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La UE logra pactar la politizada Ley de Restauración de la Naturaleza

La Unión Europea ha dado en la noche del jueves un paso de gigante hacia la protección de sus espacios naturales. Tras meses de durísimas negociaciones con el trasfondo de una agria batalla política que va más allá de la normativa en sí, el Parlamento Europeo y los Veintisiete han llegado a un acuerdo político provisional sobre la Ley de Restauración de la Naturaleza, la primera gran legislación sobre biodiversidad en la historia comunitaria que, pese al amplio consenso sobre su urgencia en una Europa donde el 81% de los hábitats terrestres y acuíferos están en mal estado, ha estado varias veces a punto de naufragar por los reiterados intentos de la derecha de tumbarla.


“Hemos logrado un acuerdo muy importante que revalida el esfuerzo de los europeos y de las instituciones por restaurar, por recuperar aquello que nos genera no solamente vida, sino también servicios económicos y sociales, que impacta en el bienestar de las personas y en la viabilidad de la mayor parte de nuestras actividades, incluida, cómo no, la seguridad alimentaria”, ha celebrado la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, tras las nueve horas de la reunión que ha permitido pactar un texto final. La ministra, cuyo país ostenta este semestre la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, ha querido estar presente en el último tramo de unas negociaciones que, desde el principio, ha considerado prioritarias y que buscaba cerrar antes del fin del mandato español en diciembre.


 

Este texto, que ratifica el objetivo de restaurar para 2030 al menos el 20% de las áreas terrestres y marítimas de la UE, deberá ser ahora ratificado tanto por el Consejo, es decir, los Estados miembros, como por la Eurocámara. Normalmente, este es un proceso casi protocolario. Pero en vista de la fuerte carga política que ha acompañado el último tramo de esta normativa, nadie se atreve a dar nada por sentado. Buena parte de las miradas estarán fijas en el Partido Popular Europeo (PPE) que, desde comienzos de año, dio un giro y acabó llamando a tumbar una ley que en un principio apoyaba.


El vuelco se dio tras constatarse varios golpes electorales a comienzos de año, sobre todo la inesperada victoria en las regionales de Países Bajos (que a finales de mes celebra elecciones generales) de una formación campesina, así como protestas y presiones del sector agrícola y pesquero. Algo que hizo que el PPE, en lo que se considera un guiño a la extrema derecha de cara a las diversas elecciones en varios Estados y, sobre todo, las europeas de junio de 2024, llamara de pronto a tumbar una normativa a la que, pese a las numerosas refutaciones científicas, acusaba también de poner en riesgo la seguridad alimentaria. La marcha atrás de los conservadores —apoyados por parte de los liberales— provocó duras negociaciones y malabarismos en una Eurocámara que solo logró sacar la ley adelante tras varias votaciones de infarto y solo tras negociar múltiples enmiendas que la rebajaban notablemente.


De hecho, la gran paradoja de la Ley de Restauración de la Naturaleza es que ha roto la tradición de Bruselas: en este caso, la posición de los Veintisiete era más ambiciosa que la de los eurodiputados, que entre otros incluyeron un “freno de emergencia” a la ley en caso de urgencia alimentaria y buscaron mayores flexibilizaciones y rebajas de las condiciones.


Una de las claves de las negociaciones en los denominados trílogos, a tres bandas entre Consejo, Eurocámara y Comisión para unificar las posiciones de los países y los eurodiputados en un solo texto, ha sido, según fuentes conocedoras de las negociaciones, acordar un redactado final que fuera lo más ambicioso posible, pero que incluyera las suficientes concesiones como para que sobre todo los eurodiputados más opuestos sean capaces de darle su visto bueno final cuando llegue al pleno para su ratificación.


Pese a ello, todas las partes negociadoras han celebrado un acuerdo que, según Ribera, garantizará en el futuro una “Europa sana, con territorios y espacios marinos sanos y vivos”.


“La UE tendrá una ley para recuperar sus ecosistemas, que respeta nuestros compromisos internacionales y que beneficia a todos nuestros ciudadanos”, ha celebrado también el ponente de la ley en la Eurocámara y uno de sus mayores defensores, el eurodiputado socialista español César Luena. “Después de 70 años de iniciado el proyecto europeo, vamos a tener una política común de restauración de la naturaleza importantísima porque no solamente resuelve el estado de los ecosistemas que están degradados, sino que además sirve para luchar contra los efectos del cambio climático”, ha acotado en declaraciones tras la reunión final.


“Podemos sentirnos orgullosos de este resultado histórico que impone normas ambiciosas y factibles para todos”, se ha felicitado también el presidente de la Comisión de Medio Ambiente parlamentaria, Pascal Canfin, en las redes sociales.


Por su parte, el comisario de Medio Ambiente, Virginijus Sinkevicius, ha manifestado su esperanza de que el texto negociado desde el pasado julio sea “apoyado formalmente por los legisladores”, para que este “buque insignia” del Pacto Verde europeo sea finalmente una ley para los Veintisiete.


 


Artículo completo disponible en elpais.com

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