreso individual y colectivo. Quinto. En clave nacional, el comportamiento de la derecha y de la extrema derecha, que necesariamente acaba generando una cierta parroquia, aun minoritaria, durante esta crisis está siendo lamentable, muy descorazonadora. Ese es nuestro desafío particular, sumado a todos los que compartimos como sociedad europea occidental: que podamos contar por fin con un bloque político en la derecha plenamente leal al sistema democrático y pluralista que impera en España. De momento, cada vez que pueden demostrar que están a la altura de las circunstancias, nunca pierden esa oportunidad para perder la oportunidad. Artículo publicado en en https://fundacionsistema.com.

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23
abril
2020
Pandemia, UE y China

Por: César Luena y Nicolás González Casares El pasado 26 de febrero, una misión internacional de la OMS que había estado en China y se había desplazado hasta Hubei presentaba el informe de conclusiones de sus observaciones sobre el COVID-19. No es nuestro objetivo juzgar el trabajo de los comisionados ni la colaboración de las autoridades chinas, pero hay cuestiones que llaman la atención en los datos ofrecidos por el gigante asiático y por el organismo internacional en ese documento de 40 páginas. Sabiéndose, como recoge el informe, que el descubrimiento de los primeros casos sospechosos corresponde a fechas a caballo entre noviembre y diciembre y que a finales de año ya se detectaba que se trataba de un nuevo virus, sorprende la evolución de casos y fallecidos que presentan las autoridades chinas. Sin duda, estas son más llamativas en Wuhan y Hubei, ciudad y provincia respectivamente epicentros de esta pandemia. Recordemos que el cierre total en esos lugares coincidió con la Fiesta del Año Nuevo chino el pasado 23 de enero. Sorprende que los datos que reflejan las autoridades (y que recoge la OMS) reporten una disminución de nuevos casos y fallecimientos tan sólo con tres días de confinamiento: es decir, que en bastante menos de una semana la curva epidémica de Wuhan y Hubei cambia su tendencia, se aplana y empieza a bajar. Con los datos epidémicos actuales del resto de países con confinamientos severos como España e Italia y sabiendo del comportamiento de la enfermedad, el retardo que se produce en la aparición y detección de casos y, fundamentalmente, en los fallecimientos, no deja de ser llamativo que en menos de una semana de confinamiento se pudiera haber controlado la explosión epidémica. Se aprecia que la dimensión otorgada inicialmente a la epidemia no es la que posteriormente ha tenido. El propio Director General de la OMS en la rueda de prensa de presentación del informe afirmaba que “China tiene menos de 80.000 casos en una población de 1.400 ‎millones de personas. En el resto del mundo hay 2.790 casos en una ‎población de 6.300 millones”, si bien tampoco descartaba “la posibilidad de que se convierta en una ‎pandemia, porque tiene la capacidad de hacerlo”. ‎ Aunque a veces parezca que lo obviamos lo cierto es que aproximadamente dos terceras partes de las enfermedades infecciosas activas en humanos son zoonóticas, es decir, transmitidas por animales. Sin embargo, resulta sorprendente la escasa acción al respecto, a pesar de que estas enfermedades han aumentado globalmente en los últimos 60 años y de que cada vez hay más patógenos zoonóticos entre nosotros como resultado de la actividad humana y su huella ecológica. La deforestación y cambios en el uso de la tierra, el manejo de los sistemas agrícolas y de producción alimentaria, el tráfico de especies salvajes, la adopción de animales salvajes como mascotas y la urbanización están contribuyendo de manera drástica a ello. De hecho, en lo que llevamos de siglo son ya varias las alertas epidémicas de origen vírico procedentes de China como el SARS o el virus H1N1. No obstante, ninguno de ellos tuvo ni por asomo el impacto que ahora estamos sufriendo con el coronavirus bautizado como SARS-CoV-2. Sin duda, parte del relajamiento de Occidente se deba al escaso alcance de las alertas previas consideradas en cierta medida como falsas alarmas en el ámbito sanitario. Un error que estamos pagando en un momento en que el multilateralismo debe ser reforzado al igual que los organismos que lo sustentan. Como es evidente, China no solo es un país enorme, sino una gran potencia y el lugar donde se fabrica casi todo. Pero no es menos cierto que, tras lo sucedido, el gigante asiático va a quedar señalado para nuestras sociedades europeas por bastante tiempo como el origen de la pandemia. No obstante, debemos afrontar con ellos esta nueva situación. Desde luego, China debe hacer esfuerzos en mejorar el control de su cadena alimentaria, preocupante desde la óptica europea, tan estricta en normativas en ese campo: macrogranjas, abuso de métodos intensivos, hábitos alimentarios que incluyen especies salvajes protegidas, etc. Igualmente, y como antes se apuntaba, el respeto y la conservación de la biodiversidad también deberán estar presentes en este debate. De hecho, 2020 ya guardaba a China un papel destacado en la COP 15 sobre Biodiversidad. Hoy más que nunca debemos ser conscientes de que la salud humana y animal son interdependientes y de que ambas dependen de la salud ambiental y del buen estado de los ecosistemas en los que interaccionan. Si queremos minimizar el riesgo de futuras pandemias es prioritario que China y la UE abordemos de forma colaborativa las alteraciones de los ecosistemas por la acción humana y su relación con el incremento del riesgo de surgimiento de enfermedades infecciosas y su diseminación. Asimismo, la UE debe colaborar con las autoridades chinas para evitar la estigmatización del país asiático y para construir la nueva relación que tendrá que surgir de esta crisis, pues ni la UE puede obviar a China ni China puede prescindir de Europa. Igualmente, esta crisis nos ha demostrado que las medidas globalizadoras que permiten la deslocalización de la producción también pueden convertirse en un peligro para la seguridad de los ciudadanos europeos. El desabastecimiento de materiales sanitarios que hemos sufrido en estas últimas semanas viene derivado fundamentalmente de la escasez de manufactura europea. Lo mismo está sucediendo con buena parte de los principios activos de los medicamentos. Europa no puede depender únicamente de productores externos, un hecho que se muestra en toda su dimensión en situaciones de emergencia. Además, China puede convertirse en un aliado en desarrollos que favorezcan una transición ecológica más dinámica o en el ámbito digital con mayor innovación, garantizado en todo caso la seguridad de las redes y la independencia tecnológica europea. China debe entender que Europa tiene que fortalecer sus industrias esenciales y establecer una relación alejada de guerras comerciales y que pueda basarse en la confianza mutua, al tiempo que Europa debe percibir que China puede ser un aliado en el mundo post-pandemia. Nos espera por tanto un mundo en crisis, no sólo económica. Sabemos que será diferente. Ahora nos toca elegir nuestra actitud ante el mismo: actuar desde la colaboración será más productivo para la humanidad que hacerlo con disputas. Sin duda, China estará ocupando un lugar de liderazgo en ese mundo. Los 450 millones de habitantes de la UE debemos recorrer este camino juntos. Artículo aparecido en www.euractiv.es.

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18
abril
2020
Estados Unidos de Europa

Hace ahora 90 años, en 1930, el filósofo e intelectual español por antonomasia de esa época, José Ortega y Gasset, publicó La rebelión de las masas, donde hablaba de los «Estados Unidos de Europa» como última esperanza de salvación. Con la perspectiva de contemplar el proceso de construcción europea desde casi un siglo después, podríamos ser optimistas en cuanto a los avances realizados para conseguir la meta fijada por Ortega. Sin embargo, la gestión de la Gran Recesión y las primeras reacciones de algunos gobiernos socios de la UE ante la crisis del coronavirus, nos sitúan en una realidad más contenida. «Pero se mueve», como dijo Galileo. Desde mis últimas líneas en este diario, hemos conocido la decisión del Eurogrupo de aprobar líneas de liquidez para Estados, empresas y trabajadores por un valor total de hasta 550.000 millones de euros libres de condiciones, siempre y cuando se destinen a la lucha contra el COVID-19, tal como reclamaba el Gobierno de España. Los ministros de Economía y Finanzas de la UE acordaron la creación de un plan de reconstrucción, que debe concretarse y desarrollarse el próximo 23 de abril en el Consejo Europeo. En paralelo, el Parlamento ha aprobado una ambiciosa resolución, pactada entre las principales familias políticas de la Cámara, conservadores, socialdemócratas, liberales y verdes. Una resolución en la que pedimos que el Parlamento Europeo forme parte de todos los debates sobre la respuesta de la UE a esta crisis, defendemos el Pacto Verde Europeo como motor de la recuperación junto con la transformación digital y pedimos articular de manera urgente un método comunitario realista que pueda financiar el 'Plan Europa' (mejor llamarlo así que Marshall), una línea de crédito específica que blinde los tipos de interés de los bonos públicos nacionales frente a diferenciales corrosivos y un marco financiero plurianual fuerte con nuevos recursos propios. Todo ello debe servir a la economía europea y a los millones de ciudadanos que esperan nuestras noticias con expectación. Así, exigimos que la recuperación se base en una convergencia económica social ascendente y con perspectiva de género. El diálogo social debe ser eje sobre el que conseguir mejores derechos sociales y condiciones laborales para todos. De igual modo, el Parlamento Europeo considera prioritario el desarrollo de una estrategia integral contra la pobreza, incluyendo una Garantía Europea del Niño y servicios de apoyo para víctimas de violencia de género y doméstica. El mes que viene, el 9 de mayo, se cumplirán 70 años de la Declaración de Schumann, momento reconocido como nacimiento de la UE y fecha en que se celebra el Día de Europa. Este año, la conmemoración quedará convertida en una prueba de autoafirmación del proyecto de integración comunitaria basado en más solidaridad y en más cohesión. La mayoría de la ciudadanía así lo quiere. El Parlamento así lo ha confirmado este mismo viernes. Muchos gobiernos así lo exigen. El próximo Consejo Europeo tiene ahora la responsabilidad de asumir y de aceptar esta gran dinámica en favor de la Europa social y unida, de los Estados Unidos de Europa como última esperanza de salvación. Y no solo necesitamos esta dinámica para los europeos, sino también como actuación imprescindible de la UE como agente global ante los cuatro grandes debates que marcarán el mundo postcovid19. Esto es, la pugna entre las democracias y los autoritarismos como formas de gobierno y representación, el papel de lo público en la economía y en la previsión ante escenarios globales de crisis como el actual (que no solo conllevará el padecimiento de una pandemia, sino de la persistente crisis climática), la defensa de la libertad individual ante la aplicación inminente de sistemas de vigilancia y seguimiento personalizados y, por último, el grado de retraimiento (o no) del espacio global. Necesitamos aclarar qué vamos a ser, pero también qué vamos a hacer. Los socialistas seguiremos defendiendo un proyecto que sea de unidad y que asegure la solidaridad, unos Estados Unidos de Europa. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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08
abril
2020
Inteligencia Artificial y nuevas tecnologías: marco ético y posibilidades de futuro

