"Sánchez gobernará muchos años. Está a la mitad de su mandato"

El sanchismo existe como elogio. Como esas palabras, sanchismo y elogio, no suelen ir juntas en la misma frase, conviene remarcarlo. Debemos tenerlo presente porque hay quien piensa que sanchismo solo es sinónimo de desastre político, de debacle ideológica y hasta de ruptura interna del PSOE. No es así, y quien pretenda entender sin sectarismos la realidad española no debería obviarlo. La última demostración de que Pedro Sánchez mantiene fuerte su liderazgo en el PSOE la encontramos en lo que piensan dos socialistas de generaciones distintas y dispares, que se corresponden con los inicios del partido y con la actualidad. El primero es José María Maravall, ministro y sustento teórico en la época de Felipe González, y el segundo es César Luena, el primer secretario de organización de Pedro Sánchez, con el que ha recompuesto sus diferencias tras una abrupta ruptura. Con la memoria del primero y la vocación de historiador del segundo, han publicado un libro, La fuerza de la socialdemocracia, que les sirve para hacer memoria de los primeros años del PSOE y para reivindicar la constante socialdemócrata del Gobierno de Pedro Sánchez. "Reformismo radical", dicen de Sánchez, al contrario de lo que mantienen tantos otros en el mismo Partido Socialista que, como ellos, también forman parte de la historia del PSOE, como Alfonso Guerra o los 'barones' Javier Lambán y García Page. La política, a menudo, sitúa a sus protagonistas en un juego de escaleras, a veces bajando, a veces subiendo. César Luena López (Bobadilla, La Rioja, octubre de 1980) parece que ha comenzado a subir peldaños otra vez.


PREGUNTA. Para no dar nada por sentado, comencemos por la propia idea: ¿Existe la socialdemocracia o estamos hablando de una corriente superada en la historia del socialismo?


RESPUESTA. Pues claro que existe la socialdemocracia, y podemos encontrar ejemplos en muchos políticos y en muchos gobiernos, no solo en Europa, también en América, y cito a dos dirigentes tan distintos como Lula da Silva o Joe Biden. En Europa, la impronta socialdemócrata la hemos podido apreciar con mucha claridad en estos últimos años, desde el ambicioso plan de ayudas Next Generation para superar la pandemia de covid hasta la propia respuesta que se le ha dado a la invasión de Ucrania. Al principio del libro, citamos una frase de Tony Judt, cuando dijo que la socialdemocracia es la prosa de la política europea contemporánea. Es así.


"La socialdemocracia es una ideología y una práctica política de éxito"


P. Hombre, comparar a Lula da Silva con Biden… No parece que los populismos sudamericanos tengan nada que ver con los demócratas de Estados Unidos.


R. Por eso, precisamente, he citado a Lula da Silva, porque creo que es distinto y ya lo demostró en sus ocho años de gestión. Lo esencial es la constatación de que las políticas socialdemócratas han penetrado en muchas áreas geográficas y en muchísimas administraciones, hasta el punto de que se puede identificar políticas socialdemócratas, con independencia de cómo se definan ideológicamente cada cual. Y eso se puede apreciar en Lula, en Biden, en António Costa o en Úrsula von der Leyen. De modo que, volviendo a su pregunta, si podemos identificar en la actualidad esas políticas en tantas administraciones, eso quiere decir que la socialdemocracia es una ideología y una práctica política de éxito, no solo en el siglo XIX y en los años de oro del siglo XX, sino también en la actualidad.


P. De acuerdo a ese razonamiento, ¿podemos identificar también políticas socialdemócratas en el Partido Popular de España?


R. No, no, no lo creo. Por algunos aspectos esenciales, que son profundamente anti socialdemócratas, como bajarle los impuestos a los que más tienen o recortar en servicios públicos para impulsar los privados. La posición siempre es la de hacer negocio, sacar tajada… Eso nunca puede ser socialdemócrata. Lo que ocurre es que la Constitución española contiene algunos aspectos básicos del Estado del Bienestar, que es una creación teórica de la socialdemocracia, y por ley hay que cumplir esos mínimos. Pero en cuanto encuentran una posibilidad de revertirlo, lo aprovechan, como puede comprobarse con numerosos ejemplos. El mayor de todos, los recortes de la etapa de Gobierno de Rajoy.


P. A ver, no creo que ni en España ni en Europa se pueda discutir que el centro derecha ha contribuido a la consolidación del Estado del Bienestar.


R. Si se refiere a que existe una aportación democratacristiana en Europa, puede entenderse lo que dice porque históricamente ha sido así. Pero hasta ahí. Quien reduce impuestos a las clases más adineradas y recorta en sanidad pública y en educación o dependencia, es profundamente antisocialdemócrata. Y esa es la derecha española. De modo que, distingamos. A la derecha europea, pero no a la española, se le puede reconocer su contribución al Estado del Bienestar en el siglo pasado. Es así. Pero cuando eso ocurrió, la derecha española era franquista. Y tampoco esto se puede discutir porque, en esos años, en España había un dictador y la derecha española era franquista.


