Una Europa fuerte frente a Putin

La pugna brutal por el poder a través de la violencia sigue viva en el mundo, y para hacerle frente es imperativo reforzanos y abrir la puerta a acciones innovadoras.


«La guerra ha vuelto a Europa». Así comenzó su discurso esta semana ante el Parlamento Europeo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Lo que parecía impensable, desterrado de nuestra memoria, ha ocurrido. Hace unos pocos días se cumplieron los peores presagios cuando Putin decidió invadir un país europeo independiente y soberano como es Ucrania. Durante meses mantuvo la tensión al alza mientras jugaba al despiste con reuniones internacionales y declaraciones de buenas intenciones. Al final, ha quedado demostrado que nunca tuvo la menor intención de desescalar el conflicto. Más bien al contrario.


Nadie puede creer que el ataque del pasado 24 de febrero responde a una decisión tomada en caliente. Queda claro que Putin llevaba preparando esta invasión décadas. Al fin y al cabo, el dilema «oriente u occidente» no es nuevo para los ucranianos, quienes han basculado de un extremo al otro desde (por fijar un inicio) la Revolución Naranja de 2004. Esta dio pie al compromiso con la UE que culminó en 2013 con el fallido (y más tarde recuperado) Acuerdo de Asociación con la UE lo que, a su vez, desató de nuevo las protestas de la población. El entonces presidente, el prorruso Yanukóvich, optó por copiar el estilo de Moscú y responder con gran fuerza y represión. No obstante, en su caso, solo logró consolidar la revolución conocida como 'Euromaidán' y su propia caída del Gobierno en febrero de 2014.


El Kremlin, en paralelo, fue preparando el terreno en Crimea, territorio ucraniano que se anexionó en marzo de ese mismo año. En cuestión de meses, comenzó la guerra en la región del Donbás, al este del país, donde Moscú apoyó y armó a los rebeldes prorrusos en Donetsk y Lugansk, territorios ucranianos reconocidos por Putin como «repúblicas independientes» hace unos días. Mientras todo esto acontecía, Putin continuaba centrado en la mayor transformación moderna del Ejército de su país. Su objetivo, evidente, era y es servirse de él como su principal herramienta en política exterior.


Por eso, en el Parlamento Europeo lo hemos tenido claro. Con una mayoría aplastante de la cámara (637 votos a favor sobre un total de 676), hemos aprobado una resolución que no solo condena categóricamente la invasión de Ucrania, sino que alerta de que este es también un ataque a «los principios y el mecanismo de cooperación y seguridad en Europa y el orden internacional basado en normas». El desafío que plantea Rusia, anexionándose territorios soberanos ajenos, agrediendo e invadiendo a sus vecinos, no es nuevo. Los europeos lo reconocemos en los ecos de nuestra historia. Por este motivo, es tan importante mantener la unidad que la Unión ha exhibido hasta ahora en su respuesta (al contrario, seguramente, de lo que esperaba Putin). [...]


Como declaró Borrell, no podemos seguir confiando en que apelar al Estado de Derecho y desarrollar relaciones comerciales van a inclinar al mundo hacia la democracia representativa. Es necesario un mayor esfuerzo para apuntalar una Europa cada vez más fuerte en el mundo.


Artículo disponible en www.larioja.com

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