La inteligencia artificial (IA), la robótica y todas las nuevas técnicas y tecnologías están revolucionando nuestro mundo. Muchas técnicas ya están siendo usadas en varias disciplinas con resultados sorprendentes. Por ejemplo, en una sociedad envejeida como la europea, la IA y en particular, la robótica, presentan posibilidades interesantes para mejorar los cuidados y reducir los costes. La IA se está utilizando ya para mejorar la eficiencia y la personalización de los tratamientos (medicina personalizada) y para ayudar a prevenir y diagnosticar enfermedades de manera más precisa. Igualmente, el uso de robots quirúrgicos extiende las habilidades y la precisión de los cirujanos humanos y supera las capacidades para realizar cirugías mínimamente invasivas, con movimientos de gran precisión. Estos robots abren además las posibilidades a la telecirugía mientras que la telemedicina es ya una realidad. Actualmente, se está debatiendo mucho sobre el uso de estas nuevas tecnologías en la lucha contra la COVID-19 y la prevención de futuras pandemias. El uso de la IA para la biovigilancia y el seguimiento de los movimientos del virus puede abrir puertas a compilar información que de otra manera sería muy difícil obtener. La ciencia es por definición colaborativa, y en tiempos en los que los países se han cerrado en sí mismos, la ciencia y los científicos se han abierto más que nunca. La disponibilidad pública de las secuencias víricas obtenidas en distintas partes del mundo permite analizar la migración del virus por el globo terrestre y las mutaciones asociadas a dicho movimiento, un dato esencial para evitar que las nuevas vacunas diseñadas queden obsoletas al poco tiempo. La posibilidad de rastrear los contactos y los movimientos humanos permite contener y limitar la expansión del virus y, en última instancia, controlarlo, pero genera dilemas éticos sobre la protección de los datos personales proporcionados y su posible utilización para usos no previstos en el consentimiento inicial o de manera ilícita. En materia sanitaria, los avances que la IA puede brindar son muy numerosos, pero también presentan dilemas éticos que deben ser regulados y protegidos. Estos dilemas se están planteando también en relación a las aplicaciones usadas por ciertos países en el control de los contagios. Es responsabilidad de los órganos de gobierno regular el uso de estos datos, de manera que permitan combatir ésta y futuras pandemias pero que, a la vez, respeten el derecho a la privacidad de todos los ciudadanos. Nos encontramos en una encrucijada que requiere un liderazgo público, colaborativo y social. Cómo respondamos a retos así, marcará la confianza ciudadana ante estas nuevas tecnologías y el progreso hacia una sociedad más justa y sana. Pero igualmente libre. La Inteligencia artificial, como toda nueva tecnología, debe ser regulada basándonos en las reglas y valores europeos. Estas tecnologías avanzan a una velocidad de vértigo y la regulación no debe quedarse atrás, asegurando una transición y adaptación justa e igualitaria para todos y protegiendo de manera especial a los grupos más vulnerables. Necesitamos una IA que sea no solamente potente, sino también transparente a la inspección, trazable, predecible y robusta contra cualquier manipulación. Además, su regulación debe ser un proceso cíclico, abierto a la mejora conforme los análisis de estas tecnologías a más largo plazo van apareciendo y sujeto a mecanismos de evaluación durante toda su vida útil. Para conseguir una transición igualitaria es esencial contar con la confianza de los ciudadanos. Para ello, la ética debe ser el pilar fundamental sobre el que se sostenga la regulación de la IA, con los derechos fundamentales en su base. Por último, no está de más recordar que la IA y las nuevas tecnologías asociadas no han de ser un fin en sí mismas, sino un medio para facilitar el progreso y la innovación, preservando y mejorando el bienestar social y la libertad individual. Artículo aparecido en www.fundacionsistema.com.

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06
abril
2020
La hora de la verdad de la UE

En artículos anteriores en este mismo diario, me he mostrado muy crítico con la lentitud en la toma de decisiones del Consejo europeo, y con la insolidaridad, quiero creer que algo inconsciente, de algunos gobiernos de países miembros (Holanda y Alemania) ante la crisis actual y las necesarias medidas que han de adoptarse. Aún así, Europa se está moviendo, pero no lo suficiente. Como ha dicho el presidente Pedro Sánchez recientemente, «Europa se la juega». Ahora, cuando los grandes problemas y retos de la humanidad no responden a parámetros nacionales, resulta difícil dar los pasos adecuados en la buena dirección. Estamos abriendo camino, no existen precedentes. Nosotros y lo que hagamos (y no hagamos) ahora será el ejemplo que otros en el futuro seguirán o evitarán a toda costa. Instituciones centrales de la Unión, como son el Parlamento Europeo y la Comisión, creen en ello. Por principio, pero también por miedo, y es que sobrevuela por Bruselas el temor a repetir los errores de 2008 y que la ciudadanía vuelva a preguntarse: pero, ¿qué está haciendo Europa? Por eso, la Comisión, el Parlamento, el Banco Central Europeo, el Banco Europeo de Inversiones y el resto de instituciones comunitarias están trabajando con determinación para responder a esta cuestión. El abanico de medidas adoptadas pretende sin ninguna duda abarcar amplios espectros de la sociedad y la economía europeas. En el ámbito de la salud pública, se puede resaltar, por ejemplo, que se han organizado, impulsado y adjudicado en un tiempo récord hasta cuatro licitaciones para obtener equipos de protección personal; se ha creado y financiado la reserva estratégica de equipos y material sanitario RescEU, así como el Instrumento de Apoyo para Emergencias, con más de 3.000 millones de euros; se ha fundado un panel independiente de expertos epidemiólogos a nivel comunitario; se ha adoptado un reglamento para coordinar la exportación de equipos de protección personal y se está estudiando con la industria cómo canalizar líneas de producción existentes hacia la fabricación de material médico de urgencia. A nivel económico, naturalmente, el paquete de medidas es potente e incluye la movilización de hasta 750.000 millones de euros por el BCE para comprar activos públicos y privados de los Estados miembros; la flexibilización del marco presupuestario exigido por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento; el lanzamiento del sistema de reaseguro de empleo SURE por valor de hasta 100.000 millones de euros; la provisión de mil millones de euros en liquidez inmediata para PYMES y la creación de un fondo adicional de inversiones para ellas dotado con 20.000 millones de euros; la ampliación del Fondo Europeo de Solidaridad para cubrir emergencias sanitarias, poniendo a disposición de los Estados miembros hasta 800 millones de euros; la Iniciativa de Inversión en Respuesta a Coronavirus, con más de 37.000 millones de euros movilizados del presupuesto comunitario y la suspensión temporal de las reglas de ayudas de Estado a empresas. Podríamos continuar mencionando la actuación de la UE en la gestión de fronteras (por ejemplo, permitiendo la organización, funcionamiento y coordinación de los Carriles Verdes), la repatriación de europeos atrapados fuera de nuestras fronteras (más de 5.000 de nuestros conciudadanos han regresado a casa gracias al Mecanismo Europeo de Protección Civil) o en la protección de la industria europea (implementando medidas que impidan la compra por parte de capital extranjero de industrias clave en situación de vulnerabilidad). Con todo, Europa debe moverse más y más rápido en esta hora de la verdad. Ante esta crisis sanitaria, la UE necesita estandarizar, como hemos pedido los socialistas, la detección del coronavirus para poder así disponer de datos comparables y mejorar la coordinación de los sistemas sanitarios a través de una Unión de la Salud que permita, además, aumentar la inversión que se va a requerir en el sistema sanitario. Y, sobre todo, debe implantar los bonos mutualizados para la emisión de deuda y un plan de reconstrucción que movilice cuantos recursos sean necesarios para la fase de crisis económica y social en la que nos adentramos. Estas medidas son irrenunciables, no solo para muchos países como el nuestro o para determinadas familias ideológicas y políticas, sino para la viabilidad futura de la idea de Europa como proyecto de integración continental. Así deben entenderlo los gobiernos hasta ahora reticentes a adoptar estas políticas en el seno del Consejo europeo. El mercado común y el euro son avances indiscutibles de la construcción europea. Pero son eso, avances. La esencia de la UE está en la cohesión y en la solidaridad. Ante esta hora de la verdad que estamos viviendo, cuando Europa se la está jugando, este principio fundacional de la Unión es el que debe prevalecer e imponerse: la Europa unida en la diversidad, social y para los ciudadanos. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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28
marzo
2020
Luchas y reconstruir, pero unidos