P. Bueno, eso es porque usted no le otorga ninguna diferencia a la derecha democrática española pero, con seguridad, lo que dice le parecerá un insulto a dirigentes y militantes del PP.


R. Entiendo que me lo diga, pero de mi respuesta anterior en ningún caso se infiere que yo diga eso. Solo explico lo que era la derecha española en los años en los que se construyó el Estado del Bienestar en Europa. Eso es un dato objetivo: la derecha española estaba integrada en las distintas familias del régimen. Ahora bien, en la actualidad, la realidad de la derecha española, evidentemente, ya no es la misma. Los nostálgicos del franquismo están ahora en Vox, con lo que el PP, menos mal, se ha limpiado. Aun así, hay cosas que sorprenden, como que estén en contra de la exhumación de Franco y Primo de Rivera o que se opongan a la ley de Memoria Democrática. También es evidente que la derecha del PP y de Vox se entienden políticamente. Hablo de datos, de hechos, no es interpretación.


"En la actualidad, la realidad de la derecha española, evidentemente, ya no es la misma"


P. Hablaba antes con seguridad de la vitalidad de la socialdemocracia, sin embargo muchos politólogos sostienen que, tras los logros esenciales del Estado del Bienestar, el proyecto se queda vacío de contenido, carente de nuevas metas.


R. No es así porque siempre hay nuevos derechos por conquistar, individuales y colectivos. Podemos tomar como ejemplo el matrimonio igualitario en la época de Zapatero o la ley de Eutanasia, con Pedro Sánchez como presidente. No, no, no hay agotamiento alguno de la socialdemocracia porque, en todo caso, cada conquista social y política va a requerir siempre que se perfeccione. Piense en la fiscalidad redistributiva, lo que nos queda en España en comparación con los países escandinavos, o el camino que nos queda por recorrer en política de vivienda.


P. Un filósofo francés, Pierre Dardot, estudioso de Marx, dijo hace poco, cuando presentó en España su último libro, que ni Felipe González, ni Tony Blair ni Gerhard Schröder pueden considerarse socialdemócratas. Que el término socialdemócrata deja de ser válido en Europa a partir del Acta Única que consagra el equilibrio presupuestario y la estabilidad monetaria.


R. No lo comparto para nada. Verá, yo soy un defensor de las políticas de flexibilidad, que son las que ahora mismo se están aplicando, pero mantener un objetivo de equilibrio presupuestario entre distintos países, con distintas economías, no es en absoluto incompatible con la adopción de políticas socialdemócratas. En este libro de La fuerza de la socialdemocracia, nada más con los datos que aportamos de educación en la época de Felipe González en España, se podría desmentir lo que sostiene este filósofo francés.


P. ¿La socialdemocracia comienza en España cuando Felipe González dice en un congreso que "hay que ser socialista antes que marxista"?


R. Sí, sí, podría decirse así… Precisamente, José María Maravall, como se dice en esta biografía, tuvo una participación muy activa en ese discurso. Fue un momento muy importante en la historia del PSOE porque acabábamos de salir de la clandestinidad en la que, por cierto, en contra de lo que suele decirse, el partido tuvo una vida muy activa. Se repite que en la lucha contra el franquismo solo tuvo una participación relevante el Partido Comunista, y no es verdad. El PSOE tuvo una presencia importante, tanto en el interior como en el exilio, y lo relevante de esa frase que menciona es que ahí es donde comienza a forjarse el corpus del partido desde la radicalidad de la clandestinidad al partido de gobierno que requería la nueva democracia española. Esa adaptación a la realidad, esa transformación de una organización política para convertirla en una organización de poder, también es socialdemocracia.


P. ¿Y el giro a la izquierda que propició Pedro Sánchez cuando conquistó en las primarias la secretaría general del PSOE es también un gesto socialdemócrata?


R. Sí, porque cuando mejor funciona la socialdemocracia, como movimiento político de izquierdas, es cuando es una socialdemocracia radical. Cuando va a la raíz de los problemas y defiende los postulados identitarios de la socialdemocracia en relación a la fiscalidad, al gasto público para las conquistas sociales y los derechos de ciudadanía. Eso también lo vemos en los gobiernos de Rodríguez Zapatero, aunque otra cosa fue los requerimientos posteriores de la Unión Europea en la crisis de 2008. Precisamente, en esto es en lo que encontramos otra de las aportaciones más importantes de Pedro Sánchez como presidente: haber promovido en Europa una visión socialdemócrata de la salida de la crisis de la pandemia. No es que el PSOE se hubiera derechizado en la última etapa de Zapatero, es que esa fue la respuesta de la Unión Europea que ahora Pedro Sánchez ha conseguido modificar. El presidente de España es el primero que llega a Bruselas cuando estalla la primera ola del covid-19 y promueve una salida social a la crisis frente a las recetas de austeridad que se habían aplicado en 2008. Este logro es fundamental porque la socialdemocracia tiene que ser europea.


