La energía nuclear no es la solución a la descarbonización

La energía nuclear es una energía del pasado, no del futuro. La descarbonización de la economía necesita enfocarse en las llamadas “energías renovables” para garantizar una transición sostenible a la neutralidad climática.


Desde la construcción en 1951 de la primera planta de energía nuclear experimental en Estados Unidos y de la primera central nuclear de uso comercial en Obninsk, en la antigua URSS, en 1954, la controversia sobre la necesidad de usar la energía nuclear para la alimentación eléctrica se ha mantenido en el tiempo. Leyendo un artículo que se publicó veinte años después de la puesta en funcionamiento de la central del Obninsk, me llama la atención cómo los autores escribían en respuesta a los escépticos que desde los años 50 venían expresando sus dudas, que “la energía nucleoeléctrica ha demostrado ser fiable, sin riesgos y económica”.


Sin embargo, setenta años después de las primeras centrales nucleares, esa aseveración de las bondades de la energía nuclear queda en entredicho. Desde entonces, tres accidentes nucleares de consecuencias devastadoras (Three Mile Island, Chernóbil y Fukushima) han puesto en evidencia los riesgos de un desastre nuclear, el armamento nuclear ha proliferado de manera alarmante y el coste de construcción de las centrales nucleares ha resultado ser bastante elevado. 


El gran reto al que hacemos frente en las próximas décadas, más allá del aumento de los precios del carbono y del gas y la consecuente subida de los precios de la energía, es sustituir los combustibles fósiles e ir reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero para evitar que las temperaturas aumenten más de 1.5ºC con respecto a los niveles de 1990, hasta alcanzar la neutralidad climática en 2050. Este reto no es sólo un reto de Europa. Nuestro sistema climático global no entiende de fronteras y si la neutralidad climática no se alcanza a nivel planetario, el clima quedará gravemente desestabilizado y las consecuencias devastadoras de ello ya han sido ampliamente explicadas por el IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático. [...]


La descarbonización de la economía necesita de soluciones globales y limpias y la solución se llama “energías renovables”. En el mix energético español la energía eólica ha superado ya a la energía nuclear y las renovables suponen en la actualidad casi la mitad del total energético. Tanto a nivel global como a nivel europeo con el Reglamento de Taxonomía, los esfuerzos, las políticas y las inversiones tienen que centrarse en el desarrollo de energías renovables, porque son las más limpias, porque son las más verdes, porque no se agotan, porque pueden desplegarse a nivel planetario y porque son las únicas que pueden garantizarnos nuestra transición sostenible a la neutralidad climática. 


La energía nuclear es una energía del pasado, no del futuro.


Artículo disponible en www.eldiario.es

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