Los bosques, nuestros mejores aliados

La Unión Europea se ha comprometido a convertirse en un espacio climáticamente neutro de aquí a 2050, lo que requerirá tanto reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero como aumentar las emisiones negativas. La forma más barata, efectiva y fácil de hacerlo es protegiendo y restaurando nuestros bosques y otros ecosistemas naturales, aunque desgraciadamente no es lo que está sucediendo.


Los bosques son el soporte de la vida en nuestro planeta, cubren el 30% de la superficie terrestre mundial y albergan el 80% de su biodiversidad. Son unidades multifuncionales que aportan grandes beneficios medioambientales, sociales, económicos y culturales si son gestionados sosteniblemente, esto es, si se administran y usan de forma y en intensidad tales que mantengan su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y su potencial para atender ahora y en el futuro las funciones ecológicas, económicas y sociales relevantes sin causar daño a otros ecosistemas.


En Europa, los bosques constituyen casi la mitad de la superficie de la Red Natura 2000, para la que tienen una importancia crucial. Sin embargo, los conocimientos sobre la aplicación de Natura 2000 en los bosques y sus efectos sobre la biodiversidad, el cambio climático, la gestión forestal y otros usos del suelo son fragmentarios. Igualmente, no hay equilibrio entre la conservación de la biodiversidad y el concepto de bosque como unidad productiva, concepto este último muy defendido por los grandes Estados miembros con amplia superficie boscosa del norte de Europa.


En este marco, es necesario que los Estados actúen con una mejor comunicación y transparencia sobre  su gestión, un mayor peso de la conservación y restauración en el desarrollo de sus estrategias y en la respuesta al cambio climático, así como una política europea integrada de uso de la tierra y conservación que evite los conflictos con otros sectores.


Una de las causas del declive mundial de los bosques es la degradación forestal y la deforestación. Aunque la UE no cuenta con grandes extensiones de bosques como América del Sur o el sudeste asiático,  es la causante del 10% de la deforestación mundial a través de la importación y consumo final de productos básicos como el aceite de palma, la carne de vacuno, la soja, el cacao, el maíz o la madera. Por ello, es fundamental que la UE adopte las medidas necesarias para conseguir cadenas libres de deforestación y la salvaguarda de los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales, así como una legislación que prohíba la importación en nuestro territorio de cualquier producto resultado de la tala ilegal de árboles.


Es lamentable cómo los bosques primarios están disminuyendo rápidamente en todo el mundo, suponiendo hoy en día sólo el 32% de los bosques del planeta. Los bosques primarios son únicos e irremplazables. Incluyen los ecosistemas terrestres más biodiversos del planeta y proporcionan beneficios esenciales para la mitigación y adaptación al cambio climático. Por ello, las políticas forestales nacionales, europeas e internacionales deberían priorizar la conservación de los bosques primarios y centrarse en la restauración más que en la forestación.


Por todo ello, y para conseguir ser climáticamente neutros en carbono en 2050, la UE necesita además de un plan ambicioso para reducir las emisiones, una visión a largo plazo de bosques ecológicamente resistentes y un plan para abordar conjuntamente las crisis del clima y la biodiversidad.


Artículo publicado en www.efeverde.com.

Back