Al mismo tiempo que nos ocupamos de gestionar la terrible y dramática crisis sanitaria de hoy, es vital pensar cómo vamos a gestionar la crisis social y económica de mañana. En este sentido, son positivas las últimas decisiones de la Comisión Europea, del Parlamento y del Banco Central Europeo para movilizar miles de millones en fondos no ejecutados y para salvaguardar al euro y a los Estados miembros en su acceso a la financiación en los mercados internacionales. Como también es destacable la ampliación del Fondo Europeo de Solidaridad, la suspensión temporal de las obligaciones del Pacto de Estabilidad en lo que a deuda pública y déficit se refieren o la coordinación de la UE y los Estados miembros en la compra de material médico y sanitario. Sin embargo, siendo estas medidas positivas y necesarias, son insuficientes. No blindan nuestro proyecto comunitario, sometido una vez más a una fuerte presión que no hará sino incrementarse con el paso del tiempo, más aún a medida que la crisis económica tome el relevo de la sanitaria. Por este motivo, se multiplican las voces de los que pedimos más y mejor. Más integración y menos nacionalismo, más política comunitaria y menos pensar en «barrer para casa». En definitiva, más y más Europa. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido de los primeros en levantar la voz, reclamando nada menos que un Plan Marshall europeo, la mutualización del riesgo y la deuda «coronaria» (los llamados «coronabonos»), un seguro de desempleo común, la movilización del Banco Europeo de Inversiones... No está solo en sus demandas. Los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo hemos pedido a todos los líderes de la Unión (sabiendo que algunos están más predispuestos que otros) la aprobación de medidas urgentes y a medio plazo para luchar contra la crisis económica, social y sanitaria desatada por el COVID-19. A los planteamientos del presidente se suman propuestas como un sistema europeo temporal de renta mínima, una Garantía de Empleo europea, la activación del Mecanismo Europeo de Estabilidad, una garantía de préstamo para los propietarios de primeras viviendas, flexibilización total del marco de ayudas estatales... y así hasta 25 medidas, incluyendo una vez más la petición de aumentar el presupuesto europeo al 1,3% del PIB de la UE, ahora más necesaria que nunca. Además, nueve jefes de Estado y primeros ministros (Bélgica, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Eslovenia, Portugal y España) han firmado una carta en la que reclaman abiertamente «un instrumento de deuda común» y una «financiación específica en el Presupuesto de la UE», entre otras cosas. Lamentablemente, el Consejo Europeo del pasado jueves no ha estado a la altura de las circunstancias (Holanda y Austria como obstáculos y Alemania cómplice de la parálisis) y ha dilatado las decisiones que se necesitan con urgencia. Sin embargo, gracias a la presión de España y de Italia, el Consejo (los gobiernos europeos) deberá concretar un plan anticrisis en el plazo de dos semanas. Queda mucho por decidir y por hacer hasta que esta crisis pase. Pero queda mucho por decidir y por hacer para lograr que nos recuperemos con éxito de la misma. La respuesta europea tiene que ser contundente e inmediata. No nos cansaremos de repetirlo. Seguiremos insistiendo porque creemos, estamos convencidos, de que Europa es la respuesta. En palabras de nuestros líderes europeos, entre ellos Pedro Sánchez, «si queremos que la Europa del mañana esté a la altura de las aspiraciones de su pasado, debemos actuar hoy y preparar nuestro futuro común. Abramos este debate ahora y avancemos, sin dudarlo». Se trata de luchar juntos hoy para reconstruir mañana unidos. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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23
marzo
2020
Unidad y solidaridad frente al virus

Ante la magnitud de la crisis de salud pública sin precedentes que estamos viviendo con la expansión del coronavirus y con una escalada de infección de miles de personas diariamente, la respuesta de la UE tiene que estar a la altura de las circunstancias, dejando al margen cualquier posible discrepancia nacional o nacionalista. Desde que el 31 de enero se conocieran los primeros casos de afectados por el coronavirus en Italia hasta las decenas de miles que se contabilizan hoy en la UE, las respuestas de la UE han ido desde activar en enero el mecanismo de Respuesta Política Integrada a las Crisis (RPIC), que refuerza la capacidad de la Unión Europea para tomar decisiones rápidas cuando hay que hacer frente a crisis importantes que requieren una respuesta a nivel político de la UE, hasta el cierre de las fronteras exteriores durante un mes. La respuesta a la pandemia tiene que centralizarse y las decisiones con un impacto desconocido en el funcionamiento del espacio Schengen y en la libre circulación, requieren de una coordinación contundente de la propia UE. Todos somos conscientes de que hasta que esta crisis sanitaria y económica pase, queda mucho por decidir y por hacer. En el terreno económico, la UE debe lanzar un Plan de Recuperación Económica en relación al coronavirus y sus impactos de manera que se puedan movilizar rápidamente los instrumentos europeos para apoyar a los ciudadanos, PYMES y negocios que más lo necesiten, incluyendo el Banco Central Europeo, el Fondo Europeo de Inversiones y el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Esta respuesta europea tiene que ser contundente y no puede esperar. En ese sentido, celebro las últimas decisiones de la Comisión Europea y del Banco Central para intentar movilizar fondos no ejecutados aún, la primera, y para salvaguardar la estabilidad financiera a nivel macroeconómico, el segundo, con el impulso de un nuevo programa de compra de deuda. Esperemos que en los próximos días se sigan dando pasos con la activación del Mecanismo Europeo de Estabilidad y la creación de un Fondo COVID-19 que se financie con emisiones del Mecanismo, y que se pueda distribuir con posterioridad entre los Estados miembros que más lo necesiten. En el terreno sanitario, sigamos a Hipócrates, considerado como el padre de la medicina, y que decía que si alguien deseaba una buena salud, primero debía preguntarse si estaba listo para eliminar las razones de su enfermedad. Y en este punto nos encontramos. A las decisiones de contención adoptadas y por adoptar por el Gobierno y por la UE, tenemos que seguir sumando la conciencia ciudadana individual, por lo que a nuestra salud respecta, y la colectiva, por lo que a los peligros que nuestras acciones puedan conllevar en la salud de los otros. En estos tiempos tan difíciles y tan duros es el momento de apelar a lo mejor que tenemos como humanos y como ciudadanos: la unidad y la solidaridad. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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05
marzo
2020
Ley europea del clima: ambición y coherencia

