Democracia europea frente al autoritarismo

Se cumple este viernes un año de la invasión ilegal y unilateral de Ucrania por de Rusia. Muchos creyeron imposible esta agresión en pleno siglo XXI porque este conflicto armado recupera fantasmas y delirios de grandeza de otros tiempos. Esta 'operación especial', como la denomina el Kremlin, en plena Europa desafía el orden mundial. Porque no debemos olvidar que lo que está en juego es mucho más que la integridad de Ucrania. La partida la juega toda Europa porque los anhelos expansionistas de Putin no se detienen en las orillas del Dniéper. Casi nadie pone esto en duda y menos en las cancillerías de nuestros socios nórdicos y del este, donde mantienen un vívido recuerdo de experiencias pasadas.


Puede que sea por esto por lo que se ha logrado mantener una posición común. O porque hemos reforzado de manera extraordinaria la Unión en los últimos años desde la pandemia. O porque hemos aprendido la lección de Georgia en 2008 y Crimea en 2014. Seguramente por todo esto y por más los socios europeos han actuado con determinación y rapidez en apoyo de Kíev. Moscú cometió un grave error estratégico al desdeñar la unión política comunitaria. Creía que aplastaría a los ucranianos enseguida ante la inacción europea. Y en su lugar se ha encontrado con una resistencia feroz, un apoyo sólido y un entendimiento mutuo gracias al cual hemos sacado adelante todo un conjunto de medidas que no solo asestan golpes muy importantes a la economía rusa, sino que, además, sirven de impulso hacia la independencia energética con la que lograr la autonomía estratégica de la Unión.


¿Qué hemos hecho? Por un lado, hemos puesto en marcha nueve paquetes de sanciones contra Rusia (con el décimo en camino). Estas incluyen sanciones individuales contra Putin y otras entidades y altos cargos colaboradores en la guerra, la prohibición de las operaciones con el Banco Central de Rusia, el veto de acceso al sistema Swift para diversos bancos rusos, el embargo al carbón, el acero y el petróleo rusos, el compromiso y objetivo de desconexión de los Estados miembros del gas ruso, el cierre del espacio aéreo, los puertos y carreteras comunitarias al tránsito ruso, la suspensión de las licencias de radiodifusión de ciertos medios de desinformación (que no comunicación) rusos, etc.


«Creía que aplastaría a los ucranianos ante la inacción europea. Y se ha encontrado con una resistencia feroz»


En paralelo, la UE ha asistido económicamente a Ucrania a través de préstamos y subvenciones con 7.200 millones de euros en 2022. Recientemente, ha firmado un acuerdo para continuar esta asistencia económica con hasta 18.000 millones a lo largo de 2023. El Gobierno de España, por ejemplo, ha avalado más de 320 millones de euros para respaldar los programas de asistencia financiera y ha contribuido al fondo del Banco Mundial con otros 100 millones. También aprobamos una ley que permite la liberalización temporal del comercio y otras concesiones para determinados productos ucranianos. Movilizamos entre Bruselas y los Estados miembros 1.700 millones de euros en asistencia humanitaria y asignamos una ayuda de más de 535 millones de euros a través del Mecanismo de Protección Civil. Además, activamos por primera vez en nuestra historia común la Directiva de protección temporal que ha permitido que todos los refugiados ucranianos en territorio de la Unión puedan disfrutar de derechos como el de residencia, trabajo y atención médica. El Gobierno de España ha destacado por su solidaridad en este aspecto al ser uno de los socios más generoso en la interpretación de la directiva.


Todo ello sin olvidar, por supuesto, el apoyo al ejército ucraniano. Entre 2022 y 2023 la UE movilizó 3.600 millones de euros en el marco del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz. Los Estados miembros también han optado por el envío de armamento a Ucrania, incluyendo la reciente entrega de tanques como parte de una estrategia de contención hacia Moscú. En este sentido, el Gobierno de España, de nuevo, se ha sumado con más de 238 millones de euros en ayuda militar en la que se incluye el envío de seis Leopards en una primera entrega. De esta forma, Pedro Sánchez mantiene a nuestro país en perfecta coordinación y sintonía con nuestros socios europeos y con los aliados, pues buena parte de estas medidas han sido negociadas en el marco de la OTAN para defender la democracia, el orden internacional y la labor de la diplomacia.


Porque, naturalmente, la Unión Europea ha trabajado y trabaja a día de hoy en la vía diplomática, pero sin dudar nunca del apoyo que merece Ucrania como democracia europea frente al autoritarismo expansionista de la Rusia de Putin. Por eso, en el Parlamento Europeo acabamos de aprobar una resolución que reitera nuestra solidaridad inquebrantable con Ucrania al tiempo que pide al Alto Representante, Josep Borrell, que los servicios diplomáticos de la Comisión Europea y de los Estados miembros sigan trabajando en estrecha colaboración. Una posición que reflejaron a la perfección las palabras del propio Borrell: «No entiendo a los que dicen que, para negociar, primero hay que dejar de apoyar militarmente a Ucrania. Al contrario, hay que hacer las dos cosas a la vez». Se trata de defender la democracia europea frente al autoritarismo.


Artículo disponible en www.larioja.com

Back