El momento de España en Europa

España asumió la Presidencia rotatoria del Consejo de la UE el pasado 1 de julio, una responsabilidad de alto nivel que llega en un momento de gran incertidumbre dentro y fuera de nuestras fronteras. La guerra de Putin en Ucrania, el auge de la ultraderecha en Europa y los efectos, cada vez más extremos, de la crisis climática y medioambiental, son algunos de los factores en juego.


Además, los dosieres pendientes en los próximos seis meses, como el pacto europeo de migración y asilo, la reforma del mercado eléctrico, la reforma del pacto de estabilidad y el marco presupuestario plurianual o el apoyo a una futura adhesión de Ucrania, son muy relevantes. Por eso, la actuación española será decisiva: porque la nuestra será la última Presidencia que podrá trabajar el semestre completo antes del inicio de la campaña electoral y el cierre de esta legislatura el año que viene. Las prioridades presentadas por el Gobierno de Pedro Sánchez demuestran que España no solo es consciente de los retos y desafíos a los que nos enfrentamos en la Unión, sino que está preparada para liderar a los 27 hacia soluciones y posiciones comunes.


La primera de ellas pasa por reindustrializar Europa para garantizar una autonomía estratégica abierta. Es decir, reducir la dependencia de la UE de terceros países. Para ello, la Presidencia española trabajará en dos direcciones. Por un lado, impulsará expedientes legislativos clave para las industrias y tecnologías estratégicas en Europa. Un ejemplo de ello puede ser la Ley de Materias Primas Fundamentales, que nos garantizará un acceso seguro, diversificado y sostenible de materias primas críticas para la industria digital, la aeroespacial o la de defensa. O la Ley de Inteligencia Artificial, que nos permitirá promover la innovación sin perjuicio para los derechos fundamentales de nuestros ciudadanos. Así consolidaremos la posición de Europa como referente regulatorio a nivel mundial. Por otro lado, reforzará las relaciones con aquellos socios más fiables con los que compartimos valores y objetivos y, muy especialmente, con América Latina. En este sentido debemos leer la importancia de la cumbre UE-CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que se celebrará en Bruselas este mes, y de los acuerdos comerciales con Chile, México y Mercosur.


La segunda prioridad, el avance en la transición ecológica y la adaptación medioambiental, se encuentra hoy día en una encrucijada. Tras la aprobación del Pacto Verde Europeo en 2019, con apoyo de la mayoría de grupos políticos, incluido el Partido Popular Europeo, nos encontramos en un momento muy delicado tras el giro hacia la derecha negacionista propiciado por el líder de los conservadores en la Eurocámara, Manfred Weber. En su apuesta por la competición con la extrema derecha, Weber está dispuesto a tirar a la basura los compromisos y obligaciones adquiridos en el camino hacia la neutralidad climática y la recuperación de nuestros ecosistemas. El trabajo de la Presidencia española será esencial para sacar adelante expedientes como la Ley de Restauración de la Naturaleza, actualmente en tramitación. Frente a los intentos de sabotaje de la derecha europea en la lucha contra el cambio climático y la crisis de biodiversidad, no podemos dar ni un paso atrás. Nos jugamos nuestro futuro, la sostenibilidad de nuestros agricultores y pescadores, la competitividad de nuestras empresas y la salud de nuestros ciudadanos.


En tercer lugar, España promoverá una mayor justicia social y económica con el objetivo de garantizar que todos los avances y transiciones sean equitativas. Una Europa más fuerte y más competitiva debe traducirse en una Europa más justa, más solidaria y más inclusiva. Es el momento de asegurar que existe en la UE una Directiva contra la violencia de género, de terminar con la precariedad de los jóvenes en prácticas y de mejorar las condiciones de los trabajadores de las plataformas digitales. Por supuesto, parar lograr una Europa más justa debemos abordar también la evasión fiscal de las grandes multinacionales, garantizando la correcta aplicación del impuesto mínimo comunitario del 15% recién aprobado. Porque los que más ganan, más deben contribuir.


Finalmente, la cuarta prioridad, reforzar la unidad europea, se ocupará de subrayar lo evidente a lo largo de nuestra historia. Y es que a la UE le va mejor y es más fuerte cuando responde unida. Así ha quedado demostrado con la compra conjunta de vacunas, con los fondos de recuperación Next Generation EU, con la acción decidida frente a la guerra de Putin, con la Ley del Clima... Este es el camino que debemos seguir también en materia de migración y asilo, bancos y capitales o ampliación del club comunitario. Para ello es clave avanzar en el debate sobre las reglas de votación. En otras palabras, España trabajará para pasar de la unanimidad a la mayoría cualificada en algunos ámbitos.


El éxito de la Presidencia española será el éxito de todos los españoles y de toda Europa. Nuestra fuerza radica en nuestra unidad como bloque y el semestre español es la oportunidad para demostrar que España quiere y puede contribuir a una mejor Europa. Es nuestro momento, no lo dejemos pasar.


 


Artículo completo disponible en larioja.com

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