Ayer, miércoles, la Comisión Europea presentaba su borrador de Ley de Cambio Climático, el más ambicioso intento de reducir el calentamiento del planeta, las emisiones de CO2, de otros gases de efecto invernadero en la atmósfera y el principio del fin de la era de los combustibles fósiles. Ese control tendrá, una vez adoptado el texto definitivo, rango de Ley. La Comisión Europea establece en su propuesta el marco legal para que la neutralidad climática en 2050 sea una realidad vinculante en Europa y no solo un discurso político.  Las evidencias científicas de los últimos informes científicos del IPCC - Panel Intergubernamental de Cambio Climático, el consenso global alcanzado y la necesaria justicia social se han plasmado en esta propuesta que impone las doctrinas científicas sobre las conjeturas voluntaristas, lo renovable sobre lo fósil, un modelo de producción y consumo sostenibles sobre la contaminación sin límites, los hechos sobre las promesas, dejando fuera del tablero de juego a negacionistas y conformistas. Esta propuesta de Ley era y es necesaria. Ahora que comienzan las discusiones sobre la misma en los dos órganos colegisladores europeos, Parlamento y Consejo, esa necesidad se traslada a los dos fundamentos que han de guiar las mismas hasta alcanzar un texto definitivo: ambición y coherencia. Por un lado, ambición en el objetivo intermedio de reducción de emisiones a 2030 que debe ser del 55%, así como uno aún más ambicioso a 2040, que la propuesta de Ley ni siquiera menciona. Sólo así podremos trazar la planificación sobre cómo lograr la neutralidad de carbono en los próximos años. A su vez, la ambición ha de encontrarse igualmente en la revisión de los objetivos de las Directivas de Energía Renovable y de Eficiencia Energética. Por otro lado, coherencia en los dichos y en los hechos; esto es, en los discursos y compromisos y en las consiguientes acciones y medidas concretas que habrán de adoptarse para aumentar el nivel de ambición en los distintos sectores contaminantes como el transporte, la agricultura, la industria, el sector energético y la silvicultura. Además, hay dos cuestiones que han de quedar bien definidas y ajustadas en la Ley. De una parte, la dimensión social y económica. La Ley del Clima debe basarse en el principio de Transición Justa tal como se define en el preámbulo del Acuerdo de París, y debe contribuir a la consecución de los objetivos de pleno empleo y progreso social. Ello implicaría que la Comisión Europea debiera garantizar que las políticas y propuestas climáticas presentadas incluyan una evaluación del impacto socioeconómico, incluidos los temas relacionados con la pobreza energética, así como una evaluación de las necesidades de empleo, incluidos los requisitos de educación y formación. De la misma forma, las especificidades de todas las regiones deben tenerse plenamente en cuenta durante el proceso de transición, para que esta sea realmente justa y equitativa e implemente el Pilar Europeo del Derecho Social. Ninguna región ni ningún sector puede quedar en segundo plano. Nadie debe quedar atrás. De otra parte, el papel del Parlamento y de los Estados miembros en la toma de decisiones. La necesidad de adoptar ciertas decisiones por el procedimiento legislativo ordinario y no por acto delegado, como queda en principio estipulado en el borrador de Ley en muchas cuestiones de relevancia, es fundamental. Hay cuestiones, como la revisión de objetivos o la creación de objetivos intermedios, que han de seguir el procedimiento de codecisión entre Parlamento y Consejo. Los ciudadanos representados en el Parlamento Europeo tienen mucho que decir. El socialdemócrata Timmermans, encargado del Parco Verde Europeo, ha cumplido su promesa de presentar una propuesta de Ley del Clima en los primeros 100 días de su mandato. Pero el trabajo empieza ahora. Esta Ley debe establecer la dirección de la acción climática de la UE, otorgando previsibilidad a los inversores y garantizando la reversibilidad del cambio climático y los cambios estructurales necesarios para lograr una sociedad libre de carbono, fruto de una transición equitativa y justa. El cambio climático es un desafío transfronterizo que requiere una acción nacional, local y europea, pero sobre todo una acción global. La neutralidad climática en la UE es sólo el punto de partida para salvar nuestro planeta. Para ello, la UE debe continuar trabajando para liderar mediante la acción, la ambición y la coherencia el compromiso de la neutralidad climática en el resto del planeta. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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17
enero
2020
Todos somos Polonia. Todos somos Hungría. O casi.

Que la Unión Europea se fundamenta en los valores de libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los de las minorías, no es un lugar común ni tampoco una entelequia. Es un principio fundacional de nuestra Unión que, además, se entiende en el sentido más amplio de la palabra. Es decir, las instituciones comunitarias consideran que la violación de cualquiera de estos valores en cualquier Estado miembro repercute en los demás, en la confianza mutua entre ellos y en los derechos fundamentales que la Unión confiere a sus ciudadanos. El pasado jueves, el Parlamento Europeo votó a favor de una resolución que denuncia el riesgo de violación grave de estos derechos en Hungría y Polonia. Puede que el lector piense: “no será para tanto”. Al fin y al cabo estamos ya en 2020 y esto es Europa, luego ¿cómo de grave puede ser el asunto? Para que se hagan una idea, podemos hablar de una nueva ley polaca (la última) que hace “buena” la Ley Mordaza del PP de 2015. En diciembre, la cámara baja del parlamento polaco aprobó una ley según la cual los jueces pueden ser sancionados, entre otras cosas, no solo por ejecutar una sentencia de un tribunal supranacional como el Tribunal de Justicia de la UE, sino simplemente por dirigir preguntas a una instancia superior. Las consecuencias derivadas de su incumplimiento abarcan desde el relevo hasta la expulsión de la judicatura. Todo ello decidido por abogados bajo la tutela del Ministerio de Justicia designados por el partido en el gobierno. Otro ejemplo de cómo funcionan las cosas en Polonia son las “zonas declaradas libres de LGTB”. Un macabro intento del gobierno y sus adeptos de marginar todavía más a esta comunidad. En palabras del Sr. Kaczyński, expresidente del país, actual líder de Ley y Justicia (PiS, el partido gobernante) y, para muchos, el verdadero dirigente de Polonia en la sombra: “la ideología LGTB+ es una amenaza importada para la identidad polaca, nuestra nación y, por lo tanto, la existencia misma de nuestro Estado”. Ahí es nada. Si miramos a Hungría, por otra parte, podemos poner el foco en otra constelación de leyes y medidas adoptadas desde 2010 que, como poco, obligarían al más escéptico a enarcar las cejas. No es por nada que Human Rights Watch ya alertó en 2013 del cariz que estaba tomando la “democracia iliberal” húngara. Dicho de otro manera, reventar la democracia desde dentro a base de debilitarla y menoscabarla poco a poco. Así se explica, por ejemplo, la concentración de más de 400 medios de comunicación en el mayor conglomerado mediático del país (huelga decir que favorable al gobierno) cuya meta es, según su web, fortalecer «la conciencia nacional». La negativa a respaldar el convenio del Consejo de Europa contra la violencia machista, al considerar que es producto de la «histeria liberal e izquierdista» es otro ejemplo de la deriva húngara, como lo son las detenciones «sistemáticas» de todos los demandantes de asilo que llegan al país -en contra de la normativa europea vigente-. Eso por no mencionar la reforma laboral de 2018 que permite hasta 400 horas extra al año (en la práctica 6 días de trabajo a la semana) a cambio de esperar hasta tres años a que la empresa las pague. En definitiva, unos “grandes éxitos” del estado de derecho en Polonia y Hungría que han conseguido que 466 eurodiputados de todos los colores políticos, es decir, el Parlamento en bloque, apruebe una resolución nada fácil. Tanto si consideramos Europa un club como una familia, nunca es plato de buen gusto sacar a relucir las vergüenzas ajenas. No es fácil, pero es necesario porque a muchos, la mayoría, nos importa lo que pasa a nuestros parientes o vecinos. Incomprensiblemente, la delegación del Partido Popular en el Parlamento europeo, encabezada por Dolors Montserrat, se ha desmarcado de esta resolución. Votando no solo en contra de las directrices del Partido Popular Europeo, sino mano a mano con los miembros más derechisttas, extremistas y ultranacionalistas de la Cámara como son Identidad y Democracia (más conocidos como las huestes de Salvini, Le Pen y el partido alemán AfD), el Grupo de los Conservadores y Reformistas (es decir, VOX, nacionalistas flamencos y miembros del polaco PiS) y “versos sueltos” como los Brexiteers de Nigel Farage. Que su propia familia política se haya situado abrumadoramente a favor de la resolución, a pesar de contar entre sus filas con Fidesz, el partido gobernante en Hungría, dice mucho de la gravedad que reviste el asunto y de la altura de miras que requiere. Pero eso, al mismo tiempo, también dice mucho de la miopía que afecta al Partido Popular español, cómodamente instalado en el espacio de la extrema derecha, el ultranacionalismo y el conservadurismo más rancio. Es lamentable que el equipo de Casado-Montserrat haya dejado escapar la oportunidad de sumarse a la mayoría democrática europeísta por motivos incomprensibles (a no ser que su “voxización” sea ya irremediable), seguro, para muchos de sus compañeros políticos. El Parlamento Europeo, en cualquier caso, dejó claro esta semana que la democracia en Polonia y Hungría debe defenderse con más fuerza, porque todos somos polacos/húngaros. O casi todos, por lo visto. Artículo aparecido en www.fundacionsistema.com.