"No es que el PSOE se hubiera derechizado en la última etapa de Zapatero, es que esa fue la respuesta de la Unión Europea"


P. ¿Está usted seguro de que ese fue un mérito de Pedro Sánchez o es la propia Europa la que ya estaba convencida de que no se podían repetir los errores del llamado 'austericidio' de la crisis financiera de 2008? Los países ricos conocían cuáles habían sido las consecuencias y el enorme riesgo…


R. Todo esto lo viví cerca, muy directamente, como eurodiputado: el liderazgo de Pedro Sánchez fue decisivo. En primer lugar, porque fue el primero que lo dijo y, en segundo lugar, porque fue constante. También esto es fácilmente comprobable, basta con acudir a la hemeroteca de aquellos días y comenzar a contar la cantidad de reuniones y encuentros que tuvo Pedro Sánchez para convencer a la mayoría de los líderes del Consejo, pero también de la Comisión Europea, además de a los grupos políticos, de que era necesario adoptar una política expansiva, contra cíclica, de aumento del gasto a través de los fondos Next Generation o del programa Sure, que es el que financió los ERTES en España. En consecuencia, ¿fue decisivo el papel de Pedro Sánchez para esta salida socialdemócrata? Sí, se puede comprobar, y además de decisivo fue pionero, porque fue el primero que lo dijo. Fue Pedro Sánchez el que dijo antes que nadie que Europa necesitaba un Plan Marshall contra el covid. Para Europa, fue España quien propuso esa salida, el presidente del Gobierno de España.


P. Hay socialistas de viejo cuño en España, desde Alfonso Guerra hasta Ramón Vargas Machuca, que afirman que no se reconocen en este PSOE de ahora. Consideran que "pactar con los herederos de ETA y con los separatistas que quieren acabar con el régimen constitucional" no es admisible es un escándalo y un fraude al socialismo.


R. Yo creo que el problema que tienen es que compran los marcos conceptuales y de debate de la derecha. Para mí, es muy evidente. Estoy seguro, además, que no se reconocerían a sí mismos cuarenta años atrás, De hecho, yo les recomendaría que leyeran, o releyeran, un artículo que escribió el propio Alfonso Guerra en 1972, en El Socialista, que se titulaba Los enfoques de la praxis. En síntesis, el artículo refutaba las tesis de Rodolfo Llopis que no supo ver ni entender lo que ya estaba pasando en la militancia del PSOE, que clamaba por una renovación profunda y radical del proyecto político y estratégico del partido. Se estaba cuajando un cambio en las formas de funcionar y un nuevo liderazgo, el de Felipe González, que acabaría siendo indiscutible. De modo que sí, les recomiendo que lo vuelvan a leer y que se busquen en su papel de hace entonces, frente al inmovilismo de Llopis como secretario general. Verán como el papel que están jugando hoy dentro del PSOE es el de Rodolfo Llopis entonces; se reconocerán como los Rodolfo Llopis de hoy. De la misma forma, el artículo de Alfonso Guerra de entonces lo podría escribir cualquier dirigente de la ejecutiva de Pedro Sánchez en defensa de su proyecto.


P. Lo que ocurre es que justificar que se pacta con Bildu y con los independentistas porque eso supone renovar el partido, es muy forzado. ¿No le parece? El propio Guerra, en el prólogo de un libro de hace cuatro años, decía: "La mezcolanza de socialismo con el terror, la secesión y el populismo radical apunta a que el socialismo ha dejado de responder a sus pautas históricas".


R. Si, sí, conozco esa cita de Alfonso Guerra. Pero no la comparto en absoluto porque, nuevamente, supone olvidarnos de lo que decíamos. En el caso de Esquerra, se ha conseguido que se incorporen a una vía negociadora muy interesante, que se percibe sobre todo en Cataluña, y en el caso de Bildu, nos olvidamos, como digo, de las muchas veces que dijimos 'o votos o bombas'. Gracias a la democracia española, a su fortaleza, se venció al terror y cuando eso sucede, cuando ya solo cuentan los votos, no se le puede anular como actor político. No es serio que se pretenda invalidarlos como diputados, que se les niegue la capacidad de negociar... No es serio, repito.


P. Por ese mismo razonamiento, debería usted concluir que tampoco pasa nada cuando el PP pacta con VOX y, sin embargo, en ese caso, el PSOE lo considera un hecho gravísimo que convierte a los populares en un partido de extrema derecha. Si el PP 'blanquea' a VOX, como dicen ustedes, ¿por qué no decir lo mismo del PSOE con Bildu?


