F. VOGEL/EFE
«La guerra de Rusia no es solo contra Ucrania, es una guerra contra toda Europa», advierte Luena

Europa ha dado una respuesta firme a la invasión de Rusia a territorio ucraniano. Además de una resolución en la que expresamente afirma que «condena en los términos más enérgicos la agresión militar ilegal, no provocada e injustificada de la Federación Rusa contra Ucrania y la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa, así como la participación de Bielorrusia en esta agresión», la Unión Europea ha adoptado una serie de medidas sancionadoras contra el régimen de Putin.


Además, la resolución aprobada por el Parlamento Europeo pide que se amplíen esas sanciones –como ya han hecho la mayoría de los estados miembros hasta en cuatro ocasiones– y se castigue también a «los responsables de corrupción de alto nivel en Rusia y Bielorrusia, así como contra oligarcas y funcionarios cercanos a los dictadores» y de la misma forma se exige que «los estados miembros y países aliados con planes de residencia por inversión que revisen a todos los beneficiarios de este estatus de residencia y revoquen los estatus otorgados a los rusos ricos y sus familias, especialmente aquellos relacionados con personas y empresas sancionadas». [...]


Una de las consecuencias de la guerra está siendo la escalada de los precios energéticos. En este sentido, César Luena –vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo– reconoce que «la guerra de Putin tiene consecuencias humanitarias, económicas y, también, energéticas. El alarmante crecimiento de los precios de la energía –muy presionados ya tras la pandemia– nos obliga a actuar sobre nuestra dependencia del gas y petróleos rusos. Para ello sirve la reciente propuesta de la Comisión, REPowerEU, además de para acelerar nuestra transición energética que, en línea con el Pacto Verde Europeo, prevé impulsar el despliegue de las energías renovables».


Luena coincide con Pedro Sánchez en que «la siguiente tarea comunitaria es conseguir parar el contagio del precio del gas al resto de energías. Y es que no tiene sentido que un combustible fósil encarezca las facturas de los consumidores europeos cuando disponemos de energías renovables, que son mucho más baratas que el gas (además de verdes)».


Y el riojano apoya sus afirmaciones en datos de España: «El año pasado el 45% de la generación de nuestra energía provenía de las fuentes renovables frente a un 15% del gas. De ahí la importancia de la gira que emprendió el presidente la semana pasada por países de nuestro entorno para trabajar la idea de desacoplar el precio del gas del de la energía eléctrica», explicó. 


Artículo disponible en www.larioja.com

Back