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22
diciembre
2019
Más ambición en el 2020

La semana pasada, pocos días antes de que acabara formalmente la COP25, un comentarista radiofónico decía que el titular sería el mismo que se viene repitiendo año tras año, COP tras COP: “se alcanza un acuerdo de mínimos”. También decía que las cuestiones conflictivas y realmente relevantes se postergarían, para decepción de cada vez más ciudadanos, como viene siendo habitual desde que científicamente el clima se ha convertido en un asunto de primer orden (parece que no así políticamente para los líderes negacionistas y populistas). Y efectivamente, un acuerdo de mínimos es lo que hemos conseguido. De poco han servido la base científica cruda y dura que describen los tres últimos informes del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) y con la que contábamos para esta COP, ni el clamor multitudinario de millones de personas pidiendo acción política inmediata. Es cierto que muchos países, algo más de 80 en esta COP, se han hecho eco de la necesidad de acción y se han comprometido a revisar sus niveles de ambición para 2020 como se había acordado en París 2015. Pero estas buenas intenciones de una parte de los firmantes del Acuerdo se diluyen cuando países como EEUU -que está a un paso de abandonarlo-, China, Brasil, India, o Japón, cuyas emisiones totales suponen el 60% de las emisiones globales, se niegan a firmar un compromiso que les obligue a mejorar o actualizar sus planes climáticos para 2020. Asimismo, todos sabíamos que el éxito o fracaso de esta Conferencia de Partes se mediría por el desarrollo del artículo 6 del Acuerdo de París sobre el mercado global del carbono, y la adopción de un conjunto de nuevas normas que regirían este nuevo mercado, esto es, los detalles de fondo de cómo funcionará en la práctica este mercado. De acuerdo con el calendario previsto, los países deberían haber acordado estas normas el año pasado en Katowice, pero la cuestión se encalló entonces y se trasladó a las conversaciones de este año. Por desgracia, en esta COP25 las tensiones sobre múltiples partes de las reglas han estallado y de nuevo se ha trasladado la cuestión a las conversaciones del próximo año. También se ha discutido sobre la doble contabilización de las reducciones de emisiones y el comercio de los créditos de la era de Kioto. En la práctica, no es lógico a efectos climáticos que el país que vende reducciones de emisiones a través de créditos de compensación y el país que las compra puedan contar, por partida doble, esas reducciones de emisiones para sus propios objetivos climáticos. Pero lo que parece evidente y obvio para unos, no lo ha sido para otros países como Brasil, que aboga por una suerte de período de “exclusión voluntaria” a la prohibición del doble cómputo. Dice el slogan de la Cumbre Social por el Clima que esta COP ha supuesto “un fracaso más, una oportunidad menos”. Pero de los fracasos surgen nuevas oportunidades y es así como tenemos que afrontar el trabajo de cara a las negociaciones anuales que se celebrarán en Bonn en mayo/junio de 2020, y en la próxima COP26 que tendrá lugar el próximo año en Glasgow. Pero hay terreno para la esperanza porque ha sido destacable el papel brillante que la Unión Europea ha jugado en las negociaciones como precursora de planes de reducción más ambiciosos que ha materializado y ejemplificado con la adopción, coincidente con las negociaciones de la COP25, de un Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo principal es convertir a Europa en un continente climáticamente neutro en 2050. Y reseñable es igualmente la magnífica labor del gobierno socialista de España, por la encomiable organización de esta cumbre en tiempo récord. Cuando hay voluntad política de avanzar, y el gobierno socialista así lo demuestra, cualquier contrapié puede ser acometido. Como dice el dicho popular: “cuando se quiere, se puede”. Por eso, hay que trabajar con más ambición en 2020. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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29
noviembre
2019
El primer paso hacia una nueva era

En su último libro, El Green New Deal Global, Jeremy Rifkin dice que caminamos hacia “una civilización ecológica postcarbono; con suerte, a tiempo para salvar a nuestra especie, al resto de criaturas que viven en este mundo y a la propia Tierra que habitamos”. Hay determinadas cuestiones que no se pueden dilatar en el tiempo. Cuando se llega a un límite, más allá del cual el riesgo puede ser que no sepamos (o podamos) vivir, o que no tengamos los medios ni las capacidades para continuar más allá de ese límite, debemos tomar decisiones para no traspasarlo. Y es eso lo que hicimos ayer en el Parlamento Europeo. Decidimos declarar y aprobar, por necesaria, la emergencia medioambiental y climática. No ha sido una decisión fácil. Ni tampoco ha sido una decisión que haya contado con el respaldo de todos los grupos políticos. Primero, porque declarar un estado de emergencia implica la adopción de medidas inmediatas. Segundo, porque esas medidas han de ser drásticas para, efectivamente, revertir el proceso de calentamiento climático y deterioroecológico que hemos provocado. Pero lo hemos conseguido. Esta declaración, en la que los socialdemócratas hemos puesto tanto esfuerzo, es crucial de cara a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25) que se celebrará en Madrid del 2 al 13 de diciembre. La sólida conciencia ciudadana de un público profundamente preocupado por la emergencia climática y medioambiental, que demanda acciones concretas para revertir el calentamiento global, ha sido demostrada en las numerosas movilizaciones mundiales de los últimos tiempos. Esta declaración es la respuesta a esa demanda de los ciudadanos. Negar la emergencia, como hacen algunos grupos políticos, y no haberla declarado, hubiera sido nefasto para los ciudadanos, para el planeta y para la propia credibilidad del Parlamento Europeo como institución garante de los intereses de la población. La Unión Europea y sus Estados miembros quedaron desde ayer obligados a tomar la iniciativa y liderar las negociaciones internacionales sobre el clima de las próximas semanas y demostrar unidad y fortaleza con acciones concretas y ambiciosas. Es fundamental la acción inmediata para limitar el calentamiento global a 1,5 °C y evitar la pérdida masiva de biodiversidad. Se necesitan cambios transformadores en las sociedades para hacer frente al cambio climático, la degradación del medio ambiente y la pérdida de biodiversidad. Los socialistas velaremos ahora para que todos los ciudadanos y sectores de la sociedad y la economía se impliquen para garantizar una transición justa y equitativa. El Parlamento Europeo ha declarado la emergencia medioambiental y climática. Es ahora el turno de la UE, de sus Estados miembros y de todos los líderes globales para afrontar valientemente la lucha contra el cambio climático en la COP25. El planeta nos está dando una lección histórica. Se acabó la era dominate del carbono y de la combustión fósil. Es el tiempo del desarrollo sostenible. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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4
noviembre
2019
Pronto será tarde

Nuestro planeta agoniza. Su superficie y la atmósfera se calientan. Algunos de sus males, como los gases de efecto invernadero, los combustibles fósiles, los pesticidas, los residuos y la deforestación lo vienen azotando desde hace varias décadas y se necesita una acción global urgente para revertir este proceso que puede llevarlo irremediablemente a su fin. Celebro, por ser necesario e imprescindible, el grado de alarma y preocupación actual, impulsado en gran parte por la llamada generación Z, y me sorprende porque hace ya casi treinta años -casi el doble de los años de la mayor parte de los más jóvenes que se están movilizando en defensa de su futuro- que el panel intergubernamental de expertos sobre cambio climático -IPCC- publicó su primer informe en 1990 en el que se alertaba de la vulnerabilidad del planeta y de la necesidad de encontrar estrategias de respuesta. Asimismo, el informe confirmaba los elementos científicos que suscitaban preocupación acerca del cambio climático, lo que llevó a la Asamblea General de las Naciones Unidas a establecer en 1994 la Convención Marco sobre el Cambio Climático. En el marco de esta Convención, cuyas partes se reúnen desde entonces en conferencias anuales (COP), se firmó el Acuerdo de París hace cuatro años, donde las naciones del mundo fijaron límites temporales a 2020, 2030 y 2050 para suministrar el tratamiento que el planeta necesita, más allá de los cuales los daños causados serían irreversibles. Desde los orígenes del IPCC se han planteado muchos escenarios, los últimos en su reciente informe sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante, donde más que escenarios futuros se describe un panorama nada halagüeño que será la triste y cruda realidad que vivirán las futuras generaciones si la inercia de la teoría negacionista nos sitúa en el limbo de la inacción política. [...] En su camino hacia una transición ecológica limpia, hay varios pilares básicos que no admiten demora y sobre los que la UE debe servir de ejemplo al resto de naciones, marcando objetivos ambiciosos que nos lleven a ser un continente climáticamente neutro en 2050: el aumento de las energías renovables en detrimento de los combustibles fósiles, la eficiencia energética y la reducción de las emisiones de efecto invernadero en todos los sectores (desde los industriales altamente contaminantes al transporte por carretera, ferroviario, marítimo y aéreo, la vivienda, la agricultura, la construcción o los residuos, por citar algunos ejemplos). Además, la deforestación cero ha de ser también una realidad, pues la tala masiva de bosques y selvas supone una quinta parte de las emisiones de CO2 mundiales a la atmósfera. Por otro lado, como no suele haber prestación sin contraprestación, ni hay disuasión más efectiva a la contaminación que la sanción, la fiscalidad medioambiental también ha de estar en el centro de nuestras políticas. Por ello, estoy defendiendo en el Parlamento Europeo la introducción de un impuesto al carbono justo y progresivo lo antes posible, y como tal quisiera verlo reflejado en la declaración política de la UE en la COP 25 de Madrid y no muy tarde como una realidad europea por ley. Por último, necesitamos soluciones pragmáticas y efectivas y la voluntad política para llevarlas a la práctica. No obstante, eso no es suficiente. El sector privado, las organizaciones financieras, los inversores y la industria deben involucrarse al máximo y alinear sus acciones y objetivos con los objetivos de París. El papel de las organizaciones de la sociedad civil y de los ciudadanos es también fundamental, como lo es el papel del mundo académico y científico que exitosamente contrarrestan los tan desafortunados argumentos de líderes negacioncitas como Trump o Bolsonaro. Todos tenemos que aportar nuestro grano de arena y ser parte de la solución. Juntos atajaremos el problema. No sé cuán tarde puede ser ya «pronto», pero confío en que sepamos reaccionar a tiempo. Se lo debemos al planeta y a quienes lo poblarán en el futuro. Artículo disponible en www.larioja.com

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01
noviembre
2019
Preservemos la biodiversidad

