“La tecnología de impulso genético anticipa una revolución”

El eurodiputado riojano César Luena ha auspiciado y participado hoy en un evento sobre ingeniería genética de las especies silvestres en representación del Grupo Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo y en colaboración con los Verdes/EFA, Partido Popular Europeo, Renew Europe y GUE.
El webinario ha abordado un campo científico emergente llamado "biología sintética", un término igual de controvertido que la tecnología que cubre y que permite reescribir el código genético de microorganismos para obtener medicamentos o producir ciertos químicos. El rápido progreso de esta tecnología y las posibilidades que ofrece su aplicación (por ejemplo, ayudar a plantas y animales amenazados a aumentar su resiliencia o alterar permanentemente poblaciones completas de especies para erradicar vectores de enfermedades) plantean serios problemas y cuestiones éticas con repercusión para con la salud animal, vegetal y humana.


En el marco del Informe sobre la Estrategia de la UE en materia de biodiversidad para 2030 del que es ponente el diputado riojano, este evento ha explorado la ingeniería genética de las especies silvestres como medio para proteger la biodiversidad. En concreto, el webinario ha acogido un debate sobre el uso de la llamada tecnología de "impulsos genéticos" para contrarrestar las amenazas como las especies exóticas invasoras, por ejemplo.


“Esta tecnología [de impulso genético] promete una revolución en muchos campos de la ciencia: desde la lucha contra las bacterias multirresistentes, el cáncer o el despliegue de la medicina personalizada hasta la aplicación de las mismas a cultivos o animales de granja para asegurarnos nuestra subsistencia”, ha asegurado Luena. Sin embargo, “mientras que los promotores de la biología sintética aplicada a la vida silvestre promueven su uso para eliminar las especies exóticas invasoras de los ecosistemas amenazados, otros advierten que se trata de una "reacción en cadena genética" incontrolable e irreversible que, una vez probada o utilizada en la naturaleza, no sólo podría dañar permanentemente los ecosistemas y acelerar aún más la pérdida de biodiversidad sino que tendría también importantes implicaciones en la relación de la humanidad con el mundo natural”, explica el riojano.


El dilema moral que plantea esta tecnología no es menor. Modificar genéticamente un mosquito para acabar con la malaria y salvar la vida de millones de personas puede resultar una buena idea, pero ¿y si tiene efectos colaterales indeseados y en cadena? La biodiversidad mantiene y se sostiene sobre un equilibrio precario, pero fundamental. Cuando el ser humano altera ese equilibrio, invariablemente hay consecuencias. “Además”, apunta Luena, “hay un vacío  normativo [...] a nivel nacional, de la UE e internacional”. Por este motivo y a pesar de sus prometedoras aplicaciones, el Parlamento Europeo ha seguido un principio de precaución y ha pedido hace apenas un año la adopción de una moratoria mundial sobre los primeros ensayos ambientales de campo para la impulsión genética. “La tecnología de impulso genético anticipa una revolución. Por eso, deben imponerse los criterios éticos de precaución, control y supervisión”.


Luena ha finalizado con un llamamiento a la prudencia, sin cerrar la puerta al futuro. “[La biología sintética] puede ser una herramienta para conservar la naturaleza una vez que haya una evaluación exhaustiva de estas tecnologías que determine que son convenientes y seguras”. No obstante, no ha querido olvidarse del trabajo que queda por hacer para atajar la pérdida de biodiversidad actual, recordando que “habrá que abordar directamente los grandes causantes directos de la pérdida de biodiversidad [...] y proponer [...] posibles soluciones específicas o medidas concretas a adoptar para cada uno de ellos”, tarea de la que se ocupará el riojano en su Informe sobre la Estrategia de biodiversidad de la UE para 2030.

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