Salvar al planeta y salvarnos con él

El planeta se está calentando. El calentamiento y la alteración del sistema climático está provocado por la acción de la humanidad. El cambio climático, de hecho, ya ha alterado los sistemas naturales y humanos. Todas estas afirmaciones son hechos demostrados por la ciencia, donde destaca el Grupo Internacional de Expertos sobre el Cambio Climático (GIEC), también conocido por sus siglas en inglés, IPCC. Creado en 1988 en el seno de las Naciones Unidas, el GIEC evalúa los efectos e impactos del cambio climático basándose en los datos científicos disponibles. 


A finales de febrero, el Grupo de Trabajo II - dedicado a los impactos, la vulnerabilidad y la adaptación, publicó su contribución al informe del IPCC, cuya versión final se hará pública a finales de 2022. Su conclusión es que la evidencia científica es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y para la salud del planeta. Un hecho que se suma a los mencionados anteriormente y que ratifica, a su vez, otros como que los cambios del clima han causado “impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y en los océanos”. [...]


El informe apunta también a que el cambio climático ha causado daños sustanciales y pérdidas irreversibles en los ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros y de alta mar. Además, más de 3 millones de personas viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático, que se ve exacerbado por las desigualdades entre y dentro de las distintas regiones. Los expertos avisan que, a medio y largo plazo, el cambio climático provocará numerosos riesgos para los sistemas naturales y humanos. No obstante, su magnitud y ritmo dependerán de las acciones de mitigación y adaptación que se implementen en el corto plazo. Aun así, alertan de que los impactos son cada vez más complejos y difíciles de gestionar, debido a que estos fenómenos extremos interactúan entre si y se extienden en cascada por distintos sectores y regiones.


La buena noticia es que no todo está perdido todavía. La mala es que nos estamos quedando sin tiempo. El informe no deja lugar a dudas: tenemos que superar las limitaciones financieras y de gobernanza y atajar el problema que supone el cambio climático para nuestros sistemas naturales y humanos. Las acciones que pongamos en marcha ahora serán clave para evitar una mayor pérdida de biodiversidad, un empeoramiento de la seguridad alimentaria y nutricional y un aumento de los riesgos para infraestructuras claves. Además, evitarán muertes prematuras causadas por el cambio climático, que según la ONU es ya responsable de una de cada cuatro.


La Unión Europea, teniendo como estandarte el Pacto Verde Europeo, lidera el trabajo a nivel global para evitar que la situación climática de nuestro planeta empeore todavía más. Por eso, el año pasado el Parlamento Europeo respaldó mi propuesta dentro de la Estrategia de la UE sobre Biodiversidad de aquí a 2030 para exigir que la UE cuente con una Ley Europea de Biodiversidad. El objetivo, naturalmente, es garantizar que antes de 2050 los ecosistemas se hayan recuperado, sean resilientes y estén adecuadamente protegidos. Este punto cobra especial relevancia si tenemos en cuenta que el informe del IPCC señala que menos del 15% de la tierra, 21% del agua dulce, y el 8% de los océanos son áreas protegidas. [...]


La transición ecológica no puede esperar más. Y el informe del IPCC es una muestra más de que, si no actuamos ahora, pronto será muy tarde. 


Artículo disponible en www.eldiario.es

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