Dice un famoso ecólogo norteamericano y profesor de la Universidad de Arizona, Donald Falk, que "las especies son como ladrillos en la construcción de un edificio. Podemos perder una o dos docenas de ladrillos sin que la casa se tambalee, pero si desaparece el 20% de las especies, la estructura entera se desestabiliza y se derrumba". Es de esta manera como se explica el funcionamiento de la biodiversidad, de las especies y de los ecosistemas. La diversidad biológica o biodiversidad es un concepto relativamente reciente que se respaldó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, la llamada "Cumbre de la Tierra", que se celebró en Río de Janeiro en 1992, en la que se impulsó el llamado Convenio de Diversidad Biológica. En síntesis, podría decirse que la biodiversidad no es otra cosa que la variedad de la vida, comprendiendo especies, su variedad genética, los ecosistemas y sus procesos. En la actualidad muy pocos ponen en duda los efectos devastadores del cambio climático sobre nuestro planeta y la concienciación política, institucional y ciudadana es generalizada hacia el problema, habiéndose plasmado la necesidad de acción en un acuerdo mundial vinculante para frenar el calentamiento del planeta, el Acuerdo de París. Pero ¿qué pasa con la biodiversidad? ¿Acaso su pérdida no pone en peligro la vida de y en nuestro planeta? Bastan solo algunos datos para darnos cuenta de la magnitud del problema que supone la actual y acelerada pérdida de biodiversidad sin precedentes que estamos viviendo y provocando. Según el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos, organismo independiente auspiciado por la ONU, un millón de especies, de los 8 millones que habitan actualmente el planeta, están en peligro de extinción. Asimismo, según la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza de 2019, considerada el barómetro de la vida en la Tierra, de las 105.732 especies que han evaluado este año, 28.338 están amenazadas de extinción, lo que supone casi el 27% de las especies analizadas. Nuestra "casa" se tambalea. Muchos "ladrillos" se están perdiendo y nuestro planeta, pues, se derrumba. Se necesita una acción internacional urgente equivalente al Acuerdo de París para revertir la pérdida de biodiversidad, esto es, la pérdida de vida en nuestro planeta. El próximo año se reunirán en China, en su decimoquinta edición - COP 15- las 193 partes o países que en la actualidad forman parte del Convenio de Diversidad Biológica, con la finalidad de adoptar un marco internacional sólido que proteja la biodiversidad mundial, detenga su actual declive y la recupere en la medida de lo posible. Los compromisos que se adopten en la COP15 de Pekín serán determinantes para salvar la vida en nuestro planeta. En este marco asumo el reto, como responsable socialdemócrata de la resolución del Parlamento Europeo, de ayudar a conformar la posición que Europa defenderá en la COP 25 y así lograr que la Unión Europea lidere las negociaciones de la COP 15 para lograr que se alcance un Acuerdo Mundial por la Naturaleza, que establezca los límites más allá de los cuales la pérdida de diversidad biológica será un proceso irreversible. Los compromisos que se adquieran el próximo año en la COP15 son determinantes y una de las últimas oportunidades que nos quedan para salvar nuestra naturaleza. En los últimos 20 años se han hecho esfuerzos para parar la destrucción de los hábitats naturales, pero no han sido suficientes. Necesitamos adoptar contribuciones determinadas en los niveles nacional, regional y local, compromisos financieros, garantías de creación de capacidades, una gobernanza mejorada de las áreas protegidas y medidas de conservación más efectivas. Los socialistas españoles y europeos somos conscientes del enorme reto. No hay otra opción que actuar urgentemente para preservar lo que aún no hemos destruido. Artículo aparecido en www.eldiario.es.

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28
julio
2019
Madrid Central: un ejemplo para la UE

La contaminación en Europa provoca 400.000 muertes prematuras al año, multiplica la posibilidad de desarrollar enfermedades y afecta al crecimiento de los más pequeños. Un fenómeno que impacta especialmente en los grandes núcleos urbanos. En consecuencia, la Unión Europa lleva más de una década desarrollando una normativa que exija mínimos estándares de calidad del aire y promueva estrategias que permitan una drástica reducción de la contaminación atmosférica. Un esfuerzo que debe implicar al conjunto de las administraciones y que requiere de acciones en la gestión de nuestra energía, infraestructuras o transporte. En este sentido, las grandes ciudades europeas están promoviendo zonas de bajas emisiones en sus centros y núcleos históricos con el objetivo de reducir las congestiones y acompañar una estrategia de reducción de la contaminación, que es hoy un imperativo europeo y forma parte del propio sentido de la Historia. Es dentro de este marco que hay que entender y analizar la puesta en marcha de Madrid Central en 2019. Una reciente medida que perseguía reducir la contaminación y la emisión de dióxido de nitrógeno a la atmósfera para proteger la salud pública. Una medida que estaba consiguiendo con las primeras mediciones el objetivo que perseguía en una comunidad en la que se producen 15 muertes prematuras al día por la contaminación. Sin embargo, mientras podemos exhibir en el ámbito comunitario exigentes medidas en favor de la sostenibilidad y de lucha contra la emergencia climática, el nuevo gobierno municipal de Madrid, conformado por Populares y Ciudadanos con el necesario apoyo de la extrema derecha, ha decidido revertir Madrid Central como medida estrella en su aterrizaje en la cabina de mando de la ciudad. En términos comparados, también cabe recordar que la inexistencia en España de cordones sanitarios hace posible que hoy gobiernen la derecha y la ultraderecha en la capital. En el último pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo, la delegación de los socialistas españoles hemos defendido ante la Comisión Europea la necesidad de imponer una cláusula de no reversión posible ante las medidas de carácter medioambiental en la necesaria revisión de la Directiva de calidad del aire. Es decir, que decisiones y prácticas como Madrid Central, una vez han demostrado su rendimiento y efectividad en favor de la salud pública, ya no puedan ser revertidas por ninguna administración. Lo que está ocurriendo en Madrid está felizmente siendo paralizado por organismos jurisdiccionales nacionales y contestado por la Comisión Europea, al haberse convertido en el desencadenante de llevar a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por el incumplimiento de la directiva de la calidad del aire. De hecho, la UE está hoy exigiendo mayores y más drásticas medidas a España para mejorar la calidad del aire en Madrid y Barcelona. En ese sentido, conviene tener presente uno de los autos emitidos por la justicia española estos días pasados. Dice: "Ante una medida dirigida a la protección del medio ambiente, como es Madrid Central, el acuerdo municipal [que la suspendía] no ofrece ninguna alternativa para suplir la supresión de la zona de bajas emisiones, ni justifica tampoco que la misma haya sido ineficaz o haya producido un daño mayor del que trataba de evitar en el plano medioambiental". Y sigue el juez: "La protección a la salud y al medio ambiente son principios que deben regir la actuación de los poderes públicos". Defendemos que esta situación a la que nos ha llevado un Gobierno municipal reaccionario y negacionista no pueda volver a repetirse. No puede volver a repetirse ni en Madrid ni en ninguna otra ciudad de la Unión. Porque medidas como las de Madrid Central son un buen ejemplo para Europa y para el mundo: hay que protegerlas y defenderlas. Artículo aparecido en www.eldiario.es.

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09
mayo
2019
La verdad está en la causa