R. No son situaciones comparables, y se lo digo como historiador. Los partidos de extrema derecha ponen en riesgo las democracias cuando entran en los sistemas parlamentarios. Eso ha sido así a lo largo de la historia. Por tanto, no se puede equiparar. VOX es un partido de extrema derecha, neo franquista, y el PP lo está blanqueando.


"Vox es un partido de extrema derecha, neofranquista, y el PP lo está blanqueando"


P. Por sintetizarlo, lo que José María Maravall y usted defienden es que Pedro Sánchez es un "reformista radical" y que como socialdemócrata no se diferencia ni de Felipe González ni de Zapatero.


R. Es evidente que existe una continuidad en los tres gobiernos del Partido Socialista, tanto las políticas como en el corpus ideológico socialdemócrata. ¿Con matices? Evidentemente, pero con una continuidad programática identificable.


P. La mayor crítica que se le hace a Sánchez es su cesarismo y haber laminado toda oposición y crítica interna.


R. Yo le contesto con datos, no con impresiones ni adjetivos. Pedro Sánchez es el único secretario general del PSOE que ha sido elegido siempre por los militantes, pero particularmente en las primarias de 2014 y de 2017. Es el que más ha profundizado en las reformas que hacían falta para la democratización del Partido Socialista, con más participación de todo y con transparencia. Eso es lo que yo viví como secretario de organización y es lo que disfruto ahora como militante. Pedro Sánchez es el mayor transformador interno de la democracia del PSOE.


P. Bueno, el cesarismo del secretario general se produce, precisamente, por ese procedimiento de primarias que, según quienes lo critican, es perverso.


R. El procedimiento de primarias es irrenunciable, no hay una posible marcha atrás. De hecho, quienes critican las primarias, y dicen eso de que es un sistema perverso, no se dan cuenta de que quienes están desfasados son ellos. Sería como cuestionar la propia democracia, un hombre un voto. Los militantes de los partidos políticos no van a renunciar a ese derecho democrático porque la propia Constitución los reconoce como instrumentos necesarios, fundamentales, de participación política en nuestro Estado de Derecho. ¿Y que hay cesarismo, dice usted?


Pues mire, para nada. Pedro Sánchez está sometido como secretario general a distintos contrapesos que existen dentro del Partido Socialista, desde las organizaciones territoriales hasta el comité federal.


P. Hombre, mucho debate interno no parece que haya en el comité federal…


R. El comité federal del PSOE es de los órganos políticos más conocidos de la historia de España y, por eso, hay investigadores que estudian los debates que allí se producen. ¿Cómo que no hay críticas internas? Pues yo veo constantemente a muchos dirigentes del partido que dicen lo que les da la gana. Lo que ocurre, que es lo que no se asume, es que la mayoría de los dirigentes y militantes del PSOE tenemos una opinión coincidente con su líder y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. A lo mejor es eso lo que no gusta, pero esa es la realidad dentro del Partido Socialista. Por supuesto que hay críticas internas y diferencias, pero desde hace tiempo la mayoría del partido está de acuerdo con la dirección.


P. Le he oído decir que estamos a la mitad de la etapa de Gobierno de Pedro Sánchez. ¿Tan seguro está?


R. A la mitad de su etapa de Gobierno o, incluso, menos. Yo veo a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España por bastantes años más. Ya verá cómo la gestión que está haciendo merecerá la confianza mayoritaria de los españoles.


"Estoy muy orgulloso de cada encargo que me hace Sánchez y de estar a sus órdenes"


P. Es curioso, tanta contundencia, porque ninguna encuesta lo dice así…


R. La verdad es que no consumo muchas encuestas, es mi honesta impresión: estoy convencido de que la compartirán la mayoría de los españoles tanto en mayo como a finales de año en las elecciones generales, porque en ambas ganará el PSOE.


P. Una última cosa. Imagino que habrá muchas personas que, al leer esta entrevista, dirán, "pues sí que se ha reconciliado César Luena con Pedro Sánchez…". Me refiero a cuando usted lo abandonó para apoyar a Patxi López en las primarias, a pesar de que había sido su secretario de organización.


R. Bueno, estas cosas… A ver, todo el mundo conoce lo que hemos hecho cada uno y de las cosas de las que podemos estar relativamente orgullosos o pensar que estábamos equivocados. Pero, en todo caso, no creo que yo haya estado nunca realmente enfrentado a Pedro Sánchez como para tener la necesidad de reconciliarme. En su día fui su secretario de organización, luego la dirección del partido decidió enviarme a Europa, que es donde estoy. Solo puedo decir que estoy muy orgulloso de cada encargo que me hace y de estar a sus órdenes.


Artículo disponible en www.elconfidencial.com

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