Fuertes en la adversidad

El 18 de abril se cumplieron 70 años desde que la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) se puso en pie. Significó el primer cimiento de la unidad de una Europa devastada que se proponía construir un proyecto de integración como solución de futuro. Desde entonces, la divisa «unida en la diversidad» ha sido la mejor referencia posible en un camino nunca fácil de transitar: la cesión de poder soberano en marcos más amplios y compartidos.


Para quienes midan el tiempo, y lo que a su través se alcanza, con criterios cortoplacistas, puede que les parezca insuficiente el estadio actual en el que se encuentra la Unión. Sin embargo, si pensamos históricamente, ejercicio que siempre nos protege de la «rabiosa (y ególatra) actualidad», el proyecto europeo ha conseguido instalar una dinámica de cooperación entre las naciones europeas, dotándolas de un mecanismo y de una estructura que podríamos catalogar como prefederal. Además, los 27 países socios contamos con grandes políticas transnacionales de carácter estratégico y solidario, como son la PAC y los fondos estructurales y de inversión. [...]


Pero, hoy, en el Día de Europa, quiero referirme a los tres grandes retos de nuestras sociedades: el Pacto Verde Europeo, la digitalización y la prevalencia de la Europa social. Los tres están relacionados y tienen mucho que decir, si bien el primero es quizás el que más suena, sobre todo entre los jóvenes. El Pacto Verde persigue convertir a la Unión en el primer continente climáticamente neutro en carbono para 2050. Y para conseguirlo se propone actuar de manera transversal en la política europea y, muy especialmente, con la próxima Ley europea del Clima recientemente aprobada en el Parlamento Europeo.


Con unos primeros objetivos vinculantes de reducción de los gases de efecto invernadero del 55% fijados para 2030 (más los que están por llegar para 2040), esta piedra angular del Pacto nos obligará, sin duda, a replantearnos muchas cosas. Entre ellas, nuestra relación con el entorno. La nueva Estrategia de Biodiversidad para la UE 2030, de la que soy ponente, pretende precisamente reforzar esa relación para proteger, conservar y restaurar la biodiversidad perdida, enlazándola con la lucha contra el cambio climático al entender que ambas causas son partes de un mismo problema.


La década digital que se ha marcado la Comisión Europea, por otra parte, es un reto necesario para lograr la digitalización de la Unión, contribuyendo al Pacto Verde, así como a la creación de empleo de calidad, sostenible y moderno adaptado al siglo XXI. Por eso el enfoque europeo se basa en tres pilares: la tecnología (inteligencia artificial, 5G...), la economía (estrategia industrial, ley de mercados digitales, ley de servicios digitales...) y la sociedad (identidad electrónica europea, ciberseguridad, capacidades digitales...).


Por último, la Europa social, el corazón del proyecto europeo, va a reforzarse con dos proyectos importantes en los próximos meses (la estrategia para el futuro de Schengen y la directiva de salarios mínimos) que se suman a la miríada de acciones, programas y políticas bien conocidas y reforzadas con los últimos presupuestos comunitarios para el periodo 2021-2027 como la Garantía Juvenil, Erasmus+ o la Agenda de Capacidades Europea.


En un día como hoy de conmemoración y de celebración, animo a todas las lectoras y a todos los lectores a que sigan renovando su confianza en el proyecto europeo, a que desplieguen un europeísmo convencido de que es el proyecto más fuerte y mejor para navegar no solo ante la adversidad, sino en el mundo global actual y futuro. ¡Viva Europa!


Artículo disponible en www.larioja.com

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