En los primeros capítulos de la tercera temporada de la serie (la recomiendo encarecidamente) aparece un personaje trumpiano que expone dos afirmaciones muy de la nueva derecha populista, xenófoba y nacionalista: ya no es tiempo de causas, sino de batallas, ni tampoco de hechos, sino de inventar realidades alternativas a la verdad. Pues bien, el 26 de mayo celebramos las elecciones más importantes a un Parlamento, solo superadas por la India, que se desarrollan en el mundo. Y desde luego que es la oportunidad para dar la batalla por la causa europea, la batalla por la unidad en la diversidad de Europa. Pero, ¿qué les molesta de la Unión a los eurófobos populistas nacionalistas? Que los hechos de la mejor causa de nuestra historia van ganando a sus batallas por intentar imponer mentiras con las que disfrazan su proyecto de desigualdad e injusticia. Porque la UE no es solo una democracia supranacional basada en un mercado común, sino que atesora unos valores de defensa del Estado de derecho, de igualdad entre mujeres y hombres, de los derechos humanos y de las minorías, así como de las libertadas civiles y políticas. En resumen, la Unión es democracia, progreso económico y bienestar social. Por eso, es tan importante acudir a votar para defender la construcción de la soberanía europea frente a los grupos políticos (de dentro y de fuera de la Unión) que quieren desmantelar el proyecto comunitario. El PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez, con los socialistas europeos, queremos proteger la idea de Europa para que la Unión proteja a los ciudadanos. Para ello necesitamos una mayoría de izquierdas en el Parlamento, mayoría que ya ha conseguido en esta última legislatura introducir una mayor flexibilidad en las políticas del Pacto por la Estabilidad y el Crecimiento o que hubiese un gran Plan de Inversiones. Ahora se trata de impulsar una gran agenda socialdemócrata. Una agenda que, en primer lugar, ponga en marcha iniciativas de crecimiento, estabilidad y empleo de calidad. Que convierta el Mecanismo Europeo de Estabilidad en un Fondo Monetario Europeo que ayude con préstamos a la economía real, dote a la zona euro de un presupuesto propio, establezca los eurobonos como fórmula de compartir las responsabilidades y le amplíe las tareas al Banco Central Europeo, para que además de controlar la inflación, se dedique también a la promoción del empleo. El objetivo principal es desarrollar en esta legislatura las bases de la Unión Social. Los socialistas europeos lo tenemos claro: si no hay solidaridad, no habrá Unión. De acuerdo con esta idea, queremos establecer un seguro de desempleo europeo, tal como ya propuso Pedro Sánchez en el Consejo Europeo de octubre pasado, reforzar la garantía juvenil e implantar la garantía infantil. Además, vamos a impulsar el establecimiento de un salario mínimo europeo y a dotar a la Unión de nuevas prioridades en políticas imprescindibles en la agenda comunitaria, como son la introducción de la perspectiva de género en todas las políticas de la UE (PAC, política de cohesión, asignación de otros fondos europeos), la promoción de una estrategia europea para la igualdad de género y la lucha contra la violencia de género, así como la transición ecológica justa de la economía, que incluya en la valoración global del progreso la existencia de desigualdades, la inclusión, la educación, la contaminación o la sobreexplotación de recursos en la línea de lo que recoge la Agenda 2030. Somos muy conscientes de que esta política ambiciosa de levantamiento de la Unión social necesita de recursos amplios. Queremos poner en marcha la 'tasa Tobin' comunitaria a las transacciones financieras, asignar al presupuesto de la UE una fracción de la base del impuesto de sociedades y también de los beneficios del Banco Central Europeo, y establecer impuestos a las emisiones de CO2 y a las grandes plataformas tecnológicas como Google, Amazon Facebook o Apple. No quería terminar sin hacer una referencia a una política europea muy importante para La Rioja y nuestra economía: la PAC y el desarrollo rural. Los socialistas vamos a seguir defendiendo las rentas de nuestros agricultores y ganaderos y la estabilidad de precios. Y en el marco de la reforma de la PAC, que entrará en vigor en 2022 o 2023 previsiblemente, nuestros objetivos van a ser asegurar, dentro del nuevo contexto medioambiental y de protección del clima, el margen de crecimiento de una agricultura y ganadería en expansión, la defensa del pequeño y mediano productor, de los jóvenes y de las mujeres, y la intervención más activa en innovación, despoblamiento y medio ambiente. Para llevar adelante estos propósitos será necesario que se mantengan el presupuesto al nivel de gasto actual y los pagos directos como principal instrumento para garantizar la estabilidad de las rentas, se articule la definición de agricultor genuino, a tiempo completo, así como el mantenimiento de programas de apoyo sectoriales al vino, las frutas y hortalizas y el sector apícola. Además, vamos a continuar con los trabajos que ya ha impulsado el Parlamento en la pasada legislatura, con apoyo socialista, para prolongar el régimen de autorizaciones administrativas de plantaciones hasta el 31 de diciembre de 2050. En definitiva, las próximas elecciones del día 26 para elegir a nuestros representantes en el Parlamento condicionarán buena parte de la senda que ha de tomar la UE en los próximos años. Los socialistas vamos a dar la batalla, porque en luchar por esta causa nos jugamos nuestro futuro. Y nuestro futuro pasa por más Unión Europea. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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03
mayo
2019
Socialistas en la historia (Dos de mayo de 1879)

Fue el siglo XIX la centuria que acogió la eclosión de las ideologías políticas más relevantes para la evolución de la humanidad hacia parámetros de progreso, como antes se decía. En el caso del socialismo, desde inicios de siglo ya se acumulaba una cantidad de teoría enorme (el siglo anterior había concluido con las revoluciones americana y francesa), y empezaba a desembocar en prácticas y en movimientos, ligas y organizaciones, en sociedades y cooperativas, en partidos y sindicatos. En un país como el nuestro que al terminar el siglo XIX estaba estancado en las nimias reformas de un Estado liberal se podría decir, pero en ningún caso democrático, y en el que las desigualdades sociales eran la norma, donde la revolución industrial tardía había generado la aparición de una clase trabajadora incipiente y considerable, el surgimiento de organizaciones obreras, partidos y sindicatos, era cuestión de tiempo. Las condiciones se daban. Pero faltaba la voluntad y la fuerza de la decisión, de la actuación. Así, proveniente de uno de esos espacios de realización de la teoría socialista, de los 'rescoldos' de la disuelta Nueva Federación Madrileña de la Asociación Internacional de Trabajadores, que trasladó su actividad clandestina a la Asociación General del Arte de Imprimir, nació el Partido Socialista Obrero Español. El dos de mayo de 1879, ayer hizo hace 140 años, un grupo de 25 militantes (20 obreros, de los cuales 16 eran tipógrafos y 5 médicos o estudiantes de medicina) se reunieron en condiciones de clandestinidad en una fonda de la calle Tetuán de Madrid, aprovechando que ese día se celebraban en la capital de España decenas de comidas 'patrióticas' para constituir el primer Partido Obrero de España. A la cabeza del cual estuvo Pablo Iglesias Posse, «el primero entre los iguales», como a partir de entonces fue considerado por sus compañeros. Aquí, en La Rioja, en junio de 1870, como bien cuenta Francisco Bermejo, había sido creada la Sociedad Cooperativa Obrera de Ezcaray, que llegó a estar representada en el Primer Congreso de la Federación Regional Española de la Internacional, y que es el precedente de los dos actos fundacionales del socialismo en la región. Por un lado, la creación de 'La Gráfica. Sociedad Tipográfica de Logroño' en 1882 por Tomás Escribano y Toribo Reoyo. Del otro, la presencia en Logroño de Iglesias en Logroño en septiembre de 1893, momento que sirvió para impulsar la creación de la Agrupación Socialista de Logroño al mes siguiente y que ya contó con presencia en el IV Congreso del PSOE. No quiero olvidar que, un año antes, ya había Agrupación en Haro, aunque su vida fue efímera, como señala Carlos Gil Andrés. Aquí los orígenes de este partido que hoy cumple 140 años. En otra parte he traído a colación las palabras de uno de los mejores historiadores españoles, a mi juicio, y gran estudioso de la historia del socialismo, Santos Juliá. Recordarlas hoy, de nuevo, es pertinente por cuanto que sintetizan la evolución histórica del partido más antiguo de España, que es, a la vez, el más respaldado en las urnas otra vez en una España más igualitaria y plenamente democrática, que es para lo que nació precisamente el PSOE. Y dice Juliá: «Los socialistas no están fuera de la sociedad y, por tanto, no sienten ninguna revolución en el horizonte y no tienen necesidad alguna de dividir en dos los tiempos de la historia. Han desaparecido, pues, los fundamentos de la dualidad entre el discurso ideológico y la práctica política. Para un socialista actual, la única práctica posible es la de la acumulación de reformas y el único tiempo real es aquel que por medio del uso del poder se procede a la racionalización y modernización del Estado y de la sociedad». Pues eso. Artículo aparecido en www.larioja.com.

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21
octubre
2018
La alternativa económica para la mayoría

El Gobierno socialista ha presentado recientemente unas líneas generales de la política presupuestaria que pretende llevar adelante, una política en la que se puede comprobar el cambio que Pedro Sánchez quiere imprimir en la dinámica económica nacional. La alternativa al ajuste por el ajuste, al austericidio, como dio en llamarse a los recortes sociales por sistema y contra el sistema, es una política presupuestaria que, cumpliendo con la estabilidad macroeconómica, ponga a las personas en el centro de los objetivos económicos del Gobierno. En un artículo reciente en el diario ‘El País’, el economista José Carlos Díez afirma: «Nuestros vecinos portugueses son un ejemplo que confirma que la socialdemocracia sigue viva en medio del virus populista global». Bien, en España la socialdemocracia sigue tan viva como en el país vecino, y son el PSOE y Pedro Sánchez quienes se están encargando de que cumpla con su función: garantizar la igualdad y proveer de políticas públicas para que la cohesión social sea la base sobre la que se sustente la convivencia en el marco de la democracia representativa. Pero, ¿cómo conseguir estos objetivos? Primero, protegiendo el Estado de Bienestar; segundo, reformar la fiscalidad para que vuelva a la lógica de la progresividad, a la lógica de la justicia, para que quien más tenga más pague, y para que las clases trabajadoras y medias salgan beneficiadas; tercero, con unas cuentas públicas saneadas; y cuarto, impulsando el desarrollo de un crecimiento más fuerte, sostenible y competitivo. Los presupuestos que resultarán de esta nueva política económica una vez, como así espero, la mayoría del Congreso los apruebe, serán la mejor noticia para la sociedad española, después de varios años de ajustes y recortes. Hablamos de una subida de las pensiones conforme al IPC real, y de una subida de las pensiones mínimas alrededor del 3%. Hablamos de un 40 % de aumento en el gasto de la dependencia y de incremento de 900 euros en el salario mínimo, de la eliminación del copago farmacéutico, del establecimiento del permiso de paternidad a tres semanas o de 150 millones más para becas. Y como decía el clásico, esto, ¿quién lo paga? El gobierno garantiza la estabilidad de las cuentas a partir de una reforma en el sistema de ingresos. Y lo hace como debe hacerse: subiendo el IRPF dos puntos a las rentas altas de más de 130.000 euros al año y a las ricas de más de 300.000 euros anuales, imponiendo un tipo mínimo a las grandes empresas a través del impuesto de sociedades y protegiendo a las PYMES y a los autónomos. Quien diga que a la pequeña y mediana empresa y a los autónomos se les van a subir los impuestos, sencillamente miente. O como ahora se dice, propaga fake news, noticias falsas. Que miente como un bellaco vaya. En resumen, el presidente está impulsando una alternativa económica que va a beneficiar a la mayoría de la sociedad, algo que, por cierto, es lo que estaba esperando una mayoría también de los españoles. Artículo aparecido en www.nuevecuatrouno.com.

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16
febrero
2018
Las ventajas de la profundización democrática

Desde los años 2000, y especialmente a partir del 2011, el PSOE ha sido muy consciente de que debía profundizar en medidas democráticas de calado, tanto en su estructura orgánica como en su funcionamiento interno. Buena parte de nuestra credibilidad como proyecto político dependía de esas reformas. Así lo hicieron distintos responsables de la dirección del Partido, y así lo entendimos también en la etapa 2014-2016, donde el PSOE adoptó varias decisiones pioneras en este sentido, tales como el primer reglamento interno que desarrollaba los procesos de primarias del PSOE a todos los niveles, el primer proceso de primarias abiertas para elegir a nuestros candidatos a la Presidencias Autonómicas y a la Presidencia del Gobierno, el primer proceso de primarias internas del PSOE para elegir a nuestros candidatos municipales en las ciudades de más de 20.000 habitantes, la realización de la primera consulta a la militancia para decidir algo tan importante como un pacto de gobierno y, por último, hicimos realidad el voto telemático con plenas garantías, con una primera experiencia en la consulta a la militancia para decidir sobre nuestros acuerdos de gobierno. En el último Congreso Federal del Partido del pasado verano se impulsó un nuevo proceso de modernización y profundización democrática. Un paso necesario, porque procesos vanguardistas llevados a cabo como la consulta a la militancia debían ser reglamentados para convertirlos en normalidad, y porque procesos normalizados como las primarias para elegir nuestros candidatos debían avanzar para consolidarse dentro de la vida del partido más abierto y democrático de España, pasos que el PSOE viene dando desde su fundación. Los procesos participativos y su compatibilidad con la democracia representativa y con las estructuras de dirección del partido han sido siempre una constante, lo que ha permitido consolidar la participación de la militancia y de los simpatizantes del PSOE. Algunas medidas se han comentado estos días, pero me gustaría respaldarlas públicamente a través de estas líneas. Me refiero a reglamentar el poder de la militancia, al igual que siempre hemos reglamentado el poder de los distintos órganos de dirección del Partido entre sus congresos. Porque si aprobamos un derecho directo a los militantes para elegir a sus órganos de dirección, los mismos tienen que tener un papel para retirar la confianza a los representantes de dichos órganos. En definitiva, era necesario compatibilizar el poder de la militancia con los órganos de control del partido, y en ese sentido es un gran avance que el nuevo reglamento recoja a la militancia como el máximo órgano entre congresos a estos efectos, otorgándole el poder con su voto para constituirse en la última estancia para censurar a un secretario general. Que el reglamento que se aprueba recoja con detalle el método de las consultas vinculantes a la militancia es un gran avance, porque la que fue una práctica pionera en el anterior mandato necesitaba ser reglamentada para que no haya dudas de su utilización. Las reglas del juego quedan escritas y no hay lugar para utilizarlas a conveniencia. Tanto los órganos de dirección como la militancia ya saben qué se somete a consulta de los militantes y qué queda exento de consulta. Un gran avance que consolida esta práctica y da plenas garantías en la profundización democrática del PSOE. Sobre el voto telemático, creo que el PSOE debe hacerlo realidad. Porque tiene las herramientas para hacerlo con plenas garantías, y porque es una necesidad en los tiempos en los que vivimos. El 39 Congreso no lo tuvo en cuenta, pero estoy seguro de que pronto será una realidad su puesta en marcha. El PSOE puede presumir de una trayectoria histórica coherente. También en lo que a su adaptación a la realidad cambiante de cada momento histórico se refiere, combinando siempre la democracia representativa con la democracia directa. El Comité Federal que va a ratificar la propuesta de la dirección va a acertar a mi juicio, porque la profundización democrática en el funcionamiento de nuestro partido, reforzando el papel de los militantes y de nuestro sentido y esencia federal, solo puede traer ventajas, no solo para los socialistas, sino para toda la sociedad española, que es de lo que se trata. Artículo aparecido en www.eldiario.es.

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26
agosto
2014
Dicho y hecho

Dicho y hecho. Expresión usada "para explicar la prontitud con que se hace o se hizo algo", define el diccionario de la Real Academia Española. El pasado 13 de julio, los socialistas unieron ilusión y ganas para protagonizar un cambio lleno de esperanza en el PSOE. Legitimado por la fuerza del voto directo de los militantes, Pedro Sánchez fue elegido dos semanas después secretario general del Partido Socialista. Comenzaba así un proceso histórico de apertura que se acabará extendiendo, como proponemos, al resto de formaciones políticas. Desde entonces ha transcurrido un mes. En este tiempo, sin perder un solo día, la nueva dirección del PSOE se ha esforzado para traducir en acciones concretas las propuestas lideradas por Pedro Sánchez antes incluso de ser elegido secretario general. "Me han criticado que pidiera votar en contra de Jean-Claude Juncker a los eurodiputados socialistas. No ha sido un error. Fue coherencia", reivindicó el líder del PSOE un día después de ganar las primarias y en vísperas de la votación en la Eurocámara. Dicho y hecho. La coherencia se materializó horas después en el rechazo de los socialistas españoles del Parlamento Europeo al nombramiento del luxemburgués como presidente de la Comisión Europea. "Quizá alguien crea que las campañas electorales y lo que decimos en los mítines se lo lleva el viento, que una cosa son las promesas y luego viene la política real. Pues bien, para mí está claro: si prometemos votar 'no' a Juncker, votamos 'no' a Juncker", explicó Pedro Sánchez en su intervención de clausura del Congreso Extraordinario. Sí, se llama coherencia. Ese mismo día, en ese mismo discurso, el líder socialista levantó una bandera de identidad que pretendemos mantener izada en este tiempo nuevo en el PSOE: un compromiso inequívoco con la ejemplaridad. "El único patrimonio que exigiré a los responsables políticos será el patrimonio de la honradez y la transparencia", advirtió Pedro Sánchez. Y lo que eran palabras, se convirtieron en hechos un día después, al publicar en la web del PSOE las cuentas del Partido de 2012 y 2013. Prologamos así un ejercicio de transparencia que se ampliará en breve con la publicación de una completa declaración de bienes, rentas e intereses de los miembros de la comisión ejecutiva federal del PSOE, la dirección de los grupos parlamentarios en Europa, Congreso y Senado y del director gerente del Partido. Son algunas muestras de una forma de hacer que queremos que nos diferencie. Los socialistas estamos "en marcha", como nos reclama Pedro Sánchez y pide la ciudadanía. Tenemos ilusión, capacidad y fuerza para devolver la mirada y ofrecer esperanza a los que están a punto de perderla, a los que no pueden más con la crisis y a las clases medias y trabajadoras ahogadas por las políticas de la derecha que encabeza Mariano Rajoy. Por eso, sólo 48 horas después de ser elegido secretario general, Pedro Sánchez llevó a La Moncloa su primera propuesta formal al Gobierno: crear un subsidio de 426 euros para desempleados sin prestaciones y con cargas familiares. Dicho y hecho. Esta necesidad apremiante está ya registrada en el Congreso para su próximo debate. Acabo de repasar sólo algunos ejemplos que me gustaría que se entendieran como el prólogo de un proyecto lleno de ganas. Hemos hecho más. En este tiempo hemos combatido también la reforma fiscal de Rajoy y demostrado que hay una alternativa justa, hemos plantado cara al cambio unilateral en la ley electoral que pretende el PP para beneficiar sus expectativas menguantes en víspera de las elecciones municipales y hemos arrancado una intensa agenda social al lado de los colectivos desahuciados por los recortes de la derecha. Sólo hemos comenzado. He aludido ya al discurso de clausura de Pedro Sánchez en el pasado Congreso Extraordinario socialista. Una buena forma de cerrar este repaso apresurado es la cita con la que el líder del PSOE concluyó su intervención. Ahí acabaron las palabras y comenzaron los hechos: "Aquí estamos, en pie, en marcha para cambiar España una vez más. Lo hemos hecho dos veces. Vamos a hacerlo una tercera. A vuestro servicio". Lo estamos. Dicho queda. Vamos a hacerlo. Artículo aparecido en www.eldiario.es.

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